‘Bolo criollo', un siglo en la historia del deporte santandereano
Por: Ruth Johanna Gélvez
Existe un juego que hace parte de la tradición santandereana: el bolo criollo, un deporte que va acompañado de buena música y compañía. Algunos jugadores me dicen "no sé qué tanto sea un deporte, pero eso sí tiene su técnica: hay que darle vueltica a la bola pa‘ tirar los palos".
Henry Arguello juega desde pequeño. Me cuenta lo que disfruta de este juego:
“La verdad no sé cómo empezó, me gustó practicarlo y aquí en Bucaramanga usted donde vaya encuentra 'bolo'. El que no juega bolo en Santander no es Santandereano". Me explica que las bolas son de aluminio y traen tierra por dentro.
“Eso no se siente, uno lo que hace es mirar si la bola es precisa para usted y para su brazo". Henry está de pie frente a la pista de arena, al final están los tres palos de madera, mira fijamente el punto al que quiere llegar, le da unas vueltas a la bola en su propia mano y la lanza como si saliera de su brazo una bala, cae en tierra y pica a dos de los pinos.
Héctor Hernández Mateus, periodista y promotor del bolo en la región, me cuenta sobre su trabajo invitando a la gente y a los medios a practicarlo, especialmente en Bucaramanga.
“Esta es una bandera que tomé desde hace 30 años. Quise hacerlo porque es una expresión cultural muy de nuestro departamento", dice. Santander es cuna de este deporte y aunque para muchos solo sea un juego que nació en las veredas y en los pueblos de la Provincia García Rovira, para Hernández el buen ambiente que se crea en el espacio de juego ha logrado que también habitantes de las zonas urbanas se emocionen y jueguen con sus familias.
Los jugadores pactan un número de pinos por tumbar y el que primero llegue a la meta gana el juego. Al parecer no tiene mayor dificultad; sin embargo, quien lo practica ya sabe manejar la bola y entiende que el lanzamiento tiene su 'mañita' para derribar los pinos.
Pregunto a estos amantes del juego quién es el muchacho que está detrás de una tabla de madera y que organiza los palos luego de que se hayan derribado.
“El Garitero!!! Yo sé que él para los palos y devuelve las bolas", dicen. Luego descubro que además de eso, este personaje define quién gana la jugada por cercanía a los palos. Héctor afirma que hay un dicho en el juego que dice: "La sentencia de garitero, apelación a los infiernos".
“En el bolo siempre se jugaron con tres palos, pero antes se ponían de manera horizontal y atrás estaba puesto un tablero para que la bola y los palos no se fueran loma abajo". Además, me explica que antes no se jugaba con estas bolas, sino con piedras, por eso, cuando los jugadores van de camino al bolo dicen: “Me voy a echar piedra".
De a poco, fue evolucionando el juego, los pinos terminan en posición vertical o como dicen los jugadores en fila india". Las bolas cambian para ser de madera, pero al parecer la madera picaba mucho con la tierra y salía disparada a donde quisiera. Se necesitó una bola más firme y pesada, allí se llegó al aluminio en el exterior y arena muy compacta en el interior de la bola.
El bolo era especialmente un deporte creado en los senderos y las veredas. En cualquier posada se creaba una cancha, el jugador llevaba la bola y de a poco fue saliendo a otras regiones. Así se extendió el deporte y tanto fue el cariño hacia esta tradición que en Barranquilla se conoce del bolo criollo por santandereanos que han decidido radicarse allí. Sin embargo, hay algunas diferencias, el garitero barranquillero lleva un casco para evitar algún accidente del deportista que en su vida haya practicado y la tabla que lo cobija es mucho más grande y se protege más.
La lucha para que el deporte de la bola pesada sea reconocido por Coldeportes ha dado sus frutos, ya que esta es una de las expresiones deportivas culturales del país, especialmente de la región Santandereana y desde la Asamblea del departamento fue posible celebrar este juego desde el año 2010. Precisamente, este domingo 4 de Junio se conmemora el disfrute del bolo criollo.
