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Ernest Chausson o la muerte

Este artículo es una colaboración de Señal Clásica para el especial "Historias en Bici" en el marco de la Vuelta a Colombia.

La historia de la música académica o clásica ciertamente no se caracteriza por grandes referencias a los medios de transporte que usaban o que eran de preferencia de los compositores. Se pueden hablar por ejemplo de algunas referencias al tren con la obra Pacific 231 de Arthur Honegger o aviones de guerra con Thunderbolt P47 de Martinu.

No obstante, no se puede negar el hecho de que los compositores a pesar de no haber tomado los medios de transporte como inspiración para sus obras, si vivieron intensamente los mismos a medida que la tecnología proporcionaba los avances necesarios para ser más amigables a sus portadores, como fue el asiduo ciclista Edward Elgar.

Otros los vivieron tan intensamente sus medios de transporte que terminaron muriendo por ellos. Es el caso del compositor de fines del siglo XIX y comienzos del XX Giacomo Puccini, quien murió tras las complicaciones sufridas por uno de los primeros accidentes automovilísticos, o para no ir más lejos el compositor francés Ernest Chausson, quien murió de forma repentina mientras montaba su bicicleta.

Ernest Chausson nació en París en enero de 1855 y fue un compositor romántico francés cuya obra fue relativamente modesta en cuanto a cantidad (no llegan a setenta sus obras, con sólo 39 números de opus) y donde se aprecia la influencia de otros compositores anteriores como César Franck y de Richard Wagner. Sus obras más conocidas son el Poème, para violín y orquesta, la Sinfonía y la ópera El Rey Arturo.

Murió el 10 de junio de 1899 en Limary, a los 44 años de edad, a causa de un desafortunado accidente de bicicleta en el que, tras perder el control, chocó contra el muro de cierre de su propiedad, rompiéndose el cráneo. Dejó su última obra, un cuarteto de cuerda, inacabada. Fue completada por d'Indy. Está enterrado en el Cementerio de Père-Lachaise en París.

A pesar de no pertenecer a las grandes ligas de compositores como Bach, Mozart, Beethoven o Wagner su obra es digna de ser conocida y vale la pena acercarse sin prevenciones, aunque para muchos el hecho de ser conocido sea garantía de ser bueno. Ciertamente su obra es expresión de su tiempo, una época en que la llamada música clásica iba a sufrir un vuelco radical con las primeras décadas del siglo XX.

Cuarteto para cuerdas, última obra compuesta y que quedó inacabada.

Por: Javier Hernández @jhccorp

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