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Nelson Cardona, el escalador de sueños

“Todos tenemos montañas en la vida que superar, vicios, rencores, dolores, y esto es la muestra de que con pasión y disciplina se puede”: Nelson Cardona.

Por: Vanessa Sánchez.

El montañista manizañelo Nelson Cardona hizo un pacto con Dios desde hace 11 años. En el 2006 cuando después de dos intentos buscó conquistar el Everest, el pico más alto del mundo, la vida le impidió llegar a la cima.

El 2 de marzo de ese año rodó 18 metros por el Volcán Nevado del Ruiz. El accidente le generó fracturas en la cara y el cuerpo, le destrozó la pelvis, le ocasionó cinco fracturas maxilofaciales y le astilló la pierna derecha, dejándola inservible. Durante cuatro años quedó parapléjico.

"En el mejor momento de mi vida cuando estaba mejor preparado como Falcao para el Mundial, me pasó esto. Un día, como pude y en muletas, subí a una montaña dispuesto a lanzarme al vacío. Estuve allí, de pie frente a la muerte, y entonces Dios me habló. Entendí ese día que lo mío no era caer, sino ascender", relata con satisfacción infinita.

Antes de la determinación, estuvo un mes haciendo lo que él llama un “ritual de despedida de su pierna enferma” y buscando en Internet la prótesis más adecuada. La encontró y aprendió a conocerla. A aceptarla. A quererla.

"Los médicos me habían dicho que con la pierna iba a poder seguir mi vida, pero sin deporte. El día de la amputación, yo ya le había dicho adiós a mi pierna. Y estaba ansioso por la prótesis, y por empezar nuevamente a escalar".

Pese a todo pronóstico, en el 2010 este escalador de sueños se convirtió en el primer latinoamericano con discapacidad en llegar a la cima más alta del planeta. Al lograrlo con una sola pierna decidió dar su testimonio, quería inspirar a las personas que pasaban por una situación similar a que lo intentaran como él.

“Cuando voy caminando hacia la cima de la montaña que sea, en el lugar del mundo que sea, agradezco. No pido, sino que agradezco. Hay tanto qué agradecer. Ese es el secreto del éxito", concluye.

Ascenso

Nelson expresa con contundencia, que así como hay viajeros que empacan más de la cuenta, y por lo general muchas de esas cosas les estorban, él sintió que su pierna, 20 centímetros más corta, también lo era. Con una prótesis y el deseo de ser un nuevo humano, fundó el proyecto denominado Epopeya 7 Cumbres, el cual se trataba de escalar los picos más altos del mundo. Y lo logró.

Ya escaló El Aconcagua a 6.962 metros; El Monte Everest a 8.848 metros; El Kilimanjaro a 5.895 metros; Vinson a 4897, Elbrus a 5.642; Denali a 6.194 metros y el Cartensz a 4.884 metros.

"No soy el primer discapacitado que alcanza el Everest, pero sí el primero que lo hizo sin perder más partes del cuerpo, relata con cierto humor negro. "Hay otros dos alpinistas que lo han hecho, pero al bajar se les ha necrosado el muñón y han tenido que quitarse más pierna. Yo me preparé y me vendé adecuadamente", relata el manizaleño, quien vive en una chalet en Suesca (Cundinamarca) porque, según él, no puede separarse de las montañas.

No le teme a nada. Ni a fríos extremos ni a calores inclementes. Sus días tienen que contar. Mañana se va a Medellín a dar una nueva charla motivacional, porque además de montañista, es coaching espiritual.

Ritual

Nelson cree en Dios, lo invoca en cada frase, en cada acto de su vida. Antes de salir a entrenar en las mañanas en su bicicleta hace una oración. Da gracias a su vida, se echa la bendición y comienza su recorrido. Hace poco, como si pareciera que nada fuera suficiente, se le midió a la Leyenda del Dorado, una carrera de ciclomontañismo de 482 kilómetros con siete etapas.

El deportista se codeó con más de 150 deportistas de diferentes países (Venezuela, Brasil, Aruba, Curazao, Suiza, España, Alemania, Holanda, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica, Bélgica, Japón, Australia, México, Portugal, Costa Rica, Chile, Italia, Gales y Colombia).

Junto con su compañero de fórmula, Andrés Felipe Arias, de Armenia, quien padece de diabetes tipo 1, y quien debía aplicarse insulina en la competencia lograron hacer su propia marca. “Sabíamos que no íbamos a ganar, pero le queríamos mostrar a la gente que cuando uno se propone lo logra. Todos tenemos montañas en la vida que superar, vicios, rencores y dolores y esto es la muestra de que con pasión y disciplina se puede”.

Son pocas las preguntas que Nelson responde. Él tiene su discurso interiorizado. Viaja, conoce rincones a los que pocos seres humanos tienen acceso. Se ufana de recorrer, en una sola jornada y sin parar, los nevados del Tolima, Quindío, Santa Isabel y el Ruiz.

Ahora lo que queda para ese héroe es conquistar otras siete cumbres, pero en bicicleta de montaña. El próximo año irá a la Titan Desert, una carrera en África comparada con el Tour de Francia, pero en el ciclomontañismo.

“Nadie ha hecho esta carrera en situación de discapacidad. Estamos venciendo lo imposible, volvemos dificultades en oportunidades. La soledad, la queja o la victimización no son la solución”, concluye Cardona.

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