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Un edificio: ¿cuántas vidas?

Una exposición que se realiza dentro del Año Colombia-Francia curada por la Cité de l’Architecture et du Patrimoine de París.

BOGOTÁ (Colprensa). Poner la transformación por encima de la destrucción, es uno de los pilares de ‘Un edificio: ¿cuántas vidas?, la exposición que estará desde esta semana en Bogotá y más adelante se presentará en Medellín, una reflexión sobre la reutilización arquitectónica.

Esta es una de las actividades que se realizará dentro del Año Colombia-Francia curada por la Cité de l’Architecture et du Patrimoine de París, que estará desde el 23 de febrero hasta el 20 de abril en la sede de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, y del 14 de mayo y hasta el 14 de julio por la Universidad Nacional, en Medellín.

“Es una exposición que ha creado un diálogo entre la destrucción sistemática de edificios, para mostrar que existen otras alternativas de uso, que la salida no siempre es destruir para construir nuevos y modernos edificios”, afirmó François Rambert, director del Cité de l’Architecture et du Patrimoine.

Esta organización ha trabajado en Europa para generar la consciencia respecto al valor del patrimonio arquitectónico. “En Europa se reconoce el valor de la reutilización y el reciclaje de los edificios para nuevos usos, mientras que en América Latina es un tema relativamente nuevo, en especial cuando hablamos de edificios menores de 50 años”, continuó Rambert.

Pero al llegar a América Latina, se encontraron con preocupaciones, problemas y formas de pensar la ciudad distinta, al encontrarse con ciudades que llegan a superar los 20 millones de habitantes, lo cual no ocurre en Europa, así como graves problemas de violencia y movilidad.

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Según François Rambert, “En Europa pasamos por un momento donde la visión de progreso era acabar con lo antiguo para darle paso a lo moderno y práctico. Entre los años 20 y 30 del siglo pasado barrios tradicionales de París fueron arrasados para construir edificios y demás, lo que en ese momento parecía que era lo más sensato, pero luego se darían cuenta que esto tendría un costo en la calidad de vida”.

Y agregó: “La arquitectura moderna estaba en función del automóvil que era el símbolo del progreso, pero hoy sabemos que ese no es el camino. Eso ocurrió en Brasilia y ha ocurrido en algunas ciudades de Estados Unidos”.

Esta exposición incorpora nuevos valores a los conceptos de patrimonio construido y amplía los horizontes sobre los cuales, la producción edilicia de aquello que se conoce como arquitectura moderna se considera como un hecho significativo que debe ser incorporado para la salvaguarda de la cultura arquitectónica.

“Existe un patrimonio arquitectónico, de los años 20 hacia atrás, que en la mayor parte de ciudades está protegido y en especial, se es consciente que debe ser protegido, pero de los años treinta hacia adelante, es un patrimonio que corre peligro, se cree fácilmente renovable, casi desechable, y nos estamos quedando sin esa parte de la historia”, dijo el director del Cité de l’Architecture et du Patrimoine.

Para Rambert, “Es una exposición para todo público, pero en especial para los gobernantes que tienen en sus manos las decisiones sobre qué edificios pueden permanecer y entender que debemos proteger nuestro patrimonio arquitectónico moderno que puede transformarse”.

Otro de los casos más sonados de Europa está en Torino (Italia), donde la Fiat construyó su fábrica en los años 20 en forma de un lingote de oro, con 500 metros de largo, la medida exacta de la cadena de producción, que en la parte de abajo estaba la fábrica y arriba una pista de pruebas, lo que lo convirtió en un edificio emblemático de la ciudad. “Es una muestra clara de lo que es la arquitectura moderna”.

“Con el paso de los años, para construir un auto la Fiat sólo necesitaba entre 60 y 80 metros, por lo que este edificio quedó obsoleto para dicho fin. Por eso, la lucha es contra lo obsoleto y buscar alternativas de uso y preservación. Cómo darle una nueva vida. Fiat donó ese edificio y financió un concurso para buscarle un nuevo uso”.

Muestra la diferencia entre la preservación de monumentos en los cuales se busca una restauración hasta con los materiales originales y sin un uso real. “Eso es muy costoso, pero el objetivo de esta reflexión es buscar darle una nueva vida al edificio, porque eso, aunque al principio parece más costoso, no lo es. Gracias a las nuevas tecnologías y la energía sostenible, mejoran los costos. Además, en muchas ocasiones, edificios que sólo tenían un fin, ahora son usados para varias cosas”.

La muestra está organizada en ocho secciones temáticas, que van desde ‘Una evidencia de la herencia’ a ‘La reconquista de lo banal’, y a través de ‘Infraestructura, arquitectura de código’ y ‘Reciclaje beneficio de hábitat.

Se establece como una oportunidad para que las próximas generaciones se encarguen de escribir otras historias de los edificios y les permita aportar a la consolidación de una arquitectura acorde con la ciudad contemporánea en donde estará complementada junto a proyectos colombianos de renovación urbana.

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