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Un siglo después, la figura de Rafael Uribe Uribe revive en Colombia

El país, que ha empezado a rescatar la memoria de las víctimas del conflicto armado, recuerda estos días a una de las más emblemáticas de su historia, el líder liberal Rafael Uribe Uribe, que inspiró a García Márquez y de cuyo magnicidio se cumplen cien años este 15 de octubre.

El general Uribe Uribe, jefe de las tropas liberales derrotadas por los conservadores en la Guerra de los Mil Días (1899-1902), fue asesinado a hachazos en un costado del Capitolio Nacional en tiempos de paz, doce años después de finalizada la última y más sangrienta contienda civil de Colombia, que marcó de manera traumática el paso del país al siglo XX.
"Uribe Uribe es el primer amnistiado desmovilizado que es asesinado en el siglo XX en Colombia como resultado de un acuerdo de paz", manifestó a Efe el director del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, Camilo González Posso.
La figura de este abogado, militar, político, diplomático y periodista quedó grabada en la historia de Colombia como uno de sus más prestigiosos hombres públicos.
"Despidámonos como soldados y preparémonos a saludarnos como ciudadanos", manifestó en 1902 en el acto de disolución de su tropa, convertido en acérrimo defensor de la paz que firmó con el régimen conservador de la época, caracterizado por la intolerancia política y religiosa.
Su figura ha estado en la memoria colectiva de generaciones de colombianos, entre ellos el nobel Gabriel García Márquez, quien dijo que Uribe Uribe era su "personaje favorito" por la admiración familiar hacia el caudillo en cuyo ejército revolucionario combatió su abuelo, el coronel Nicolás Márquez, en la Guerra de los Mil Días, episodios que revive en "Cien años de soledad".
Uribe Uribe, como se lo conoce por los libros de historia, nació en 1859 en Valparaíso, departamento de Antioquia, y participó en las guerras civiles de 1876, 1886, 1895 y de los Mil Días, pero encontró la muerte fuera del campo de batalla, como congresista, el único del Partido Liberal en un legislativo conservador.
Para entonces, el jefe liberal que había depuesto las armas seguía siendo un comprometido con lo que llamaba "socialismo de Estado", cuyos principales enemigos eran el régimen conservador y la iglesia.
"Yo he podido renunciar de una vez por todas y para siempre, a ser un revolucionario con las armas, pero no he renunciado a ser un revolucionario y un agitador en el campo de las ideas", afirmó en una ocasión.
El magnicidio fue perpetrado por Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal, dos artesanos que fueron detenidos y condenados como autores materiales el crimen, pero los historiadores coinciden en que, como en los asesinatos políticos que le siguieron a lo largo del siglo XX en Colombia, se trató de una conspiración.
"Uribe Uribe fue asesinado en 1914 sin haber tenido siquiera la oportunidad de poner en práctica sus ideas, pero otros liberales comenzaron a hablar de reformas sociales y laborales", escribió el historiador estadounidense y colombianista David Bushnell en su obra "Colombia, una nación a pesar de sí misma".
Según González, el magnicidio de Uribe Uribe "tiene un gran simbolismo en la historia de Colombia" porque con ese crimen se inició "una historia de asesinatos que no ha cambiado" de aquellos que se alzaron en armas y luego las depusieron, entre los que cita a Carlos Pizarro, líder del grupo guerrillero M-19 que firmó la paz con el Gobierno y fue asesinado poco después, en 1990.
"Aquí ha habido una cultura del asesinato para sabotear procesos de paz y para prolongar los odios incluso después de la firma de la paz", explica.
Este martes, como parte de las conmemoraciones del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, se hará la presentación del libro "En esta borrasca formidable", del escritor Philip Potdevin, una novela histórica que narra quiénes estuvieron detrás del crimen del político liberal.
"Está demostrado que no fue un acto desesperado de un loco, fue toda una conspiración que comprometió a sectores muy poderosos", añade González.
Treinta y cuatro años después de ese magnicidio, Colombia sería sacudida por otro que incendiaría el país: el asesinato de un nuevo caudillo liberal, Jorge Eliécer Gaitán, perpetrado en Bogotá el 9 de abril de 1948, crimen que abrió un nuevo periodo de inestabilidad política que se prolonga hasta hoy. Jaime Ortega Carrascal-EFE

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