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CERRAR

La gloria de Mompox

Nuestro compañero Miguel Camacho comparte con los colombiólogos su experiencia en el Festival de Jazz de Mompox.

Al culminar, en la madrugada del domingo anterior, la cuarta edición del festival de jazz de Mompox, quedó flotando en el sopor del aire refrescado por las aguas del Magdalena, un sabor colombiológico que trascendía los límites propios de la música: Este año, gastronomía, paisaje, poesía e historia se vieron retratados en la pasarela con que el diseñador Hernán Zajar rindió un homenaje a su tierra.

La propuesta creativa de este momposino se alimenta de la esencia de un lugar histórico, sin duda, pero se acompaña idealmente con los colores que la tierra le ha dictado a las canciones, por ello, la rosa momposina, Totó y José Barros en su centenario, sirvieron de compás a la hermosa elegancia de las modelos que llevaron sobre su cuerpo los diferentes atavíos para todo tipo de circunstancia.

Zajar, a punta de buen gusto y de amor por una ascendencia tan particular, vistió a cerca de veinte mujeres con una iconografía en la que sobresalieron los estampados y las transparencias con imágenes de las iglesias, del río, del paisaje, de las filigranas de plata; de las plazas de mercado y Santa Bárbara, centros de operaciones de lo que por las noches se tradujo en música.

“La Gloria de Mompox” se tituló un evento que no debería quedarse para los pocos afortunados que tuvimos la suerte de haber detenido nuestros pasos una vez más para saborear la historia y reconocer en ella una más de las huellas que llevamos en la sangre.

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