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Al alcance de los niños

Durante 2022, toda suerte de ferias, fiestas y eventos a lo largo de nuestra geografía contaron con los mejores participantes y públicos posibles: los niños de Colombia. Un balance.
Jaime Andrés Monsalve, jefe cultural

El pasado 24 de noviembre, después de dos años en la virtualidad, Leticia volvió a vivir la riqueza musical de la frontera con Brasil y Perú en su Festival de la Canción Amazonense “El Pirarucú de Oro”. Había muchas razones para festejar el tan anhelado regreso. Una de ellas en particular fue celebrada por propios extraños dada su pertinencia absoluta: la imposición de una nueva categoría dedicada al desarrollo del formato instrumental de la murga desde la infancia.

La murga es la célula instrumental de la música amazonense, y está determinada por su organología que incluye instrumentos como percusión menor y al menos un instrumento que lleve la melodía como saxofón, acordeón de teclas o rondín, o armónica. Desde 2020 se permitió en el concurso la incorporación de guitarras acompañantes. A partir del arranque del Festival, hace 33 ediciones, la murga ha sido protagonista como parte del concurso en categoría adulta. Pero en 2022, en consonancia con el regreso a la presencialidad, los organizadores del evento decidieron abrir una nueva plaza para premiar a las murgas conformadas por niños, en la llamada categoría infantojuvenil.

“A través del tiempo ocurrió que las murgas, que nacieron aquí en Leticia, se fueron convirtiendo en un formato recurrente de las poblaciones indígenas por todo el departamento”, explica Emilio Erazo, director del Pirarucú de Oro. “La idea con la nueva categoría para menores de edad es seguir rescatando desde la infancia ese formato tradicional y popular para garantizar su perpetuidad”.

Mientras ello ocurría en el Amazonas, las noticias no eran las mejores para uno de los eventos bandera en el desarrollo de la música andina colombiana desde la infancia. La falta de recursos impidió que se llevara a cabo la edición nacional del Festival Cuyabrito de Oro, en la que sería su edición número 21. A la víspera del arranque, los apoyos públicos y privados no alcanzaban a cubrir el 50% del presupuesto de 100 millones, necesario para la realización decorosa del evento.

Fue así como este año no hubo posibilidad de exaltar a ganadores nacionales en las categorías de solista vocal, duetos, instrumental obra inédita y baile en pareja. Sin embargo, para hacer de la crisis una oportunidad, la decisión tomada por la Fundación Festival Infantil de Música Andina Colombiana fue realizar un pequeño Cuyabrito, a escala únicamente departamental, en la población quindiana de Montenegro. “Estamos pasando por un momento difícil, pero la idea es enviar un mensaje y es que el Cuyabrito no muere, está vivo y lo vamos a mantener”, aseguró en su momento a nuestra web Tobías Bastidas, director del festival.

Ese tipo de contrastes caracterizó la vuelta a la presencialidad de los eventos que tuvieron por protagonista a la infancia en Colombia. Pero por fortuna fueron muchos los eventos en los que la música, la literatura, la danza y las manifestaciones de las artes plásticas y visuales convocaron a miles de pequeños y pequeñas en formación. De esta manera, se dan pasos hacia lo que Gabriel García Márquez pedía cuando propendió “por un país al alcance de los niños”.

Pequeñas fiestas gigantes

Radio Nacional de Colombia fue testigo de muchos eventos en los que los niños y los padres encontraron alternativas de estimulación de las capacidades, de desarrollo de las habilidades y, sobre todo, de entretenimiento. Una revisión a vuelo de pájaro con el apoyo de los líderes de los diferentes equipos descentralizados y emisoras de paz de la radio pública permitió hacer una taxonomía de las actividades más importantes que en materia de infancia fueron cubiertas –e incluso organizadas– por nuestros compañeros.

Definitivamente la música y la danza van de la mano cuando hablamos de infancia. Así lo demostraron diferentes eventos como la muestra infantil Mateo Ibarra del Festival de Música Andina Colombiana Mono Núñez, de regreso en el tradicional espacio de la población vallecaucana de Ginebra en el mes de junio. Algunas semanas atrás, a finales de abril, el Festival de la Leyenda Vallenata daba cuenta de la muy buena salud del concurso en la categoría de Rey Infantil, donde se destacó la presencia de jóvenes ejecutantes que cada año llegan de muchos lugares del país, incluidos territorios no necesariamente emparentados con la música de acordeón.

En la población araucana de Saravena se llevó a cabo una nueva edición del Festival Departamental Infantil del Folclor Llanero Garcerito de Oro, semillero de las nuevas generaciones en la interpretación, el canto y el baile de golpe recio, pasaje, seis por derecho y demás variantes del joropo y la música llanera. Eventos como esos garantizan el desarrollo de procesos tendientes al resguardo de esas tradiciones hacia futuro.

Otros festivales folclóricos contaron también con su oportuno componente para la infancia. Tal es el caso del Festival Antero Agualimpia, dedicado al célebre compositor de “Tío Guachupecito”, el más importante evento dedicado a la música tradicional del Pacífico Norte y a géneros como la chirimía, el tamborito, el currulao y el abozao. En su versión Número 11 hubo una nutrida participación de grupos de instituciones educativas. Además de ello, en el marco del Festival Nacional de Gaitas, hubo un acto especial para los niños vinculados a diferentes escuelas musicales, herederos ancestrales de las gaitas, las maracas y los tambores que llegaron desde Arjona, Turbaco y otras poblaciones de Montes de María. Allí mismo hubo también un importante componente de danza infantil.

