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¿Por qué renunció Evo Morales y qué viene ahora para Bolivia?

El anuncio se da tras conocer el informe de la auditoría de la OEA, en el que advierten irregularidades en la jornada de elecciones.

Por: María Camila Sánchez

Luego de tres semanas de protestas en Bolivia, el presidente Evo Morales anunció su renuncia al cargo, tras conocer el informe de la auditoría de la Organización de Estados Americanos OEA en el que advierten irregularidades en la jornada de elecciones del pasado 20 de octubre, que le dio la victoria para continuar como jefe de Estado.

Morales, antes de oficializar su renuncia, convocó a una nueva jornada electoral, en respuesta, no solo al masivo llamado de los bolivianos a repetir las elecciones, sino también, ante la presión política que emprendía, puesto que varios de sus ministros e importantes funcionarios del Estado, como la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, renunciaron a sus cargos progresivamente desde el sábado pasado. Pero esta decisión no bastó.

En una álgida jornada para Bolivia, las reacciones al informe de la OEA no se detenían y escalaron los más altos rangos de las Fuerzas Armadas bolivianas, para llamar a Morales a la dimisión del cargo.

Entre quienes sugirieron la renuncia del presidente estaban el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Williams Kaliman y de Policía, general Vladimir Yuri Calderón. De hecho, el viernes en la noche se produjo un inédito amotinamiento de la Policía en todo el país, especialmente en Cochabamba, en el que denunciaban fraude en la jornada electoral.

El gobierno, pero particularmente, Morales, estaban cercados. Ante este ambiente, Álvaro García, vicepresidente de Bolivia, también renunció al cargo.

"Renunciamos para que el pueblo no sea pateado. Renuncié por ellos. Familias pobres y humilladas. No queremos que haya enfrentamientos", dijo Morales al renunciar.

“Es el final de lo que se estaba convirtiendo en una dictadura al estilo venezolano y se debe, sobre todo, a la falta de apoyo de las Fuerzas Militares que fue lo que identificó Morales como el punto de quiebre para mantenerse en el poder”, indica Javier Garay, docente internacionalista de la Universidad Externado de Colombia.

Desde el 20 de octubre los ánimos en Bolivia subieron y los opositores lideraron el llamado a las calles. Carlos Mesa, el opositor de Morales en las elecciones, insistía en las irregularidades durante la jornada electoral y Luis Fernando Camacho motivaba a la ciudadanía a un paro indefinido exigiendo la renuncia de Morales.

Pero no fue la presión social lo que acorraló a Morales. Según Garay, lo que se conoce como el grupo de ‘el selectorado’, que son las élites de diferentes sectores, que mantienen a un determinado líder en el poder, sintió la necesidad de un cambio de régimen y vislumbró la posibilidad de mejores condiciones con otro representante en el poder.

“Por las características de Evo Morales se podría considerar que el selectorado eran sobre todo las comunidades indígenas. Sin embargo, estas organizaciones exigen la extracción de rentas para recibir beneficios mientras su líder está en el poder. Estos grupos cambiaron esa percepción y ven que hoy estarían mejor sin Morales en el poder y piden un cambio en el régimen, porque la expectativa en el corto plazo es de mejorar su situación con otro presidente”, explicó.

Ahora, Bolivia se tendrá que preparar para una nueva jornada electoral que cuente con una estricta vigilancia y monitoreo, tal como lo han sugerido países como Estados Unidos y Colombia.

De acuerdo con la constitución boliviana, interinamente el presidente del Senado tendría que asumir la presidencia ante la dimisión del presidente y del vicepresidente. No obstante, el panorama se complica aún más, ya que la presidenta de la corporación, Adriana Salvatierra, también renunció.

“Hay un control por parte de Morales y de sus seguidores en las organizaciones al interior del Estado. No sé qué tanto habrá de cambio al interior de esas instituciones, para que haya unas elecciones limpias y transparentes. Esperemos que no haya una toma del poder por parte de las Fuerzas Militares, porque sería un antecedente equivocado”, indicó Garay.

Tras casi 14 años en el poder, Morales sale del cargo y viene un panorama político incierto para Bolivia. Habrá que esperar qué condiciones exigirán los bolivianos a su nuevo líder y si continuará el modelo de un fuerte intervencionismo del Estado en todos los ámbitos nacionales.

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