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¿Fracasaron los drones para erradicar cultivos ilícitos?

El Gobierno nacional asegura que los drones tienen dos problemas básicos: errores en su sistema tecnológico y de diseño.

Por: Carolina Bustamante

Según unas declaraciones entregadas por el ministro de defensa Guillermo Botero, los resultados que a hoy tiene el gobierno nacional sobre efectividad de los drones para erradicación de cultivos ilícitos es insuficiente:

“Hasta el momento ninguno nos ha dejado satisfechos. Debemos experimentar con otros que nos den mayor autonomía y más tiempo de vuelo. (…) Hasta el momento no hemos encontrado el drone ideal”.

Este reconocimiento llegó tras la polémica que desató el gobernador de Antioquia Luis Pérez, al advertir que este sistema no tiene la velocidad necesaria para combatir el nivel de hectáreas afectadas con coca en el país y en esa medida planteó que sería mucho más efectivo volver a los aviones de aspersión.

¿Dónde está el problema?

Según el General José Ángel Mendoza, subdirector de la Policía Nacional y exdirector de Antinarcóticos, los drones que actualmente se están utilizando tienen una capacidad limitada, de 10 litros, para recargar el herbicida utilizado (glifosato) y se suma que su recorrido en campo es lento, sumando a lo anterior otras situaciones que agravan el panorama.

En primero lugar:

“Esto termina siendo un buen negocio. Hay más de una empresa privada que está muy interesada en estos contratos y es aquí donde surge el otro punto porque dicen: “yo puedo hacerlo”, pero todos tienen el mismo problema: trabajan muy bien en terrenos planos y parejos pero no en nuestras montañas donde está cultivada la coca (…)

Y añade el general Mendoza:

“Cuando el dron se encuentra con una montaña, un tronco o un árbol alto entre otros y trata de desviarse con sus sensores, gira a ambos lados, no encuentra salida y se queda estático”.

32 mil millones de pesos se dejaron financiados para la adquisición de drones desde el gobierno de Juan Manuel Santos, de los cuales tan solo se han adquirido los 10 mencionados para pruebas piloto por un valor de 77 millones de pesos. Sin embargo, para el exdirector de antinarcóticos si bien esa tecnología no se debe desechar, es necesario acompañarla además de dragas, erradicadores manuelas y de aviones para aspersión aérea.

“La fórmula no es dedicarse a una sola posibilidad. Si se puede con helicópteros o aviones sería mucho mejor. Entiendo las dificultades que nos pone el mundo desde el punto de vista ecológico, pero hoy tenemos muchas más tecnologías que permiten llenar esos requisitos para poder utilizar glifosato”.

Está convencido el oficial de que en Colombia se ha criminalizado el uso del glifosato, entre otras, por intereses particulares en evitar la aspersión aérea lo que derivó en el crecimiento de cultivos a gran escala,

“El 20% del glifosato en el país es utilizado para aspersión de hojas de coca, el restante 80%, lo usan campesinos y lo riegan en sus cultivos sin ningún lío. ¿Por qué nos enfocamos solo en el de aspersión, si finalmente la fórmula química es la misma así le cambien el nombre? para nosotros es glifosato, para ellos es RANDA pero es lo mismo”.

Indica que el país debe concentrar su atención en métodos que cumplan los estándares de calidad y necesidad que tiene el territorio con relación a los drones que apoyen la erradicación de cultivos pero siendo vigilante y supervisor de cómo se hacen los contratos y con quiénes.

“Los intereses económicos detrás de los drones han llegado hasta militares y policías retirados de las Fuerzas Armadas que han creado empresas para la venta de estos y otros productos de interés militar y que según estudios, no cumplen aun las especificaciones técnicas necesarias”.

No se puede desestimar el apoyo de drones pero debe existir sensatez y criterio para aceptar que aún tenemos muchas falencias tecnológicas que impiden su buen funcionamiento. Adicionalmente, es necesario que desde la política antidrogas nos enfoquemos en trabajar en los eslabones siguientes al cultivo y cuando eso se logre hacer mejor, terminaremos por eliminar el estímulo para quien hoy cultiva”.

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