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Ginna Morelo: “El periodismo tiene una responsabilidad mayúscula en la reconstrucción de la memoria histórica”

Hablamos con esta reconocida periodista colombiana, a propósito de su participación en la 12a. Bienal Internacional de Radio.

Por: Miguel Ángel Cortés

Contar a Colombia desde un periodismo que indague, profundice, pero sobretodo abarque todas las voces que la componen, ha sido el objetivo de la periodista cordobesa Ginna Morelo.

Ya son varios años de trabajo y reconocimientos que la han posicionado como una de las grandes figuras del periodismo investigativo en el país.

Ganadora en tres oportunidades del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Actualmente es editora de la Unidad de Datos del diario El Tiempo y presidenta de Consejo de Redacción, organización dedicada a promover el desarrollo el periodismo investigativo.

Ginna Morelo es una de las invitadas a la 12a. Bienal Internacional de Radio, que se realizará del 24 al 28 de julio en el Planetario de Bogotá. Ella estará en el conversatorio ‘Lecciones de la prensa para la radio’ junto a Mónica González, directora del CIPER - Chile el jueves 26 de julio a las 11 a.m.

Esta reconocida periodista colombiana, que ha recogido y contado la experiencia de la violencia y la esperanza en el conflicto armado, abordará la necesidad y la vocación de sostener la vida y el periodismo con valor y persistencia.

¿Qué importancia empieza a cobrar en la actualidad el periodismo de datos con los diferentes casos recientes de corrupción en el país y el mundo?

El ejercicio periodístico, a lo largo de toda su historia, ha demandado la necesidad de fortalecer los mecanismos de verificación y confrontación de fuentes. Creo que las herramientas que nos ofrece el periodismo de datos son justamente esos mecanismos cuando hablamos de revisar información en las bases de datos que nos proveen información de entidades del Estado o del sector privado o cuando empleamos otras técnicas de moda como el fact checking, para la verificación de la información.

Creo que algunas de esas, precisamente, sin duda alguna, fortalecen el ejercicio periodístico y le dan las posibilidades, a quienes estamos en los medios, de generar un trabajo mucho más riguroso, profundo y que presente nuevos ángulos para poder seguir construyendo historias potentes.

En términos más simples, ¿Qué es el fact checking?

El fact checking es la verificación de la información, es una técnica que se ha puesto muy de moda a partir de un ejercicio fuerte que se hizo en EE.UU. con una organización que se llama Politifacts.

Ellos iniciaron la práctica de este tipo de ejercicios que consisten en buscar las historias falsas, verdaderas, amañadas en lo que ocurre en los hechos. Es sencillamente tomar el discurso público tanto del poder, de figuras públicas o que tienen algún tipo de responsabilidad social y mirar qué tan cierto es eso que nos están diciendo.

Hoy en Colombia, en ese sentido, tenemos ejercicios muy poderosos., como el de Colombia Check, que es una plataforma de la organización Consejo de Redacción que verifica el discurso público o una sección en particular de La Silla Vacía, que también justamente hace estos ejercicios.

Tratar de encontrar esas mentiras y verdades que hay en el discurso de los poderosos, para poderle contar a la audiencia en mayor medida qué es lo que se esconde detrás de esas frases que lanzan, o sea esas declaraciones que dan.

¿Cómo puede entrar en juego este ejercicio de rigurosidad frente a la inmediatez y el afán del periodismo y los medios de comunicación?

Uno de los componentes que siempre ha tenido el ejercicio periodístico es el de la inmediatez y eso de alguna manera apunta justamente a que los medios de comunicación traten de ganar la primicia.

Yo creo que con todo el escenario de la revolución digital y la incursión de las redes sociales, ese tipo de paradigmas empiezan hoy a cambiar en la medida de que hoy el ciudadano participa también y es canal de distribución de la información, entonces ya no solamente los medios tienen ese poder de la inmediatez.

Frente a un escenario en donde muchos otros actores distintos al medio tradicional o al periodista, también pueden proferir informaciones a través de los distintos canales, nos encontramos ante un océano de datos o de información sobre los cuales no tenemos certeza. Y allí, a mi juicio, es que cobra muchísima relevancia, poder, potencia y fuerza el periodismo de origen, que es el periodismo que se encarga de contrastar y verificar.

