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Las Warabas, centro de la cultura y el conocimiento Quimbaya en el Eje Cafetero

Conocidas en otras culturas como malocas, son espacios ancestrales donde se comparten conocimientos espirituales y medicinales.
Cultura Quimbaya
Fotos: cortesía pueblo Kumba Quimbaya
Paula Rodríguez

La cultura Quimbaya en el Eje Cafetero hace parte de una comunidad minoritaria que se niega a desaparecer, y la cual, para lograr su objetivo de permanecer en el territorio, desarrolla un proyecto de apropiación de lo que fueron sus antepasados y su trabajo en esta nación, que dejó, según sus mayores y líderes indígenas, enormes riquezas naturales que hoy pretenden defender y fortalecer.

Una de esas pequeñas comunidades se ubica en la vereda La Iberia, en Riosucio (Caldas), donde actualmente habitan los Kumba Quimbaya, una población de al menos 130 familias, ciudadanos que de la mano de profesionales, universidades, organizaciones y comunidad en general, construyen una Waraba o Casa madre de conocimiento, una de las cuatro que se pretende implementar en los departamentos del Eje Cafetero como Caldas, Quindío y Risaralda.

¿Qué son las Casas madres de conocimientos o Warabas?

Según Mario Guerrero, Kuricamayo o gobernador del territorio Kumba Quimbaya de La Iberia, las casas de memoria antigua Quimbaya o Casas madre, también son conocidas en otros pueblos como malocas o chozas, una estructura que para esta cultura se traduce en Waraba, que según la lengua Quimbaya significa Wara que viene de casa y Ba que significa sagrada.

Esta es la primera casa que se construye de las cuatro iniciales, y es de aproximadamente 12 x 8 metros. Tiene forma rectangular y será de dos pisos. En el primero se tendrán dos círculos, uno para adultos y otro para niños, lugar en el que los mayores podrán compartir palabra y los niños jugando y conocimiento; mientras que en el segundo se tendrá una zona dedicada a la espiritualidad y la meditación.

Para Mario Guerrero, la idea es fortalecer el conocimiento desde las primeras etapas de la vida de los pequeños habitantes de la vereda, por ello en la zona infantil se pretende tener juguetes de tipo precolombino o ancestral, y material didáctico para aprender de su cultura.

Así mismo, se pensó en un lugar para que los adultos compartan y aprendan de medicina tradicional Quimbaya, la cual se basa en esencias, aromas, fragancias, pues alrededor de la casa madre, se harán plantaciones para que quienes quieran, lleguen a este lugar y aprendan a construir sus propios medicamentos y alimentos si es el caso.


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¿Cuál es su ubicación?

Esta primera Casa madre de conocimiento Quimbaya paradójicamente se ubica en una vereda cuyo territorio está rodeado de resguardos indígenas tradicionales de Riosucio, Caldas.

Sin embargo, desde hace varias décadas la comunidad y sus líderes “se revelaron”, pues se consideran uno de los pueblos más antiguos de Caldas. Según investigaciones antropológicas, indican que sus ancestros migraron por la ribera occidental del río Cauca y subieron a los cerros que rodean el municipio de Riosucio en este departamento.

Y aunque actualmente su objetivo es conservar la tradición oral, costumbres y saberes, también llevan consigo una lucha para no perder el territorio y ser reconocidos por el Ministerio del Interior como descendientes de las últimas familias Quimbayas.

Según Mario Guerrero, gobernador de la comunidad, “la comunidad indígena en la actualidad está en proceso de reconocimiento por parte del Gobierno Nacional dentro de las minorías étnicas, a través de la sentencia T530 y el auto 004 del 2009. Sin embargo, seguimos trabajando en comunidad en un proceso de redignificación con la identidad, restableciendo usos y costumbres”.

Dentro de ellas se encuentra la danza, la música, la lengua, y algunas comidas las cuales se fortalecen gracias a la implementación de siembras que se logran según sus mayores, valorando los ciclos solares y lunares para que las plantas puedan producir en abundancia.

La lucha por su reconocimiento

“Cuando se habla de territorio se habla de identidad, de protección y sostenibilidad, y eso trae problemas con otras posturas diferentes a los que tiene la población Kumba, ya que hay intereses sobre el subsuelo y sus minerales, pues si bien se tiene minería en Marmato, Caldas, y Quinchía, Risaralda, nosotros aún trabajamos por cuidar estas montañas que nos dan de comer”, concluyó Mario Guerrero, curicamayo de los Kumba en Riosucio.

