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Este es el nuevo panorama electoral en Colombia

Gracias al Acuerdo de Paz con la Farc, 177 municipios del país salieron de su estado de riesgo electoral.

Por: Manuel José Arias Naranjo.

La corrupción, el fraude y la presión de grupos armados son fantasmas que tradicionalmente han ensombrecido los procesos electorales en el país. De hecho, el mapa de riesgo electoral que tradicionalmente levantan entidades públicas como el Ministerio del Interior, la Defensoría del Pueblo y la Misión de Observación Electoral (MOE), prácticamente han clasificado a todos los municipios del país en alguna de las tres categorías de riesgo: medio, alto o extremo.

La compra de votos, la trashumancia, la financiación de las campañas con dineros de dudosa procedencia y otras practicas fraudulentas, sumadas a la presencia de la guerrilla de las Farc, el Eln, los grupos paramilitares y las bandas criminales, todos ellos vinculados a economías ilegales como el narcotráfico y la minería ilegal, han sido caldo de cultivo para que los procesos electorales pierdan la trasparencia, tal como lo señala Alejandra Barrios, directora de la MOE.

Sin embargo, los diálogos con la guerrilla de las Farc, emprendidos por el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, y la posterior firma del Acuerdo de Paz, cambió el escenario en muchas de las regiones del país donde las Farc ejercían presencia, aliviando de cierto modo el panorama electoral.

De acuerdo con el último informe de Mapas y Factores de Riesgo Electoral 2018, presentado en febrero de este año por la MOE, el riesgo electoral en el país disminuyó en un 20 % por temas relacionados con grupos armados y en un 8 % por fraude electoral.

“Uno de los efectos contundentes que tuvo el proceso de paz, es que en el 20 % de los municipios del país que antes estaban en riesgo por violencia, este fenómeno despareció del mapa de riesgo electoral, pero lamentablemente solamente tuvimos un impacto del 8 % en municipios donde disminuyó el riesgo por fraude. El trabajo debe concentrase de manera particular en todos esos aspectos que permitan un mayor y mejor monitoreo por parte de las organizaciones políticas y de la autoridad electoral, frente al proceso en sí mismo. Es decir para derrotar la compra de votos, la trashumancia electoral, la participación en política de los funcionarios públicos, entre otros fenómenos irregulares. Es uno de los principales retos que tenemos” afirma Alejandra Barrios.

El descenso del riesgo electoral por la disminución de la violencia arrojó que 177 municipios del país que se encontraban bajo la presión de grupos armados ilegales y estaban clasificados en alguno de los tres grupos de riesgo, hoy han salido de esa situación, parcial o totalmente, lo que sin duda representa un gran avance frente a pasados procesos electorales.

El departamento de Antioquia con 27 municipios que salieron del mapa de riesgo electoral encabeza el listado, seguido por Nariño con 14, Santander con 13, Atlántico y Cundinamarca con 12, Magdalena y Sucre con 10, Bolívar y Córdoba con 7, Cauca y Norte de Santander con 5, Caquetá con 4 y Casanare, Meta, Huila y Guajira con 3.

Así mismo, en los departamentos de Tolima, Valle del Cauca, Vaupés y Amazonas dos municipios salieron del mapa de riesgo electoral, mientras que en los departamentos de Risaralda, Arauca, Guainía, Putumayo y Vichada un municipio abandonó esta deshonrosa clasificación.

De los 177 municipios del país que se encontraban clasificados en algún tipo de riesgo electoral, 23 estaban ubicados en riesgo extremo por la fuerte presión de grupos alzados en armas, sin embargo, con la desmovilización de las Farc, se estima que en las elecciones par Congreso de la República de este 11 de marzo, en ellos se realice el proceso electoral sin mayores contratiempos, señala Barrios.

No obstante, Andrés Hernández, director de Trasparencia por Colombia, aclara que aún sigue latente el fantasma del fraude. “Debemos actuar de manera conjunta, no podemos dejar que solo las autoridades hagan esta labor, estamos invitando a la ciudadanía para que denuncie las irregularidades y las autoridades puedan investigarlas”, afirmó Hernández.

Foto: cortesía Misión de Observación Electoral (MOE)

Los diez más destacados

1. Toledo (Antioquia)

Ubicado en la subregión del Nordeste antiqueño, Toledo tuvo una amplia presencia del frente 36 de las Farc, que también operaba en municipios como Ituango, Angostura, San Francisco y Granada, entre otros, que de acuerdo con el mapa de riesgo de la MOE también salieron de riesgo electoral extremo.

“Estos municipios han venido desarrollando unos procesos muy importantes en el tema de memoria histórica y reconstrucción del tejido social, que de todas maneras debe verse reflejado en que en algunos riesgos, específicamente por factores de violencia, haya una reducción. Indiscutiblemente el hecho de que las Farc se hayan desarmado es un factor fundamental que ha contribuido a que tengamos un riesgo electoral menor, específicamente por los aspectos de violencia y violencia política”, afirma Verónica Tabares, coordinadora de la MOE en Antioquia.