Y eso es lo que se hace justamente con lo que hace la tecnología, utilizar las herramientas para verificar, contrastar y entender que entonces hay otros tiempos que están relacionados específicamente con el rigor y con apuntar a la credibilidad.

Construir credibilidad por parte de un medio para apuntar a la independencia requiere otros tiempos distintos al de la inmediatez. Creo que no es la única competencia que existe hoy cuando se hace periodismo, pensar en que necesariamente debo ser el primero en contar las cosas. Creo que debemos competir con relación a calidad y la calidad muchas veces se sale de este escenario de la inmediatez.

Precisamente, en medio de este nuevo escenario de medios digitales y redes sociales, ¿Qué decir frente al mito o paradigma de que la prensa escrita puede desaparecer?

A mí me gusta pensar que el periodismo nunca va a desaparecer, podrán cambia los formatos, podrán cambiar las plataformas, esos vehículos de transmisión de la información. Podríamos pasar del papel solo al mundo virtual, tampoco podría asegurar cuándo va a ocurrir eso. Podemos mutar toda la radio en un tiempo solo a la plataforma digital.

Pero lo más importante, que creo yo que hay de fondo, es que el ejercicio periodístico, ese ejercicio que conecta a las audiencias o a las comunidades con las fuentes de información, va a estar vigente y muy poderoso y más que nunca, yo lo veo así.

Todos estos adelantos tecnológicos nos potencian el ejercicio, por tanto, podrán cambiar las plataformas y nos podremos enfrentar a nuevas, e incluso, a formatos nuevos, pero la manera de investigar, de buscar la verdad, de acercarnos a las fuentes, de encontrar las historias, seguirá siendo la misma y se llama periodismo. Y a eso es a lo que debemos dedicarnos con mayor ahínco y rigor, para ofrecer un buen servicio a los ciudadanos, porque el periodismo sigue siendo necesario para la sociedad.

Usted fue una de las periodistas que se dedicó a narrar del conflicto armado escuchando principalmente a las víctimas y lo que fue un desafío en ese momento. Una vez pasada esta página de la guerra, ¿Cuál debiera ser el reto de periodismo en estos tiempos?

Ahorita estamos frente a unos retos enormes, hablando no solamente del escenario en el que nos encontramos que es el colombiano. El periodismo tiene una responsabilidad mayúscula en toda la reconstrucción de la memoria histórica del país. Podría ser este uno de los primeros retos a mencionar.

También tiene una responsabilidad enorme con la construcción de una narrativa incluyente, participativa, abierta, mucho más horizontal. Y un tercero es el de no renunciar a la independencia, en la práctica estamos viendo cada día cómo los medios de comunicación terminan en manos de conglomerados económicos o de sectores del poder de cualquier esfera y de alguna manera se empeña todo el escenario de la independencia.

Yo creo que hay que rescatar todo esto y de alguna manera se viene haciendo cuando uno encuentra en el mundo virtual ejemplos muy poderosos de medios de comunicación que le están apuntando justamente a eso.

Muchas personas dirán: “Pero esos medios de comunicación no tienen unas audiencias enormes, no tiene millones de usuarios o páginas vistas”. Resulta que esos medio están construyendo una comunicación mucho más en lo micro, relacionada, casi que directamente con unas audiencias en donde se están generando algunos cambios de carácter social. Entonces ahí hay un reto, fortalecer todas estas experiencias que se están construyendo desde el emprendimiento periodístico a partir de la innovación sin perder independencia y haciendo mucho énfasis en la investigación.

Ahí está el reto, no perder de vista el origen, por más tecnología que exista, lo importante es saber que tenemos un compromiso social y olvidarlo sería renunciar a un buen ejercicio periodístico necesario para Colombia.

En medio de este ejercicio de escuchar a las víctimas, muchos destacaron esa labor de ponerlas en el centro de la narración. ¿Cómo era el discurso antes con el protagonismo de otras voces?

Lo que dispara en mí ese compromiso de cubrir el tema fue a partir de las audiencias con los paramilitares, en las cuales, grupos de víctimas entraban. Muchas veces los paramilitares estaban en otras ciudades. Tú te conectabas a través de una pantalla y observabas cuando el victimario hablaba.

Esa gran preocupación de los medios de comunicación por empezar a darle voces a los victimarios, lo cual estaba bien, pero me generó a mí otra más y es cuándo llega el momento de las víctimas y cómo deberían ser estos equilibrios informativos.