Agregó que hay desconocimiento de las instituciones del Estado que no le dan reconocimiento a las minorías existentes en el país, como el caso de los Kumba, los Pijaos, los Muiscas, los Nutabes, y otros pueblos indígenas que reclaman el registro como pueblo originarios. La respuesta a sus peticiones ha sido que hay dificultades de los estudios etnográficos para cada una de estas culturas.

Y es que desde el año 2018 las comunidades de los Kumbas y los del resguardo indígena de Cañamomo y Lomaprieta, vienen teniendo diferentes encuentros con la Agencia Nacional de Tierras para encontrar un punto de encuentro entre la delimitación de las tierras de La Iberia; sin embargo, esto no ha sido posible por la discusión étnica y política de ambas comunidades.

Por su parte, en anteriores reuniones con el Ministerio del Interior, esa cartera indicó que los habitantes de La Iberia que se consideran Kumbas no pueden aspirar a que se les certifique como grupo étnico aparte del Resguardo Indígena Cañamomo y Lomaprieta, porque no tienen posibilidades de demostrar derechos territoriales, mientras que los reclamantes de las tierras deben ser reconocidos como autoridad indígena sobre la gente, más no sobre los territorios.


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Tradiciones agrícolas de los Quimbaya en el Eje Cafetero

La economía Quimbaya que fue eminentemente agrícola aún conserva ese prominente cultivo de productos como la yuca, maíz, café y caña, abundantes en la región del Eje Cafetero colombiano. Por lo que en la vereda La Iberia, cada tres años, se hace la Fiesta de la Abundancia, que es la fiesta de la cosecha con la deidad del Tupinamban, dios del bien y del mal en la flora y la fauna, y quien propicia la comida; al igual que con la diosa de la culinaria que le da sabor a las preparaciones típicas de la comunidad.

Pueblo agrícola que desde su ancestralidad cultiva los campos que habitan, y la comparten con comunidades afrodescendientes, campesinas y algunas personas oriundas de Antioquia, Caldas, Quindío y parte del Valle del Cauca que habitan el mismo territorio.

Fueron estas mismas tradiciones las que llevaron a una pareja de esposos a visualizar su futuro rodeado de naturaleza, de tradiciones y costumbres que encontraron en la cultura Quimbaya, la cual de la mano de los habitantes de La Iberia hoy avanza y sueña con la reconstrucción de 60 Warabas más en todo el país, donde hace muchos años existieron los Quimbayas.

Se trata de Ana María Rojas Vélez y Juan Sebastián Blandón Rendón, una antropóloga y un sociólogo que han visto crecer sus hijos con la vista del cerro Cumanday que todos conocen como el Volcán Nevado del Ruiz, ubicado en jurisdicción del municipio de Villamaría, Caldas, y que en la actualidad les permite tener un espacio diseñado como una casa madre propia.

Como ellos, son muchos los que, siendo ajenos a los tradicionales resguardos o comunidades indígenas, vienen trabajando en La Iberia, pues según ellos, habitando por casi una década estas tierras, se dieron cuenta que es un territorio ancestral en el que hace más de 9 mil años existieron seres que cuidaban la tierra, el agua, el aire y sus montañas.

“Al querer habitar el territorio de una manera armoniosa y sagrada, nos damos cuenta que la memoria que debe renacer es esa, y en ese proceso es que nos empezamos a relacionar con los Umbras y los Kumba de Quinchía y Riosucio respectivamente, que son los que están levantando estos pueblos”, expresó Sebastián.

Por su parte, Ana María reiteró que más que una estructura, una casa madre es la unión de conocimientos para sacar adelante un proyecto, como quienes desde Risaralda aportan su mano de obra, sus saberes, su experiencia.

“Es la construcción de un pensamiento, de muchas personas que han puesto su granito de arena; por ejemplo, en Risaralda se encargaron del diseño, en Caldas nos explican desde la espiritualidad, también hay quienes nos enseñan de iraca, de medicina, y donde la mujer y sus hijos también juegan un papel fundamental, porque entre todos construimos" concluyó Ana María.

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