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Día internacional del té: una bebida universal

¿Te gusta el té? Celebra con nosotros del #DíaInternacionalDelTé, te contamos algunas de las cualidades de esta deliciosa bebida.
Ana María Lara

“Se bebe té para olvidar el ruido del mundo” decía el filósofo chino Lu Yu (siglo VIII), llamado el padre del té, por su libro enciclopédico sobre el tema. Mencionar el té en Occidente significó durante mucho tiempo una alusión a la aristocracia, especialmente a la inglesa; a conversaciones literarias y al ocio. Pero hoy, el té es celebrado como uno de los alimentos claves de una dieta saludable. Y se ha multiplicado en colores y sabores, haciendo felices quienes pregonan una vida sana.

Para entender su evolución universalmente encantadora hay que remontarse a la Antigüedad y sus leyendas. Cuenta la narración oral que unas hojas se desprendieron de un árbol para caer en una olla de agua hirviendo. A poca distancia estaba el emperador chino Shennong. La bebida que quedó de aquella infusión le pareció deliciosa.

Otra historia, de corte más místico, reza que el fundador del budismo Zen, Bodhidharma, se cortó los párpados que, al caer al suelo, se transformaron en hojas de té.

El comercio de té estuvo inicialmente en manos de portugueses y neerlandeses que se apoderaron del comercio de los productos de Oriente. El té se produjo inicialmente en China y Japón. Luego, el comercio de las hojas se volvió casi monopolio de Inglaterra, a través de su Compañía de las Indias que desde 1600 controló el comercio en la zona del océano Indico. Esta concentración del negocio duró hasta 1858, cubriendo la India, Birmania, Singapur, Hong Kong, las Filipinas y Java. Inglaterra expandió la cultura del té en la India, al tiempo que lo hizo con el opio en China. En el siglo XIX India adoptó este cultivo.

Del té se han escrito muchos textos; ensayos, cuentos, poesía. Se le asocia con la armonía espiritual y mental. No obstante su cultivo puede ser dañino para el medio ambiente, pues implica deforestación y el uso de grandes cantidades de agua. Además, su historia estuvo atada a procesos coloniales y a formas esclavistas de trabajo.

Los chinos toman té a todo lo largo del día. En las ciudades es frecuente encontrar Casas de Té que a la vez son sitios de reunión alrededor de la agradable bebida. La ceremonia del té en Japón es más compleja. Este fue introducido en ese país por monjes budistas y fue progresivamente adoptado por la nobleza y los samuráis hasta llegar al conjunto de la población. La ceremonia es un ritual largo –aproximadamente cuatro horas-, donde un grupo de máximo cinco personas se reúnen para compartir el camino del té, que abarca cuatro elementos: armonía, serenidad, respeto y pureza.

El té llega a Europa en el siglo XVII. Tiene enseguida un éxito sorprendente en las monarquías, a la vez que en todos los sectores de la sociedad. Se cuenta que la reina Victoria de Inglaterra -que reinó durante una gran parte del siglo XIX- organizaba para los desempleados, la gente sin vivienda y las prostitutas unas sesiones de ingesta de té con las que se buscaba combatir el alcoholismo.

Hay variedad de tés: té negro, té verde, té mezclado con flores, té de jazmín, entre muchos otros. En cuanto a la salud, el té es considerado como una bebida muy benéfica. Es estimulante porque contiene un poco de cafeína y es a la vez relajante. Se dice que ayuda prevenir el cáncer, tiene antioxidantes, también ayuda a prevenir accidentes cardiovasculares, pero también tiene efectos nocivos sobre los dientes, con erosión del esmalte y manchas oscuras, e inhibe la asimilación del hierro en el organismo. Sin embargo, el té sigue teniendo muy buena fama y hoy es la bebida más consumida en el mundo después del agua y antes del café.

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