2. Granada (Antioquia)

Tavares indica que la mayoría de los municipios que han tenido acompañamiento por parte de la sociedad civil y ON, han desarrollado distintos procesos que han permitido que la comunidad este más empoderada y que haya un reconocimiento de lo que allí sucedió.

3 Pisba (Boyacá)

Ubicado en la provincia de La Libertad, en el denominado ‘Cinturón ABC’, Pisba fue un corredor de los frentes de las Farc 28, 38, 45, 52 y 56, así como del Ejército de Liberación Nacional (Eln).

Para José Vicente López, coordinador de la MOE en Boyacá, la situación de la zona ha sido tradicionalmente muy compleja, por ser un corredor de grupos armados ilegales. “Sin embargo, con la salida de las Farc la situación ha mejorado mucho”, aclara López.

4. Pinillos (Bolívar)

Ubicado en la isla de Santa Bárbara, en la extensa región conocida como depresión momposina, Pinillos tuvo una amplia presencia de grupos paramilitares las Farc, Eln y en épocas más recientes el denominado Clan del Golfo.

Sin embargo, el estudio de la MOE demuestra que la desmovilización de las Farc y la arremetida de la Fuerza Pública contra el Clan del Golfo han mejorado ostensiblemente el clima de orden público en la región.

5. Samaná (Caldas)

Ubicado en el norte del departamento de Caldas, su cercanía con Marquetalia, cuna de las Farc, representó una presencia fuerte de esta guerrilla, sin embargo, la desmovilización del grupo armado generó un ambiente de normalización en la zona, afirmó el coordinador de la MOE en Caldas, Gustavo Ocampo.

6. Solano (Caquetá)

Tradicionalmente tuvo una fuerte presencia de nueve frentes de las Farc que operaban en esta zona, además de la Columna Teófilo Forero. De igual manera Solano fue epicentro de grupos paramilitares como Los Andaquíes.

Sin lugar a duda la desmovilización de las Farc representó un gran alivio para la tensa situación que se vivía en la región por la constante confrontación con los grupos paramilitares y la Fuerza Pública.

7. Jambaló (Cauca)

Ubicado en el nororiente caucano, junto con otros municipios del departamento como Caloto, Caldono, Silvia y Páez. La región también ha tenido una fuerte presencia de grupos armados ilegales que la utilizan como corredor de narcotráfico desde el departamento del Huila hacia la Costa Pacífica caucana.

“En el Cauca el factor más sobresaliente fue el acuerdo de paz con las Farc, debido a que esa zona fue un territorio, no solo en disputa, sino de confrontación entre diferentes grupos armados y la Fuerza Pública”, afirma Eduardo Andrés Chilito, observador del MOE, en el Cauca,

Lamentablemente, agrega Chilito, los nuevos grupos armados organizados que dinamizan economías ilegales como el narcotráfico y minería ilegal, están haciendo presencia en la zona, incluso en la región opera una disidencia de la Farc que no se sometió al proceso de paz.

8. Santa Rosalía (Vichada)

Ubicado al occidente del departamento, el municipio de Santa Rosalía limita con el departamento del Casanare. Con la desaparición del contexto armado de la guerrilla de las Farc el ambiente político y de orden público en la región cambio ostensiblemente de acuerdo con el último informe presentado por la MOE.

9. Quetame (Cundinamarca)

Ubicado en la provincia de Oriente de Cundinamarca, Quetame fue un amplio corredor utilizado por la guerrilla de las Farc entre la capital de la República y el piedemonte llanero, sin embargo, las condiciones de seguridad en la región mejoraron notablemente con la desmovilización de las Farc, afirma Diana Pascagaza, observadora de la MOE en el departamento.

Sin embargo, la observadora llama la atención frente al fenómeno del fraude electoral, no solo en este municipio, sino en las regiones de donde se desmovilizaron las FARC. “Al desaparecer del escenario el tema del conflicto armado, se ha vuelto la mirada y se ha podido evidenciar más ese tipo de irregularidades”, afirma Pascagaza.

10. Mutiscua (Norte de Santander)

El municipio de Mutiscua ha tenido una fuerte presencia de grupos alzados en armas, especialmente del Eln y las Frac. Sin embargo, la salida de este último, alivio la tensa situación que se vivía por la confrontación entre los dos grupos armados por el control de la región.

Las elecciones más pacificas de los últimos 40 años

De acuerdo con el ministro del Interior, Guillermo Rivera, quien ha visitado los departamentos de Caquetá, Cundinamarca, Putumayo, Cauca, Antioquia, Sucre, Córdoba, Bolívar, Atlántico, Norte de Santander, donde se ha reunido con las autoridades civiles y militares, así como con los representantes de los organismos de control y los representantes de los partidos políticos, estas regiones presentan total normalidad electoral.

“La buena noticia es que por primera vez en muchos años no habrá traslados de mesas de votación de zonas rurales a cascos urbanos, tanto la autoridad electoral como la Fuerza Pública están haciendo un gran esfuerzo para que no existan este tipo de traslados” enfatizó Rivera.

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