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Falleció Gloria Zea, impulsora del arte moderno en Colombia

Considerada una de las grandes impulsoras del arte moderno y la ópera en el país, la legendaria gestora cultural murió en Bogotá.

Gloria Zea vivió los momentos más emocionantes de la modernidad de nuestras artes plásticas, tanto en la intimidad de su hogar mientras fue esposa por siete años del pintor Fernando Botero, como por fuera de él, cuando la curadora argentina Marta Traba le legó la dirección de un recién creado recinto de exposiciones cuya misión sería dar cuenta del estado del arte en Colombia; mismo que hoy, 65 años después, es el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MamBo), una entidad que durante su gestión (entre 1969 y 2016) organizó más de 650 exposiciones de artistas nacionales e internacionales.

“Cuando Marta Traba me propuso dirigir el Museo de Arte Moderno yo no tenía idea qué era eso, porque llevaba varios años viviendo en Nueva York. Pero me entregó ese fusil, que cargué con mucho amor”, recordaba en 2013 la gestora cultural, en entrevista concedida a Radio Nacional de Colombia.

Preguntada en esa misma entrevista si todavía le causaba emoción entrar al edificio del MamBo, estructura diseñada por el arquitecto Rogelio Salmona, ella respondió: “La siento aún mayor, porque me falta la mitad de la tarea. Tengo que construir un edificio de 30.000 metros cuadrados en el proyecto divino que me dejó Rogelio antes de morir, y no pienso en otra cosa, de manera que entro con alegría e ilusión como siempre, pero con una sensación de deber incumplido gigantesca. La gestora se condolía por la falta de espacio para exponer en simultánea una colección que para 2013 sobrepasaba las 5.100 obras, batalla que no pudo terminar de dar tras su salida de la dirección del MamBo por solicitud de sus hijos, que le insistían en que ya era tiempo de descansar.

Pero de la misma manera en que le interesaba el arte moderno, Zea era una enamorada de la tradición musical de la ópera. Y en 1976, junto a Alberto Upegui y Hjalmar de Greiff, fundó la Ópera de Colombia, con dos títulos estrenados en agosto de ese año: “La Boheme” y “La Traviata”. Hasta el último minuto se mantuvo al frente de la compañía, logrando cumplir un sueño en 2018: el de ver por fin en Colombia un montaje de la simpática y compleja trama sonora de “El caballero de la rosa” de Richard Strauss.

Años antes, en 2013, había logrado lo que parecía otro imposible: la primera escenificación en 80 años de una ópera de Wagner, “Tannhäuser”, bajo la dirección del ya afamado maestro venezolano Gustavo Dudamel. Y su pasión por el teatro la encauzó a través de la dirección del Camarín del Carmen, en el barrio bogotano de La Candelaria.

Nacida en el seno de una familia de políticos (su padre, Germán Zea Hernández, fue ministro de dos administraciones y alcalde de Bogotá mientras que su madre fue alcaldesa de Funza), Gloria Zea pudo moverse con holgura en los círculos del poder, pero nunca tuvo fácil el camino. La financiación de sus proyectos fue su obsesión (“yo soy de una tenacidad que seco un papayo en un río”, le dijo a la Radio Nacional), y ese fue uno de sus mayores logros como gestora. Fue ella quien logró que el MamBo saliera de su primera sede en la Universidad Nacional para hacerse de un lugar en un sitio independiente, para el disfrute y la reflexión general. Profesionales de gran calado siempre estuvieron a su lado apoyándola en muchas labores, desde Eduardo Serrano, curador histórico del Museo, hasta Daniel Nieto, consejero y jefe de prensa por años.

“Cuando uno se está muriendo tiene que haber pensado por qué vivió -reflexionó Gloria Zea en 2013 ante los micrófonos de Radio Nacional-. Y una de las razones es por haber producido hijos que continúan con la tarea (…). He sido profundamente feliz y profundamente afortunada”. Y como colofón, decía agradecer todos los días a Dios porque nunca le quitó su fortaleza. Todos quienes la conocieron coinciden en que esa fue su mayor virtud.

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