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Día sin carro: ¿Cuáles son las alternativas para una movilidad sostenible en Colombia?

La jornada de día sin carro se estableció en el año 2000 por medio de mandato popular en Bogotá.

Como es costumbre de cada año, en Bogotá se adelanta este jueves una nueva jornada de día sin carro, donde se espera que más de 1´800.000 carros particulares y 469.000 motos dejen de circular por las vías de la capital.

El Distrito señaló que ha dispuesto de toda la flota zonal y troncal del Sistema Integrado de Transporte Público, además de cerca de 99 kilómetros de ciclovías y 550 kilómetros de ciclorrutas y bicicarriles que estarán habilitados. Pero, ¿cuál es la relevancia de esta medida y lo que se debería plantear a futuro?

Darío Hidalgo, promotor e investigador de movilidad sostenible, señala que solo el 15 por ciento de las personas en Bogotá se desplazan en vehículo particular y el otro 6 por ciento en motocicleta. “Es decir, este es un día normal para la mayoría de bogotanos, para quienes todos los días hay día sin carro y sin moto”, comenta.

Para el experto, el propósito de la jornada de día sin carro, cuando se celebró por primera vez en el 2000, y después cuando se volvió mandato ciudadano, por votación popular en octubre de ese mismo año, es que fuera un día de reflexión. “Es un día para mirar cómo mejorar la movilidad y no en sí mismo, un día para la solución de nuestros problemas”, sostiene.

Hidalgo recuerda que en esa misma consulta ciudadana, la Alcaldía preguntó si se podían prohibir los carros en horas pico a partir del año 2016 todos los días, y si bien, fue positivo este punto, no pasó el umbral requerido

“Nos quedamos con el mandato de hacer el primer jueves de cada año el día sin carro, pero no quedamos con el otro mandato, para lograrlo necesitamos las alternativas: necesitamos transporte público de calidad, una gran red de ciclorrutas en la ciudad, seguridad y un cambio de chip de que el progreso significa ir en carro”, sostiene.

¿Las energías limpias son la solución?

Darío explica que si se piensa en solucionar el problema de contaminación del aire, a través del cambio de tecnología, se puede avanzar mucho y allí se pueden generar apoyos en el tema tributario e incentivos, pero recalca que el tener más carros no soluciona otro problemas de movilidad como la congestión y la accidentalidad.

“Si fomentamos tanto el uso del vehículo particular eléctrico, podemos terminar en un trancón limpio o muertos en accidentes de tránsito de bajo carbono. Por ahí no es la solución a la movilidad, sí mejora el tema de calidad del aire”, argumenta.

Transporte público de calidad

Hidalgo enfatiza en que lo que se necesita es transporte público de calidad, por lo que hoy se resalta la implementación de grandes proyectos, no solo en la capital del país, sino en otras ciudades colombianas para mejorar la movilidad.

“Ya están hablando del tranvía de la Calle 80 y al aeropuerto; la primera línea del Metro que está contrata en Bogotá, la alcaldesa anuncia que va a ser extendida; está contratado el Regiotram de Occidente; la troncal de la Avenida 68, que muy seguramente funcionará con buses de baja y cero emisiones; en Pereira están construyendo su primer cable y en Cali están trabajando en el tren de cercanías para la zona de influencia”, expone.

Así mismo, destaca iniciativas a largo plazo como las construcción de una ciclovía en un corredor ecológico de la Carrera Séptima. “Puede generar un impacto muy alto y no necesariamente una demora tan grande en su construcción. ¿Quién se va a ver afectado por esto? El usuario del vehículo particular que no tendrá tanto espacio”, indica.

El reto: desincentivar el uso del carro particular

Para Darío Hidalgo, convencer a la ciudadanía de que hay mejores opciones de movilidad que el uso del carro particular, puede ser un proceso que no dura más de una generación en las sociedades de hoy.

“Si uno mira las ciudades europeas en los año setenta, porque esto es apenas dos generaciones no más, estas eran ciudades orientadas al carro y esa expectativa de crecer orientadas hacia el carro era lo que en ese momento sentían que debían hacer”, expone.

Sin embargo, la crisis del petróleo de 1973, y la emergencia de seguridad vial en varias ciudades europeas, debido a que muchos niños estaban muriendo atropellados por los carros, cambiaron la política pública.

“A lo largo de estos últimos 50 años, estas ciudades se han orientado a mejorar la caminabilidad, los andenes, los espacios públicos, se han construido una redes impresionantes para el uso de la bicicleta, pero también al mismo tiempo han hecho más difícil y más costoso el uso del vehículo particular”, indica.

El experto agrega que ese ejemplo de las ciudades europeas puede ser muy importante para Colombia y América Latina, sin necesidad de seguir el modelo de países como Estados Unidos de construir infraestructura abundante para los vehículos particulares.

Escuche aquí la entrevita completa a Darío Hidalgo, promotor e investigador de movilidad sostenible:

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