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Víctimas del conflicto apoyan la paz y rechazan actos violentos en sus territorios

Durante los más de 50 años de violencia generada por las Farc, cientos de personas se vieron afectadas por el accionar de las Farc.

Por: Alejandro Romero

Durante los más de 50 años de violencia generada por las Farc, cientos de personas se vieron afectadas por el accionar de esta agrupación. Asesinatos, extorsiones y pescas milagrosas que se derivaron en secuestros, fueron la constante para muchos colombianos en diferentes zonas del territorio nacional.

Algunas de estas víctimas del grupo guerrillero, al conocer el anunció de Ivan Márquez y otros de los líderes disidentes, revivieron muchos de esos difíciles momentos y no escondieron su temor ante un posible resurgimiento de tiempos difíciles para el país.

El exdiputado Sigifredo López, quien fue secuestrado por esta guerrilla, en abril de 2002, fue enfático al afirmar que cuanto antes, el Estado debe ocupar los espacios que dejó este grupo cuando se firmaron los acuerdos de paz, teniendo en cuenta que en estos territorios, como ocurre en el pacífico, hacen presencia bandas dedicadas al narcotrafico.

Desde el Valle del Cauca, Fabiola Perdomo, viuda del exdiputado Juan Carlos Narváez, asesinado en cautiverio, dijo que se debe rodear a aquellos excombatientes que decidieron dejar las armas: "La invitación es a no perder la esperanza, a rodear y exigir la implantación de los acuerdos de paz y a acompañar a los más de 10.000 excombatientes que siguen apostándole a la construcción de una paz estable y duradera para los colombianos".

El Chocó, ha sido uno de los sectores del país en donde más se han sentido los estragos de la confrontación entre grupos armados. Leiner Palacios, víctima de la masacre de Bojayá, ocurrida en mayo de 2002, manifestó que “se venía avanzando hacia la consolidación de la paz, pero lo que hoy se observa son intenciones de retroceder”. Calificó el anuncio hecho como “una reacción nefasta en contra de los incumplimientos del gobierno con la paz y las víctimas”.

Palacios, a pesar de que calificó el panorama como “incierto para ellos”, ratificó su voluntad de paz haciendo un llamado a los actores, incluyendo a los organismos y países garantes, para que “intervengan y ayuden al país a consolidar lo acordado en el proceso de paz.

En Santander, la presidenta de la Asociación de Víctimas de Desplazamiento Forzado y Desarraigo, María Socorro Abril, afirmó que “realmente es muy preocupante lo ocurrido”, señaló que “no hay palabras” para poder decir lo que están sintiendo y después de hacer un análisis sobre lo que ocurrió pueden decir que “hay incertidumbre e inseguridad frente a lo que va a pasar en el país” y se preguntan: ¿qué va a ser de los defensores de derechos humanos y de la población civil en general?

Para Blanca Nubia Díaz, campesina desplazada del río Sogamoso y quien hace parte de la Organización Ríos Vivos, lo que ocurrió con la retoma de las armas de una fracción de las Farc se recibe con mucha tristeza porque para ella y su comunidad había esperanza en que se podía hacer un proceso de paz duradero.

“El sueño de nosotros es ser el ejemplo del mundo en que si se puede lograr algo, tan necesario como el respeto a la vida, el respeto a la naturaleza, el respeto al futuro, que si lo podemos lograr”. Diaz aseguró que seguirá en la lucha por la paz, seguirá “buscando el tesoro perdido”, a pesar de que sienta desilusión, tristeza, y tal vez temor.

Ante este panorama, que surge tras este anunció, Ariel Ávila, analista político y subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, le hizo un llamado al gobierno y a los ciudadanos: "a los colombianos, tranquilidad, este país es mucho mejor al de hace algunos años. No vamos a volver a los años 90, y al Gobierno, prudencia, mucha prudencia y que garantice la reincorporación y la vida de la gente que si le cree a la paz".

Ávila fue enfático al señalar que disidencias, como las que protagonizaron este hecho que conmociona al país, representan apenas el 25 por ciento de las fuerzas de lo que eran las extintas Farc.

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