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Fonseca: territorio de paz, tradición wayuu y vallenato en La Guajira

Desde este 13 de agosto, la frecuencia 92.2 FM llevará a Colombia los relatos de una nueva emisora de paz.

Por: Luis Fernando Freyle, Radio Nacional Fonseca

De uno de los municipios más importantes de La Guajira, en muchos espacios de habla de que fue fundada y otros colonizada. A este territorio llegó el italiano José Agustín Parody, siendo capitán del ejército de los reyes españoles, y tiempo antes lo había hecho Agustín Fonseca en busca de aventuras y nuevas tierras. A este último, hoy en día se le conoce como el posible colonizador de esta población, según algunos historiadores.

Mucho después, en 1773 el nombre de Fonseca se registra ante la provincia de Santa Marta como jurisdicción, debido a que ya no estaba habitada solamente por indígenas, sino que ahora también se asentaban personas blancas. Luego, el 13 de junio de 1829, por medio del decreto No. 1954 se convierte en municipio de la intendencia de La Guajira.

Fonseca se ubica al sur del departamento de La Guajira dentro de la carretera nacional, por lo que es un paso obligado entre quienes se dirigen diariamente de Riohacha hacia Valledupar. Descrito por sus habitantes como un paraíso, rodeado de montañas y valles, que limita al norte con Barrancas y al sur, con Distracción y San Juan Del Cesar.

Lleno de cultura y tradición, guarda dentro de sus costumbres el arraigo por el vallenato, propio de esta región del país. Asimismo, le ha entregado al folclor distintas personalidades que, gracias a sus obras, pueden considerarse como juglares y representantes del municipio ante Colombia y el mundo.

Dentro de sus hijos ilustres encontramos a Luis Enrique Martínez apodado “El Pollo Vallenato”, destacado Rey del acordeón coronado en 1973, quien durante su vida gozó de mucho prestigio y renombre, por su particular forma de interpretar este instrumento. De igual manera, Carlos Huertas Gómez compositor de ‘Tierra de cantores’ se ganó el calificativo de ‘El Cantor de Fonseca’, por todo el aporte cultural que realizó y los años que vivió allí. Aunque nació en Dibulla frente al Mar Caribe, su canción narra el sentir y la riqueza histórica de La Guajira.

A Fonseca se le conoce también por ser cuna de destacadas muestras folclóricas. En cuanto a las danzas, el ‘Baile de la Colita Abierta y la Colita Cerrada’ es una representación típica, en donde las parejas bailan al ritmo de los tambores y las flautas. Este tiene mucha similitud al sonido del merengue vallenato, puesto que las vivencias cotidianas toman protagonismo y denota una amplia estela costumbrista.

Por su parte, el Festival del Retorno es quizás el evento cultural más representativo y que reúne a los fonsequeros en torno a muestras musicales, gastronómicas, artesanales y religiosas. El vallenato es la figura principal, por los concursos de acordeón que se realizan y, además, se convierte en un espacio para la defensa de lo tradicional.

El municipio también es tierra wayuu. En su jurisdicción se ubica la comunidad indígena de Mayamangloma, gracias a esto Fonseca cuenta con una gran diversidad ancestral y es ejemplo de un territorio donde convergen varias culturas enriqueciendo su identidad. Los wayuu son el grupo etnico más numeroso de Colombia, cuentan con lengua propia el wayuunaiki y son reconocidos en todo el mundo por la belleza de sus artesanías.

Recientemente, gracias a los Acuerdos de Paz logrados por el Gobierno Colombiano y las Farc, se instaló un campamento de esta organización, en el poblado de Conejo, uno de los tres corregimientos que tiene el municipio junto a El Hatico y Sitionuevo, para que allí, logren poco a poco su reinserción a la vida civil y puedan dejar atrás tantos años de lucha armada.

Esta acción permitió que el nombre de Fonseca se escuchara a lo largo de Colombia y que de hecho, las opciones turísticas favorecieran también a los excombatientes, debido a que muchas personas se interesaron en conocer este territorio, así como los medios de comunicación nacionales que empezaron a enfocar su mirada hacia este nuevo recinto de paz.

Este territorio será la sede de una de las nuevas emisoras de paz, de la mano de la Radio Nacional de Colombia en la frecuencia 92.2 FM. La llegada de los medios públicos suponen un antes y un después en la región, ya que se esperan importantes avances en materia cultural, a través de contenidos, producciones y talento humano, en una localidad que cuenta solamente con dos emisoras.

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