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Sueño Paraíso, el observatorio astronómico de Popayán

Nació como un centro educativo rural en una vereda cercana a la capital del Cauca. Hoy es un punto tradicional explorar la inmensidad del firmamento en esa región.
Foto: cortesía.
Rubén Darío Zúñiga

Escondido entre casas de campo y verdes parajes rurales en la vereda Santa Ana, a 10 minutos de Popayán, se encuentra el Observatorio Astronómico Francisco José de Caldas, un paraíso que comprueba la infinita curiosidad del hombre por encontrar respuestas a la inmensidad del universo.

Arriba en las colinas cercanas a la llamada ‘Ciudad Blanca’, ahí donde el canto de los pájaros y el ladrido de los perros, enmudecen el incesante ruido de la ciudad, hay un rinconcito para la paz.

Este lugar llamado Sueño Paraíso es, en sí mismo, un homenaje a las estrellas, al firmamento, a la sensación extraña de saber que la tierra, es apenas, un pedacito maravilloso entre cientos de galaxias.

Patricia Ordóñez, una ecóloga caucana, es la gestora de este sueño, ella sola, armada de valor y de amor por el mundo decidió un día apartar la vida citadina e irse a vivir al campo. Empezó de a pocos, más bien sin nada. Y desde entonces no ha parado, de eso ya hace 25 años. Lo hizo, sobre todo, por el amor a su hijo Sebastián, un niño que hoy es un destacado profesional en el mundo de la astronomía. Pero esa es otra historia.

Sueño Paraíso, observatorio astronómico de Popayán
Foto: cortesía.

Al infinito y más allá…

El Observatorio Francisco José de Caldas tiene la mirada en el cielo, pero los pies en la tierra, así lo explica Patricia al indicar que no se trata simplemente de mirar a las estrellas sino de “entender que vivimos un momento cambiante del clima y eso es una realidad. Por eso, este lugar pretende conseguir que pequeñas acciones puedan producir grandes resultados”, cuenta la experta.

“Nosotros vemos hacia el cielo para ayudar al planeta y para enseñarle a la gente que podemos ir hacia niveles superiores, es decir, a proteger esto que tenemos por casa, a velar por su conservación”, anota.

El observatorio es una entidad proyectada como un centro educativo en el campo y ayuda a mejorar la calidad de vida de la gente como alternativa al cambio climático planetario.

“Tenemos un hermoso sendero ecológico de 15 estaciones. En él hablamos del manejo adecuado del ambiente y enviamos el mensaje que hay que pasar del aula al terreno. Porque es la práctica la que genera entusiasmo y ayuda a germinar la semilla de la conservación entre la gente”, apunta Patricia, mientras recuerda que el esfuerzo ha sido incesante pero fructífero.

Aunque la pandemia del coronavirus frenó las visitas, ellos nunca se han detenido y ahora tratan de reactivarlo, así sea por momentos, como esos que tienen cada fin de semana cuando invitan a fogatas y alzan su mirada al cielo.

Una experiencia indescriptible

Sueño Paraíso, observatorio astronómico de Popayán
Foto: cortesía.

“El observatorio es quizás nuestro lugar más importante. Se trata de una cúpula que gira 360 grados, con telescopio instalado, y es el lugar más impactante para nuestros visitantes que se sumergen en una experiencia maravillosa. Ellos descubren con sorpresa que arriba hay otro mundo, uno infinito por conocer”, dice Ordóñez.

El lugar, tiene además un gran auditorio construido en barro. En él hacen conferencias de astronomía y recurrentemente expertos en el tema comparten sus conocimientos. “Se trata, ante todo, de intercambiar saberes”, indica la ecóloga.

Así mismo, tienen un invernadero de guadua, donde cosechas de tomates orgánicos y otras frutas, le enseñan al visitante que mirar hacia arriba no significa dejar de tener los pies sobre la tierra. “Miramos hacia el universo, pero nunca perdemos de vista la importancia de nuestra tierra. Por eso todo lo que encontramos aquí, la mayoría de cosas, las hacemos nosotros aprovechando cada recurso que nos da la naturaleza”.

Aunque el observatorio no es una entidad oficial – porque no hace falta para serlo – tiene como misión dejar una huella. “Nosotros queremos formar ciudadanos del mundo. Por eso la astronomía, porque ayuda a entender lo pequeños que somos ante la grandeza del universo. Y en ese sentido, lo que buscamos es ayudar a tener mejores personas para dejar un legado”, resalta Patricia.

Y en esa tarea persisten. La más inmediata es la construcción de un planetario fijo en donde chicos y grandes puedan recrear la belleza del espacio exterior, vivan una experiencia interactiva y reciban conferencias magistrales.

“Ya tenemos uno móvil pero ahora buscamos tener ese sueño, uno que esperamos cumplir el año siguiente. Es nuestro anhelo y para eso estamos trabajando. Esperamos tenerlo muy pronto”, afirma Patricia Ordóñez, quien le da mérito al trabajo colectivo, aportando tanto esfuerzo propio para esta iniciativa.

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