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Protestas en América Latina: historia e identidad

Expertos señalan que América Latina conoció las manifestaciones casi desde su concepción como democracia.

Por: María Camila Sánchez

Cuando se habla de protestas sociales es inevitable pensar en 1968, año en el que los movimientos ciudadanos salieron contundentemente a las calles de Estados Unidos, México, España, Checoslovaquia, entre otros países, que tenían como propósito uno solo: llamar la atención del poder para generar cambios en sus condiciones de vida. Y en su mayoría, lo consiguieron.

América Latina conoció las manifestaciones casi desde su concepción como democracia. Muchas de las campañas libertadoras nacieron como movimientos sociales, por lo que estos están integrados a la historia latinoamericana.

“América Latina ha sido un continente lleno de movimientos. Somos libres gracias a procesos revolucionarios de acción colectiva porque todas las campañas independentistas fueron movimientos sociales, así que nuestras democracias nacieron gracias un activismo y la coordinación de unos líderes que llevaron a que la gente tomara acciones y dejara su posición pasiva. Los movimientos indígenas fueron muy importantes, así como los movimientos en pro de la democracia que llevaron a derrocar dictaduras en países como Argentina, Chile o Brasil”, indicó Carlos Charry, sociólogo profesor de la Universidad del Rosario.

Foto: Colprensa. Noviembre 2019.

El 2019 ha sido un año de múltiples manifestaciones sociales en las que razones como derechos humanos, salud, bienestar, pero sobre todo, desigualdad, han motivado los ciudadanos a salir a las calles con el fin de ejercer presión en los Estados para mejorar sus condiciones sociales.

“Las recientes protestas en América Latina, a pesar de lo diferentes que son entre ellas, tienen algunos matices. En el trasfondo hay una frustración de las sociedades frente a algunos anhelos en temas sociales, particularmente la desigualdad y el bienestar material”, explicó Javier Garay, profesor en temas de Gobernanza de la Universidad Externado.

Las manifestaciones sociales no tienen necesariamente un frente político que lo lidere, ejemplo de ello son las recientes protestas en Bolivia y en Chile, países que tienen gobiernos de izquierda y de derecha respectivamente. Además, la agenda ha sido múltiple ya que asuntos como los derechos de las mujeres, salud, trabajo y educación son algunos de los más recurrentes.

“En la medida en la que se hagan de manera sostenida en un tiempo prolongado, seguramente los mandatarios tomarán en cuenta sus reclamos”, dijo Charry.

En los últimos meses se han registrado enfrentamientos entre la población civil y la Fuerza Pública en las calles de Haití, Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Chile, y Colombia, y aunque cada país protesta por razones distantes, todas tienen un mismo propósito: llamar la atención del poder.

Foto: Colprensa. Noviembre 2019.

“En América Latina históricamente ha habido un malestar en la relación de la sociedad con el Estado y algunos resultados que se conciben como problemáticos en términos de mejora del bienestar y la desigualdad. Esto ha llevado a que desde el siglo XIX y el XX se configuren manifestaciones que han avanzado en algunos países en el reconocimiento de algunos derechos pero sobre todo, han consolidado la intervención estatal en la economía y el gasto público en lo que llaman gasto social”, explicó Garay.

Aunque en el mundo se han visto fuertes protestas como en Hong Kong e Irán, en América Latina hay un factor común y es el económico. Países con profundas desigualdades y con políticas que han pretendido reducir la pobreza sin transformaciones sociales de fondo. “Las movilizaciones populares son manifestaciones legítimas de un descontento social que se viene configurando desde hace décadas y es necesario prestarles atención para que los Estados tomen las medidas necesarias para tener gobiernos justos”, dijo Charry.

Grandes ejemplos como la revolución mexicana o la caída de dictaduras en la región demuestran que la protesta social puede desencadenar profundas transformaciones sociales en pro de las comunidades, no obstante, las vías de hecho y la violencia son factores que desdibujan el propósito de estas y parte del intento por deslegitimarlas proviene de los actos vandálicos que han protagonizado algunos violentos en dichos espacios.

“No es justificable de ninguna manera la violencia pero es tal el grado de desesperación de muchos manifestantes por la falta de acción de los gobiernos que deben entrar en confrontación para ser escuchados pero hay que hacerle un llamado de atención a quienes convocan a las marchas para que tengan la coordinación suficiente para evitar que estas movilizaciones terminen infiltradas por actores violentos”, insistió Charry.

Escuche aquí el informe radial completo de este especial periodístico sobre protestas en América Latina:

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