Pasar al contenido principal
CERRAR

“El rugby nos salvó la vida”, jóvenes que renacen a través del deporte

Nueve chicos privados de la libertad aseguran que volvieron a nacer después de practicar esta disciplina que nació en Inglaterra.

Por: Angélica Blanco Ríos - Radio Nacional Bucaramanga

En Santander, nueve jóvenes vieron en el rugby la forma de superar su pasado y de renacer como el ave fénix. Hablamos con ellos para conocer cuál es su historia y cómo llegaron a practicar este deporte que hoy les da alas y ganas de seguir adelante.

“Nosotros estamos en este centro por haber cometido un delito y hoy, como el ave fénix, renacemos de las cenizas. El rugby se convirtió para mí en una semillita, de esas que uno planta y dice -Sí, puedo recogerla después (…) Esa es la filosofía de este deporte: te taclean, te caes en la vida, hay un problema, lo solucionas, vuelves y te paras y sigues para adelante”, dice William*.

A él lo vamos a llamar así para proteger su identidad, pues los errores que menciona están relacionados con delitos que cometió y los cuales lo llevaron a ‘La Granja’, un espacio abierto al que solo llegan quienes tienen el mejor comportamiento en la fundación Hogares Claret, antigua correccional de menores y en donde 18 jóvenes provenientes de distintos municipios de Santander, tendrán que vivir durante meses e incluso años.

Foto: Milena Bernal.

“Yo llevo en la Fundación cinco años y con el tiempo te das cuenta que puedes cumplir una sanción no juzgándote por lo que hiciste sino diciendo bueno, puedo hacer las cosas de una vez y salir a enmendar lo que hice. Saber que antes no era nadie y ahorita ya sea el ejemplo de la familia, que estoy estudiando y que puedo tener un futuro, me llena de orgullo. El rugby me ha dado tantas ganas de seguir adelante en mi vida que no voy a dejarlo”, comenta William*, mientras se toca sus manos y eleva sus grandes ojos al cielo, como quien hace suplicas para que el tiempo pase volando, pues aún le queda un año y medio para cumplir su pena en este centro carcelario.

Dentro de sus propósitos está terminar su sexto semestre de ingeniería ambiental desde la cárcel. Sí, allá les otorgan becas para estudiar en diferentes universidades del país a distancia.

Además, es el capitán del equipo de rugby de esta institución desde hace 8 meses y se está preparando con todo su equipo para participar en el torneo regional de rugby en el cual quieren quedar como ganadores en una semana.

Pero quienes practican este deporte en ‘La Granja’ son solo nueve chicos. Ninguno tiene más de 23 años y menos de 16, pero todos encontraron en el rugby, práctica de contacto por excelencia y la que nació en Inglaterra, un espacio en el que los martes, jueves y sábados, desde las afueras del municipio de Piedecuesta, se olvidan de los errores del pasado.

Foto: Milena Bernal.

Así se llama el equipo y nació gracias a César Arnulfo Pinilla Orejarena, un abogado bumangués que por puro amor al deporte tocó las puertas de la Fundación Hogares Claret desde hace aproximadamente 12 meses y desde entonces no ha podido salir o no ha querido.

“Yo no tengo palabras para describir a ese señor. Está dispuesto a sacrificar su tiempo y su economía. Hay personas que no tenemos uniformes cuando llegamos y él nos ha colaborado siempre”, explica Martín*, quien también está privado de la libertad y es otro de los integrantes de Fénix, como se denomina su equipo de rugby.

El vuelo deportivo de este equipo se levantó hace dos meses, cuando dos jugadores de este grupo, participaron con los reyes del rugby del país y quedaron de segundos con el equipo Toros, de la Universidad Industrial de Santander (UIS), institución en la que César Arnulfo Pinilla Orejarena, ‘el profe’, hizo sus mejores jugadas en este deporte cuando era universitario y tenía la edad que tienen hoy sus pupilos.

Lamentablemente, el rugby solo tiene un espacio para practicarse en Bucaramanga y su área metropolitana y para los municipios alejados de la zona urbana, no existe o solo es visible desde la televisión.

Foto: Milena Bernal.

“Uno miraba que en los canales pasaban eso pero no le encontraba nada de sentido porque no entendía y ahora que lo logro comprender ya le cogí amor al deporte que para mí significa respeto porque es un juego de caballeros (…)”, asegura Camilo*, otro de los jugadores a los que Pinilla Orejarena, el precursor y fundador de Fénix, considera como sus hijos y a quienes les lleva desde guayos en adelante o uniformes donados, porque hoy no cuentan con ello, ni una cancha digna para sus entrenamientos. Y a punta de golpes, de esos que no duelen y si duelen se convierten en triunfos grupales, han hecho volar al equipo.

“Nosotros como seres sociales creemos que quien comete el delito es basura y lo mandamos a una cárcel o a una correccional esperando que nunca jamás salga y nunca pensamos qué fue lo que motivó a esa persona. Entonces relacionándome con todos esos seres humanos yo dije no, voy a empezar a hacer algo y vi el rugby como una oportunidad para que ellos tuvieran la capacidad de volar y soñar”, concluye César Arnulfo Pinilla.

Para ellos, Cesar es la voz de la experiencia, el ejemplo a seguir y el padre adoptivo que les regaló el destino. Él es alto, tiene mucha paciencia, ojos negros y en las mañanas trabaja en un juzgado y tres tardes a la semana, cambia estos recintos por una cancha de arena, ubicada en medio de una finca llamada ‘La Granja’, donde hay cinco caballos, un galpón de gallinas, patos, cultivos de maíz, y nueve jóvenes que cada vez que lo ven llegar, sonríen, como quienes ven a alguien que les cambió la vida.

Por ahora, ellos manifiestan seguir a la espera de que el tiempo pase, las heridas cierren y las ganas de jugar no se vayan.

Escuche aquí la crónica radial completa de esta historia, emitida en el programa Señal Deportes:

ETIQUETAS