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Padres de Sandra Arenas: protagonistas en la historia de una atleta

María Rudy y José Otoniel, padres de Sandra Lorena Arenas, viajaron por primera vez al extranjero.

Por: Thomas Beltrán Lozano.

María Rudy y José Otoniel, padres de Sandra Lorena Arenas, viajaron por primera vez al extranjero. Lo hicieron a Lima (Perú) a ver la competencia de su hija en marcha 20 kilómetros de los Juegos Panamericanos. Llevaban meses sin ver a Sandra Lorena y por eso cuando lo hicieron en la capital peruana, se abrazaron y todos lloraron de la emoción. La atleta les había cuadrado tiquetes y hospedaje para que por primera vez la acompañaran en una competencia internacional. Su madre le dio la bendición muy temprano antes de la competencia y esa mañana del domingo 4 de agosto la atleta colombiana ganó no solo la medalla de oro, sino que hizo nuevo récord panamericano en esa especialidad.

María y José, dos personas humildes que nacieron en Manzanares, Caldas, estaban ahí tímidamente a un costado de una de las calles de Lima para ver a su hija ganar, a pesar de que había una atleta local que contaba con la ovación y el apoyo de sus compatriotas. Para doña María que es más elocuente, su bendición sirvió para el éxito en esta competencia de su hija.

Sandra Lorena nació en Pereira y se fueron con la familia a vivir en el departamento del Quindío, allí un entrenador vio sus condiciones y le dijo que podría ser una gran atleta. Ella no se entusiasmó mucho pero cuando su hermano se fue a vivir a Medellín, se le unió y en la capital de la montaña Libardo Hoyos la recibió como atleta de larga distancia.

“Los sacrificios han sido de ella, porque decía que quería ser deportista. Ella no lleva tanto tiempo en el deporte. De Pereira dónde nació nos fuimos para el Quindío y un profesor le dijo que era buena para correr, entonces empezó a competir y ganó una carrera en el Quindío. En esa competencia se ganó 100 mil pesos y ahí mismo nos invitó a almorzar toda contenta”, contó su madre María.

Foto: Thomas Beltrán Lozano.

La vida como la mayoría de los deportistas no fue fácil, con sus hermanos José, Julián Andrés y Diana se criaron en el campo. A Sandra le tocaba hacer los trabajos del campo, recolectar café y tiempo después irse caminando a los entrenamientos, porque ni ella tenía ni sus papás podían darle plata para el bus. Eso forjó un carácter en la atleta que en su carrera ya cuenta con una participación en Juegos Olímpicos y fue la primera deportista en lograr la marca para ir a Tokio 2020.

“Yo si la apoyé, el papá decía que eso del deporte era una bobada. Muchas veces se iba a entrenar escondida del papá porque él era muy terco. No le gustaba que las mujeres salieran de la casa”, recuerda doña María con una mirada retadora sobre su esposo.

Los resultados se dieron y la compañía de sus padres sirvió para conseguir la medalla de oro en los Juegos Panamericanos. Don José que es de pocas palabras solamente atinó a decir una frase contundente: “Esta es una felicidad que no hemos sentido nunca”, dándole la razón a su hija y a su esposa de que el deporte cambia vidas.

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