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Javiera Londoño: de rosarios, testamentos y liberaciones

Al final de sus días, contra todo pronóstico, Javiera comenzó a estrechar amistad con sus propios esclavos.
Javiera Londoño, liberadora de esclavos | Esclavitud en Colombia
Imagen: Centro Cultural Javiera Londoño
Daniel Santa

Quiero hablarles de Javiera Londoño, una mujer que, por allá a mediados del siglo XVIII, se convirtió en precursora indiscutible de la liberación de esclavos en Colombia. Más que un personaje emblemático de la historia de Antioquia, Javiera Londoño se convirtió, con los años, en un símbolo de amor y humanismo; una dama revestida de valor cuyo recuerdo sigue llenando de orgullo la memoria colectica de los habitantes del municipio de El Retiro.

Daniel Acevedo, historiador, investigador y formador del Centro Cultural Javiera Londoño, me ayudará, con sus muy valiosos apuntes históricos, a tejer la historia de esta antioqueña sinigual. Y qué mejor manera de hacerlo que escuchándolo. Es que, si hacemos memoria, la mucha o poca sabiduría que tenemos la debemos, en parte, a las viejas historias de los abuelos. Eran aquellas historias que escuchábamos con atención desbordada en una cocina o un zaguán.

La verdad, es que hay cosas que entran mejor por los oídos. Así que los invito a escuchar algunos fragmentos de una entrevista que me concedió Daniel. Conozcamos juntos qué hay detrás del ignorado nombre de Javiera Londoño, y detrás de la liberación de sus 125 esclavos.

Al final de sus días, contra todo pronóstico, Javiera comenzó a estrechar amistad con sus propios esclavos. Había pasado ya mucho tiempo observando sus rituales, apreciando sus tradiciones, valorando su compañía. Algunos historiadores sostienen que, incluso, aprendió a bailar con ellos alrededor del fuego, al ritmo de los tambores; que tomaba el chocolate con sus esclavas en las mañanas y que, incluso, rezaba con ellas el Rosario, como buena devota de Nuestra Señora de los Dolores.


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Imagen: Centro Cultural Javiera Londoño

Javiera y su esposo, Ignacio Castañeda, fueron unos de los primeros habitantes del territorio donde hoy se encuentra El Retiro. Antes de que este se erigiera como municipio, el 15 de octubre de 1814, ellos ya conocían a detalle las minas de la región. Incluso, tuvieron propiedades en Llano Grande y El Salado, convirtiéndose en referentes históricos imprescindibles de la historia de esta localidad del oriente antioqueño.

Las malas lenguas decían que doña Javiera estaba loca porque bailaba con sus esclavos, porque olvidaba algunas cosas en los vaivenes de la cotidianidad, porque había logrado formar, en su casa, una suerte de zoológico con iguanas, gallinas, pájaros, gatos y perros, y porque asistía a misa vestida de azul, cuando en realidad debía hacerlo de negro por el luto que le significaba la muerte de su esposo.

Pero la verdad prevaleció: en 1772, la Real Audiencia certificó como válida la intención de liberación de esclavos de doña Javiera, y su voluntad de heredarles sus minas para que pudieran subsistir. Fue, en suma, un acto de amor único que después le daría nombre a las fiestas populares de la localidad: Las Fiestas de los Negritos.

El hecho es que los colombianos deberíamos recordar a Javiera Londoño como una pionera en las luchas por la libertad. Aunque era, en esencia, una mujer analfabeta, tenía una tenacidad de corazón que le ayudó a percibir lo pernicioso y dañino de esa práctica llamada esclavitud. Y si bien tenemos registros de pequeñas liberaciones de esclavos en Colombia antes de su tiempo, Javiera Londoño sigue siendo, hoy por hoy, un símbolo singular de la defensa de los derechos humanos. En el fondo, doña Javiera se reveló contra las instituciones de su época y las dinámicas mismas del periodo colonial. Cuál sería la grandeza de su noble intención, que hubo quienes le diagnosticaron, por mero efecto de incomprensión, una locura desmedida.

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