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Informalidad en Bucaramanga llega al 57 %

Hasta el momento nada logra controlar el desorden de la informalidad en la capital de Santander.

Por: Boris Tejada.

Bucaramanga es la segunda ciudad con menor desempleo del país según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane.

La entidad señaló que el trimestre móvil de junio a agosto de 2018, el desempleo en la capital de Santander fue de 8.2 %, solo superado por Cartagena con 8 %.

Esta cifra ha sido una constante en la ciudad por varios años, con algunas leves variaciones, sin embargo, el mismo Dane explicó en su último Informe de Mercado Laboral que en septiembre hubo 559 mil personas ocupadas y 47 mil cesantes, mientras que la población activamente económica está en un promedio de 609 mil personas.

Por su parte economistas de la Universidad Industrial de Santander, UIS, como Isaac Guerrero, han indicado que en Bucaramanga se presenta una informalidad del 57.2 %, cifra confirmada por el mismo gobierno en un fenómeno que no es nuevo y que se ha convertido en uno de los mayores retos de las administraciones de turno.

En síntesis, lo anterior quiere decir que, de cada 100 personas que están trabajando en Bucaramanga, 57 están en la informalidad. Algo que se ve reflejado en las calles, sobretodo del centro, donde pululan las ventas de toda clase. Al punto que hay sectores donde los andenes son solo de uso de los comerciantes informales.

La estrategia

El discurso del Alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, señaló desde su campaña que no atacaría a los informales porque comprendía su situación y precisamente en diciembre de 2017 la administración decidió otorgar un permiso para vender en las calles, algo que fue rechazado por los gremios legalmente constituidos.

A pesar de los consentimientos este año regresaron los operativos para recuperar el espacio público por parte de la Policía Nacional y miembros de la Alcaldía, quienes llegan vestidos con chalecos rojos y arrasan con todo lo que encuentran a su paso. Decomisando puestos de comida y ventas de ropa, entre otras cosas, que se terminan llevando en un camión de forma frenética en medio de los alegatos de sus propietarios.

Pero fue en abril de este año cuando el Concejal de la ciudad, Uriel Ortiz y el jefe de gabinete de la Alcaldía de Bucaramanga, Manuel Azuero, se enfrentaron en el Concejo Municipal por la estrategia de la administración que buscaba llevar a todos los informales al parque Centenario, de manera provisional. Ese era el argumento.

La medida fue polemizada desde muchos sectores organizados de la ciudad y según el concejal, Pedro Nilson Amaya, evidenció la poca claridad para manejar el tema en la administración local, dado que, el parque Centenario estaba atiborrado de informales en el año de 1987. Para Amaya fue como retroceder en el tiempo.

Voces

Pero la medida que sería transitoria para más de 3 mil vendedores fue complicándose:

“Antes vendíamos entre 35 o 45 mil pesos al día, acá en el parque no vendemos ni 10 mil pesos”, manifestó la señora Aida Ferrer, que ha trabajado toda su vida en las calles.

“Un mes después de la reubicación en el parque tuvimos que salir de ahí porque no hacíamos ni para la comida diaria”, indicó Nilson Contreras, uno de los líderes de los vendedores ambulantes del centro de Bucaramanga. Pero justo cuando empezó la desbandada la Alcaldía anunció que ya tenía listo el método para ordenar las calles.

Se trataba del Plan Maestro del Espacio Público, que Julián Constantino Carvajal, director de la Defensoría del Espacio Público de Bucaramanga, calificó como el documento que traería balance y equidad a la ciudad.

Esto a través de varias fases pilotos, en las que se entregarían uniformes y mobiliarios a los informales, además de asignar andenes en arriendo para los vendedores.

El instrumento de planificación construido por la Universidad Pontificia Bolivariana fue objeto de observaciones por parte del constitucionalista Juan Charry, quien indicó que cobrar por el espacio público podría ocasionar demandas o acciones populares de la ciudadanía que terminarían frenando la medida. Algo que también cuestionó la Personería de la ciudad a cargo de Omar Ochoa, quien pidió explicaciones públicas de lo que se pretendía hacer.

“No se trata de un arrendamiento, es una figura de aprovechamiento por medio de la cual el municipio recibe una contraprestación por habilitar el espacio. Los promedios dependen de lo que las personas quieran, hay entre 150 mil pesos o, 900 mil pesos”, indicó, Constantino Carvajal.

En medio de la discusión que se presentó y de las críticas de la Cámara de Comercio de Bucaramanga y de Fenalco, además de otros sectores, el proceso inició con la capacitación de 31 mujeres cabeza de familia en el Instituto Municipal de Empleo y Fomento Empresarial de Bucaramanga. Mujeres que fueron llamadas: las pioneras.

¿Cómo va el plan?

El proceso en el que ingresaron varias mujeres de inmediato fue objeto de señalamientos por la forma como varias de ellas terminaron por fuera de las capacitaciones por tener deudas con las Alcaldía, explicó Nilson Contreras. Quien agregó que además de eso ingresaron personas de otras ciudades a un plan maestro que debía iniciar el 1 de septiembre.

Sin embargo, Constantino Carvajal afirmó que varias dificultades en las capacitaciones de las personas los obligaron a aplazar la apertura para la última semana de septiembre de 2018. A pesar esto, el proceso tampoco inició esa fecha.

En este momento, comerciantes informales como María del Carmen Flórez, explican que no entienden el asunto, que no hay suficiente claridad para hacer parte del plan y lo peor es que están a portas de la temporada de final de año.

“Ya empezaron a llegar los informales de otros municipios y aún nosotros, más de 3 mil vendedores del centro de Bucaramanga, no sabemos qué pasará este diciembre con nuestro trabajo”, afirmó María del Carmen Flórez.

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