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Habitantes de Peñas Blancas buscan atención en salud en Perú

Cae la tarde del viernes 26 de mayo en Peñas Blancas. Foto: Mauricio Orjuela.

Hamilton Padilla Prada es el gobernador de la comunidad de Peñas Blancas, más conocida como Puerto Espinosa, un corregimiento de 120 habitantes y unas 32 familias. Allí, como en muchas otras poblaciones del país, se ha sufrido el flagelo de la corrupción.

Padilla denunció que unos años atrás un gobernante del Amazonas le pidió dinero para cofinanciar obras en su corregimiento. Situación que se repitió al año siguiente, sin embargo, nunca se vieron resultados entregados por parte de dicha administración.

Hamilton Padilla Prada, gobernador de Peñas Blancas denunció la corrupción. Foto: Mauricio Orjuela.

“No contamos con un puesto de salud, hace como siente años, el gobernador del departamento quería que nosotros cofinanciáramos un dinero para que se hiciera un puesto de salud en la comunidad de Peñas Blancas. Resulta que cofinanciamos 5 millones de pesos y no salieron con nada. Nos robaron. Al año siguiente lo mismo, cofinanciamos 5 millones más para el puesto de salud y no salieron con nada”, aseguró el líder de la comunidad de Peñas Blancas.

Y es la corrupción, ese flagelo, la que tiene a los habitantes de Peñas Blancas sin salud. Ahora les toca pasar a territorio peruano para ser atendidos allí en una vereda llamada Nueva Esperanza, a donde llegan después de un poco más de una hora de navegación en un ‘peque-peque’, una especie de barca pequeña con un motor fuera de borda de cinco caballos de potencia.

Campana para llamar a los niños, previo al inicio de actividades académicas. Foto: Mauricio Orjuela.

“Hasta allá nos toca ir a refugiarnos, si tenemos plata pues pagamos, y si no, dando lástima nos fían los medicamentos. Le damos gracias a dios que Perú nos da la mano cuando nos enfermamos”, indicó el gobernador de Peñas Blancas.

La petición del puesto de salud, se hace precisamente para solventar la situación que padecen algunos integrantes de la comunidad. Peñas Blancas es un corregimiento que se ubica a 171 kilómetros río abajo desde Puerto Leguízamo (Putumayo).

“Nos pegamos allá porque no hay más para donde correr. De aquí a Leguízamo está lejos, Leticia está lejos, San Rafael está lejos, entonces acudimos a ellos. Menos mal que ellos tienen misericordia. A nosotros nos fían la droga y cuando tenemos plata vamos y le pagamos, entonces, necesitamos todas esas ayudas, que el Gobierno Nacional nos preste atención y ayuda, necesitamos de ellos”, puntualizó Hamilton Padilla Prada.

Don Luis Albeiro Bueno es tal vez una de las personas que más cumple a cabalidad con ese adagio popular que reza: “uno se encuentra con paisas en cualquier parte del mundo”, pues es precisamente él, uno de los paisas que habita en Puerto Reyes. Se vino para estas tierras a probar suerte desde hace dos años, cuando vivía en el Caquetá. Asegura ser muy andariego, pero donde llega siempre hace fortuna y le pone el buen sentido a la vida y a sus oficios.

“Uno se encuentra socios y paisanos por dónde uno va”: Luis Albeiro Bueno.

Crédito: Tras llegar en su ‘peque-peque’, don Luis Albeiro Bueno descansa en el bongo de la Armada. Foto: Mauricio Orjuela.

“Andando por ahí, uno siempre se encuentra socios, donde vaya, yo me he metido en cualquier parte y en toda parte me encuentro con paisas”, asegura este hombre nacido y criado en el Urabá antioqueño.

Don Luis Albeiro vive de la pesca, asegura que es buen negocio aunque su producción la vende toda en el Ecuador. Allí es donde pagan en dólares por el buen resultado de las faenas y de los jornales en el río Putumayo.

Así se observa el atardecer al frente de Peñas Blancas (Amazonas). Foto: Mauricio Orjuela.

“Aquí se coge mucho ‘pescadito’. El sábalo se coge bagre, pintadillo, el pescado más o menos finito, y uno que se llama panchi, unos pescadotes grandotes, eso es carísimo. Para transportar el pescado a otra parte hay que llevar pescado fino. Aquí se coge cachama y otros pescados, así uno se levanta la comidita, así sea con eso”, señaló Bueno.

Luis Albeiro hace honor a su apellido, ya que vino hasta Peñas Blancas para hacerle el favor a Abigail y a Dayro de acercarlos a la jornada binacional. Cuatro hijos están enfermos de gripa, enfermedad natural de la región, pues la humedad, el calor y las lluvias hacen el ambiente propicio para que se desarrollen este tipo de afección respiratoria.

Escuche aquí la crónica completa de esta historia:

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