Eso me hizo acercarme, en primera medida a andar con los otros, yo creo que el ejercicio periodístico es un andar con los otros para encontrarte a tí mismo, es una definición muy personal. En un departamento como el de Córdoba, donde yo nací, andar con los otros para tratar de ganar sus confianzas era fundamental, porque han sido años de historia de silencios.

Y allí comienza esa construcción de relación que deriva en la publicación de toda una serie de reportajes a través de los medios de comunicación y de un libro que me acercó justamente a lo que yo quería o entendía que debía hacerse de alguna manera y fue un ejercicio muy duro, bastante difícil para mí, porque tú allí conoces muchas de las cosas que gran parte de este país no sabe sobre lo que le ha ocurrido a muchas personas, y vivir con eso, y contar sus historias transmitirlas, muy apegado a ese sentir y esa vivencia de ellos, tampoco es fácil encontrar la narrativa adecuada, sin perder de vista el respeto, era también algo muy complicado.

Al final creo que hay una curva de aprendizaje muy interesante que quise compartir en unos manuales de periodismo de Consejo de Redacción: ‘Pistas para narrar la paz’ y ‘Pistas para narrar la memoria’, que es un poco la recopilación, junto a otros colegas, por supuesto fue una experiencia maravillosa de trazar una especie de matrices de contenido para poder pensarlos en clave de cómo narrar el conflicto colombiano y cómo hacer investigación de estos temas.

Muchas veces el periodismo suele centralizarse y olvida las regiones y zonas apartadas. ¿Qué potencial tiene el indagar en estos territorios para el desarrollo de un periodismo más nutrido y de calidad?

Sin duda creo que existe todavía esa tensión de contar desde el centro y contar desde la región. Es una aspereza que debe limarse todavía más y podría ser que a partir de la construcción de un discurso colectivo. Yo creo que debemos intentar traspasar esas barreras y hacer del ejercicio periodístico un ejercicio colaborativo, como podemos ver que en el mundo muchos lo han venido haciendo.

En las regiones colombianas hay un aprendizaje muy fuerte sobre el conflicto, sobre lo que ha pasado y queremos solo hablar del conflicto, porque muchos periodistas tuvimos la posibilidad de acceder a estas fuentes de primera mano y no vía telefónica ni teleconferencia.

Pero no solamente lo hicimos en un momento determinado, sino que convivimos con ellas muchos años, hasta construir un tejido de confianza que hace que tú puedas generar un ejercicio más riguroso a la hora de investigar y por tanto lograr piezas muchos más poderosas y en cuanto a la comunicación de la información, mucho más efectivas.

Yo creo que ese aprendizaje que hay en muchos colegas nuestros, en los territorios que tenemos, por lo que hemos vivido, debe incorporarse a los ejercicios que se vienen haciendo desde el centro, que son también muy importantes y de un altísimo reconocimiento.

Hay que romper las barreras, hay que hacer lo que no ha podido nuestra Constitución del 91, que es pensar en un país regional o incluso lograr acercarnos al discurso que tampoco hemos visto todavía en la práctica, convertido en realidad, como es esa paz territorial. Yo creo que hay que pensar en clave de juntarnos y de entender que si existen diferencias, todos cabemos en esta construcción de la narrativas o del ejercicio en lo que tiene que ver con el periodismo.

Años atrás vivíamos los secuestro, muertes y masacres de civiles y miembros de la Fuerza Pública, pero hoy estamos viviendo algo inminente que es el asesinato de líderes sociales. ¿Cuál debería ser la tarea del periodismo aquí?

Lo que viene ocurriendo en los crímenes contra los líderes sociales yo creo que amerita una primera reflexión y es qué tan ajenos habíamos estado a un fenómeno que se venía gritando con el alma desde los territorios desde hace muchos años. Hoy, porque tenemos toda una serie de escenarios de comunicación mucho más ágiles, estamos conociendo historias que están ocurriendo en un tiempo presente, pero qué pasa con ese pasado que tenemos, con esas cargas de violencia que tenemos tan duras y rudas contra las víctimas de los territorios y los líderes que defendieron esas luchas.

