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“BioDesarrollistas”en Colombia

Este artículo es una colaboración de Judith Sarmiento y Juan David Escorcia para el programa Colombia Responsable de la Radio Nacional de Colombia.

Colombianos que piensan el desarrollo económico desde la sostenibilidad y por medio del uso responsable de la biodiversidad, compartieron sus experiencias en Colombia Responsable para demostrar que naturaleza y desarrollo pueden coexistir.

Iniciamos con la Piangua, un molusco bivalvo habitante de Bahía Málaga en el Pacífico colombiano y que tiene una historia de supervivencia para contar. Al principio, los pescadores de la región al ver la inminente amenaza de su extinción, decidieron fundar la Asociación Ecomanglar para garantizar su pesca responsable. Años más tarde, la Piangua, tan pacífica como el mar donde vive, se convierte en atracción turística, una experiencia que ha recibido el nombre de Ruta de la Piangua y en donde los visitantes conocen el trabajo de pescadores y sus familias, alrededor del aprovechamiento sostenible del molusco. Es esta, sin duda, una historia de convivencia del ser humano con las especies marinas, que se convierte en estrategia para el desarrollo económico de la comunidad.

Del pacífico colombiano, pasamos al departamento de Córdoba para conocer la historia de Ignacia de la Rosa Pérez, representante legal de la Asociación de Mangleros, líder del proceso de recuperación natural y económica de los manglares de la Bahía de Cispatá.

Hace algunos años, la caza ilegal del Caimán Aguja amenazaba con su extinción, dejando sin sustento a cientos de pescadores, quienes no entendían cómo la desaparición de una especie tiene consecuencias sobre otras poblaciones marinas, lo cual generó rezagos en la economía de la región. Sin embargo y bajo el liderazgo de Ignacia, la determinación de la comunidad y la asesoría de científicos de la Universidad Javeriana, lograron recuperar la bahía mediante la zoocría del animal, controlando la humedad del terreno para incubar los huevos del caimán.

De esta manera, la comunidad logra mejorar las tierras y lógicamente el entorno del caimán aguja, asegurando su supervivencia y la disponibilidad de otras especies marinas y garantizando por lo tanto la actividad económica de los pescadores.

No solo las especies marinas han tenido el privilegio de contar historias de supervivencia, las mariposas también han sido protagonistas de la sincronía entre biodiversidad y desarrollo. Es el caso de Alas de Colombia, una empresa al servicio del Biocomercio Sostenible y dedicada a la cría y comercialización de mariposas. Su modelo de sostenibilidad empresarial nace desde el 2001 bajo el liderazgo de Vanessa Wilches.

Su trabajo consiste en la zoocría de mariposas en Palmira (Valle) en donde abunda el trabajo colaborativo en tres veredas circundantes; “Son aproximadamente 28 familias campesinas las que se benefician de esta actividad, ellos viven y prosperan alrededor de las mariposas” señala Vanessa.

La estrategia permite criar las mariposas y repoblar la especie a medida que avanza la explotación. El trabajo alrededor de las mariposas, exige implementar modelos de agricultura orgánica, no se utilizan químicos ni nada que sea tóxico, lo cual genera un impacto ambiental positivo en el entorno.

Experiencias como estas que presentamos en Colombia Responsable, demuestran que sí es posible aprovechar la biodiversidad sin devastarla.

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