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Campo colombiano: ¿cómo distinguir entre la maleza buena y mala?

Se considera maleza a todas las plantas que interfieren con la actividad humana en áreas cultivables y no cultivables.

Por: Gloria Elizabeth Morad

“Me invades como la maleza”, eso dice Yuri Buenaventura en su canción, pero esa es la imagen que se tiene de la maleza, pero, aunque suene contradictorio no todo en la maleza es malo.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), se considera maleza a todas las plantas que interfieren con la actividad humana en áreas cultivables y no cultivables.

Con el nombre de maleza se le conoce popularmente, pero realmente son las arvenses, que son todas aquellas plantas que conviven con los cultivos en forma silvestre y se les considera indeseables por su impacto negativo. A estas se les ve como agresivas y a las otras, que no causan tanta afectación a los cultivos con su follaje y sus raíces, se les conoce como arvenses nobles.

¿Qué efectos tienen los arvenses agresivos en los cultivos?

“Las malezas el hombre no las siembra, ellas aparecen y algunas llegan con insectos y hongos patógenos que pueden afectar los cultivos”, explicó Francisco Orduz, ingeniero agrónomo y experto en cultivos de clima frío, en el programa El Campo en la Radio.

Estas plantas son indeseables para el agricultor, pues rivalizan con los cultivos por luz, agua, nutrientes y espacio, evitando así el normal desarrollo de la cosecha.

En muchos casos, son vistas como plagas que atacan las plantaciones, pues su presencia atrae insectos, contaminan y pueden resultar tóxicas. En el caso de las malezas acuáticas pueden obstruir la corriente del agua, generar inundaciones, tapar o dañar los conductos de agua.

Impacto en la producción

De no ser tratada a tiempo, este arvense agresivo puede generar un alto costo en la producción, hasta el punto de arriesgar parte de la cosecha, además de causar graves daños a la tierra y en algunos casos hasta obligar a cambiar de cultivos.

El sector cafetero paga un buen porcentaje de costos de producción atacando plantas dañinas como pastos, cortadera o coquito, totumo, emilia, hierba socialista, escobadura o verbena y rescatando el arvense noble, para cubrir el terreno donde se erradica la agresiva.

Pero los arvenses, mientras no compitan con los cultivos, son importantes y necesarios para el cuidado de la tierra, pues ayudan a prevenir la erosión, pueden aportar nutrientes y materia orgánica al suelo, retienen humedad, proporcionan alimento y refugio a la fauna silvestre, y también pueden servir de alimento a las abejas, a otros animales y en algunos casos, al hombre.

Manejo adecuado de los arvenses

Según los expertos, para el buen desarrollo de la cosecha hay que tener en cuenta: desyerbar constantemente y no deben quedar a ras del suelo, no puede quedar desprotegido para evitar la erosión.

Así mismo, limpiar a mano y no con herramientas, eso también permite clasificar los arvenses. Algunos cultivos, como el café, utilizan selector de maleza y herbicidas, para erradicarla y dejar el arvense bueno.

Para el ingeniero Ordúz, lo ideal es hacer un análisis del cultivo y verificar las necesidades de este. “Cada cultivo, dependiendo del clima que sea o si son cultivos permanentes o transitorios, tiene unas características especiales, por eso no hay una técnica única a la hora de hacer una poda de malezas”.

Los agricultores tienen una gran responsabilidad a la hora de hacer un manejo integrado de arvenses, pues al implementar buenas prácticas, contribuyen a la conservación de los suelos y del agua. Así también se aporta a la productividad de los cultivos y a la protección de los recursos naturales.

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