Cargas de violencia que no fueron analizadas ni atendidas como se merecían en un país tremendamente violento, como ha sido el nuestro. Hoy estamos frente a un número que nos asusta, que es pavoroso, de líderes asesinados, pero frente a unas luchas silenciadas a la fuerza en los territorios y frente a un ambiente amenazante e intimidante que no propicia la construcción colectiva.
Los periodistas a esos lugares tenemos que llegar para quedarnos, para acompañar y para contar.

En el marco de su participación en la 12a. Bienal Internacional de Radio, usted va a conversar con Mónica González Mujica con quien pueden haber varios elementos en común, ambas se dedicaron a contar lo difícil y lo terrible que estaba pasando en su entorno y a denunciarlo. ¿Cómo el periodismo ha sido una herramienta para reconstruir los acontecimientos que han impactado a América Latina?

Sí, vamos a estar con la maestra Mónica González, una persona a quien tenemos todavía muchísimo más que aprenderle. Decirle a todas las nuevas generaciones de periodistas, que si quieren acercarse a todo lo que representa la investigación en territorio, a contar lo que le ocurre al otro en entornos demasiado difíciles, seguir toda la trayectoria de Mónica González es una excelente forma de intentar acercarse a esa construcción narrativa y periodística propia.

Creo sin duda alguna que los latinoamericanos estamos estamos unidos por unas filigranas muy sensibles, algunas de ellas están muy relacionadas con los conflictos, con la violencia, con la guerra y eso de alguna manera debe, no solamente convertirse en referente de cómo intentar aprender de los otros para seguir para seguir adelante, sino cómo construirnos y reconstruirnos hoy en día.

Creo que aquí hay, siguiendo a la maestra, un material enorme para pensarlo,sobre todo en la medida que ella hizo un tránsito por diferentes plataformas hasta llegar a un propia que es el Centro de Investigación Periodística de Chile, que recoge todo ese trabajo tan potente, solamente un capítulo relacionado con toda la violencia en ese país. Entonces yo creo que allí hay mucho por hacer y aprender.

Como un abrebocas a esta charla, para usted, ¿Qué lecciones tiene la prensa escrita y digital para enriquecer la radio?

Yo creo que todos los ejercicios que ponemos en práctica a través de las distintas plataformas, hablando específicamente del periodismo, nos sitúan en un ejercicio de ensayo y error permanente, lo cual es maravilloso. Creo que hay posibilidades de complementarnos, de manera fantástica, cuando hablamos de un periódico, la radio, la televisión o el mundo digital y las distintas técnicas, que de alguna u otra manera, se desarrollan con mayor fuerza.

Si hablamos de la prensa escrita y toda esa construcción narrativa poderosa, que se puede poner en práctica hasta allí, encaja perfectamente con la maravilla de la radio, que en esencia es un medio para contar.

Escuchaba cierto dia que la radio es un espacio para hablar con el otro, para hablar entre todos y para construir con innovación nuevos momentos en esta comunicación. Yo creo que hay allí unas curvas de aprendizaje muy interesante.

O si nos vamos al mundo digital, hoy en día, podemos ver solo un ejemplo para villoso de lo que ocurre cuando inspirados en el modelo de la radio, desarrollamos una línea muy potente de lo que es el formato de podcast para producir una plataforma con unos contenidos de altísima calidad como es Radio Ambulante, por ejemplo.

Ahí estamos recogiendo la potencia de la implementación los géneros periodísticos es distintas plataformas, situandolos en una línea de trabajo editorial muy consistente, para arrojar unos resultados muy cercanos a la audiencia.

Gabo fue unos de los precursores de enriquecer y cuidar la narrativa del periodismo. Con base en esto. Para usted, entre tantas lecciones ¿Cuál deberíamos destacar?

Me gustan muchas, pero me quedo con dos: aquella frase que se puede resumir en que sencillamente todo el periodismo es de investigación. El maestro lo dijo, lo probó y nos lo muestra en todas sus obras. Y otra muy hermosa que la retomamos nosotros para inspirarnos y escribir en el libro ‘Pistas para la paz’, es esa demanda de que todo periodista de nuestro país tiene un compromiso con escribir el gran reportaje de este territorio. Y ese gran reportaje, es, sin lugar a dudas, el que nos conecta con las regiones para intentar interpretar y comprender lo que en ellas ocurre y que lo podamos amplificar de buena manera.

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