Y si de baile se trata, pocos con la destreza de los niños. Entre el 26 al 30 de octubre, en la edición número 17 del Mundial de Salsa de Cali, hubo gran participación de las escuelas de danza, tanto de Cali como de diferentes municipios del Valle. “Niños desde los 5 años hasta otros entrados en la adolescencia hicieron parte de la programación en calles y escenarios”, comenta Juan Carlos Arana, líder del equipo de la emisora de Paz de Florida, Valle. “Pertenecer a estas escuelas le ha permitido a cientos de niños del departamento tener una manera de invertir el tiempo libre”, asegura.

 

En tierras tolimenses se llevó a cabo, entre el 1° y el 3 de octubre pasados, el Segundo Encuentro de la Red de Escuelas de Música por la Paz del Sur del Tolima. La población de San Antonio recibió a más de 200 artistas de música y danza tradicional de los departamentos del Meta, Cundinamarca, Boyacá y Tolima, como parte de una iniciativa nacida para fortalecer los procesos por la paz que se adelantan en los municipios de Rioblanco, Ataco, San Antonio, Planadas, Guamo y Chaparral, para construir tejido social a través de la música, generando así espacios de formación y convivencia para niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

Otros eventos que contaron con la participación de la infancia fueron las ferias del libro a lo largo del país. Cada una de ellas dispuso de espacios dedicados a la divulgación de la literatura infantil y juvenil, junto con muestras, lanzamientos, lecturas compartidas, etc. El Caribe Cuenta, evento dedicado a la promoción de lectura y fomento a la escritura en Barranquilla, sin ir más lejos, llevó a cabo el evento denominado Ronda de Cuentos Bajo la Sombra de los Árboles, un semillero de narradores que reunió a niños y niñas hasta los 17 años, de Barranquilla y de pequeños invitados de la ciudad mexicana de Guanajuato, con quienes compartieron lecturas durante dos días.

Nuestro aporte propio

Además de las diferentes iniciativas que involucraron a la infancia en materia de ferias, fiestas y festivales, Radio Nacional de Colombia también mantuvo como una de sus preocupaciones esenciales la participación de los niños y niñas en sus eventos propios.

El espacio descentralizado Cultura, Diálogo y Reconciliación, emitido de lunes a viernes en nuestra red de emisoras de paz, fue protagónico en ese sentido. El 22 de abril, un día antes del Día del Idioma, los estudios se unieron en una proverbial transmisión que evidenció la necesidad de fomentar el interés por la lectura desde temprana edad, llevando como una disculpa para ello a nuestra radio misma y alimentando la curiosidad de los más pequeños por las letras y los medios de comunicación.

Ese día, nuestros compañeros de la emisora en Fonseca, La Guajira, se emplazaron hacia la Institución Educativa Roig y Villalba para divulgar los intereses de un grupo de estudiantes que llevan a cabo el proyecto La Cabina Literaria. Con ellos se habló de la importancia de la literatura, la lectura y el buen uso del idioma, mientras compartieron poemas y prosas escritas por ellos mismos, con el acompañamiento del escritor y pedagogo local Miguel Peralta Mendoza. A dicha transmisión se unieron nuestros compañeros de la emisora de paz de Algeciras, Huila, quienes transmitieron desde la Institución Educativa Ciudad de Barranquilla. Allí, mientras los alumnos contaban sus experiencias desde la clase, fueron aprendiendo un poco más acerca de las dinámicas de la radio.

En consonancia con ello, en Pasto se realizó el espacio La Tarima desde la Institución Educativa La Normal de Pasto, el sábado Día del Idioma. “Allá hicimos el programa, en el que se dieron a conocer proyectos encaminados al tema de comunicación y radio por parte de estudiantes de primaria y bachillerato. En el programa dimos a conocer a gente que había escrito poemas y canciones”, cuenta Diego Camilo Burgos, compañero de Radio Nacional Nariño. Una de las mayores fortunas fue el eco que dejó la presencia de la radio pública dentro del estudiantado, pues decenas de estudiantes de ese y otros colegios, sobro todo en aquellos que se llevan a cabo procesos en música, empezaron a acudir a la emisora para hablar de sus proyectos.

En Villavicencio, tras un acercamiento con la Agencia de Normalización y Reincorporación, se trabajó con niños, niñas y adolescentes de un sector vulnerable que hace parte de un programa llamado Mambrú. A un total de 14 niños entre los 7 y los 15 años se les enseñó qué es la radio, se les hizo capacitación en escritura de guion para podcast o relato breve y la idea es continuar con ellos el trabajo, con miras a desarrollar productos sonoros.

Otros trabajos que nuestros compañeros recuerdan con especial agrado en torno al trabajo con la infancia fueron la publicación de vídeo en redes sobre niños indígenas que aprenden la lengua materna del pueblo Murui, con ayuda de una profesora bilingüe

Y desde el estudio de Convención, Norte de Santander, se exaltó la labor de los niños que están mezclando el rap y la carranga en el Catatumbo.

Radio Nacional de Colombia

En 2023, la infancia seguramente seguirá siendo una prioridad en diversos procesos artísticos y culturales. Y ahí esperamos estar para testificarlo.
 

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