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Escuelas del Carnaval: cuna de artistas en territorio nariñense

El Carnaval de Negros y Blancos de Pasto ha trascendido de generación en generación, y para mantener este legado, desde niños se empieza a inculcar ese amor por el magno evento a través de las escuelas del carnaval. ¿Qué son las Escuelas del Carnaval?

El Carnaval de Negros y Blancos de Pasto ha trascendido de generación en generación, y para mantener este legado, desde niños se empieza a inculcar ese amor por el magno evento a través de las escuelas del carnaval.

¿Qué son las Escuelas del Carnaval?

César Villota, investigador cultural y quien está vinculado en una de la tres escuelas que existen en Pasto, dio a conocer que todo inicia con el Plan Especial de Salvaguarda, que se estableció luego de la declaratoria del Carnaval de Negros y Blancos como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, donde se contempla las escuelas como una estrategia para mantener vivo el patrimonio cultural.

“Es necesario que las escuelas tengan un concepto de investigación, donde se muestren los elementos culturales de la región y los procesos de colectivos coreográficos”; indicó Villota.

Uno de los grandes pilares de la escuela fue con la Fundación Proinco, donde se tuvo la experiencia de iniciar con el proceso y, a partir de ahí, se inició a vincular a establecimientos educativos. Se empezó con seis estudiantes y hoy cuenta con más de 600 niños y niñas que hacen parte de un proceso para ser los próximos artistas del carnaval.

“La escuela ha sido otra manera de conocer el patrimonio que tenemos e inculcar valores, teniendo en cuenta que la población que hace parte de la escuela son de barrios populares de la ciudad y corregimientos”; señaló César Villota.

El trabajo que se adelanta en cada escuela se ve reflejado cada año durante el Carnavalito. Este es un trabajo anual, pues cada vez que termina el Carnaval, ya se piensa en la propuesta que se va a trabajar durante el año siguiente, precisó el investigador cultural.

Se ha podido evidenciar que los niños han tenido cierta exclusión de estar vinculados en los talleres donde se elaboran las carrozas, por lo que se ha trabajado desde hace dos años, en que se vinculen en la elaboración de una carroza, señaló César Villota.

“Hemos logrado que los niños inicien a tallar, a que generen propuestas alternativas de lo que se va a trabajar en la carroza, vinculandose mucho más al proceso artístico”; narró Villota.

Aprendizaje

Según Fabián García Delgado, quien hace parte de la Escuela del Carnaval, desde muy pequeños los niños y niñas inician a conocer el proceso que enmarca el Carnaval, por medio de talleres donde se les enseña la pintura, a investigar, escribir sobre el carnaval, lenguas ancestrales, historia, dibujo, color, modelado, cómo realizar un tocado y cómo se elaboran los vestuarios.

“Lo que se busca es que los pequeños no pierdan esa cultura de la región y que aprovechen su tiempo libre. Que mejor que sea con el carnaval, es importante darle la oportunidad a un niño o niña que a futuro puedan ser parte de los colectivos grandes”, indicó García

Desde los 4 hasta los 12 años empiezan a vincularse en las escuelas del Carnaval, algunos impulsados por esa herencia familiar de artistas que buscan mantener su tradición.

Los padres de familia son los ‘motores’ para que sus hijos hagan parte del Carnaval de Negros y Blancos. Es el caso de Danys Matabanchoy, una madre de familia que ha vinculado a su niña a la cultura sintiendo una felicidad única cuando recorre la senda.

“Que nuestra hija haga parte del carnaval le ha permitido salir de esa rutina del estudio, a no estresarse y a trabajar en equipo. Le he ayudado con la elaboración del vestuario, lo que nos ha permitido tener una mayor unión familiar”, precisó Danys.

María del Pilar Jurado, hace parte de la Escuela del Carnaval, y narró que desde muy niña quería participar en el carnaval y lo más emocionante de estar en la senda es poder bailar.

La Escuela del Carnaval ha tenido la oportunidad de mostrar esta experiencia en países como México y Ecuador, además, de recibir reconocimientos por el trabajo cultural que adelantan.

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