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Un tributo al consentido del Festival Iberoamericano de Teatro: Tomaz Pandur

Pandur llegó a Bogotá por primera vez en el marco de la segunda edición del FITB en 1990, entablando amistades con Fanny Mikey y Ramiro Osorio.

Por: Colprensa.

Cada vez que Tomaz Pandur llegaba a Colombia para participar en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, decía lo mismo: “he venido tantas veces que me da vergüenza no haber aprendido español”.

No fueron pocas las oportunidades en la que este director esloveno, uno de los dramaturgos más importantes de su generación, estuvo en el FITB. “No sé quién podría decirle que no a Fanny”, aseguraba. Cada uno de sus estrenos mundiales la invitaba para que viera su nueva propuesta y tras la función, detrás de escena, ella llegaba y solía decirle, “en Colombia te van a adorar con esta obra”. “Me comprometía de una manera tan cariñosa y directa que mi agenda siempre tenía un espacio para su festival”.

Cuando falleció Fanny, asegura Pandur, su corazón se quebró, “he recorrido el mundo gracias a este maravilloso arte y es difícil, muy difícil, encontrar una persona con ese empuje, esas ganas de hacer lo imposible, hacer un festival en un país sin tradición de grandes espectáculos teatrales, crear público y justo cuando la guerra estaba atacando las ciudades. Cómo no apoyar y decirle sí a tan hermosa locura”.

Por eso, al fallecer la creadora del FITB, Tomaz, pese a muchas dificultades, no quitó de su apretada agenda de presentaciones al festival, en el cual presentó obras como ‘Scherezade’ (1990), cuando apenas empezaba el evento, así como ‘Infierno, el libro del alma’ (2002), con un monumental montaje, así como ‘Cien minutos’ (2004), ‘Medea’ (2014) y ‘Fausto’, la obra que presentó en la edición 2016 del festival, sólo semanas antes de su repentino fallecimiento.

‘Fausto’ hace dos años se presentó en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, y en este mismo escenario ahora se presentará el Ballet de la Ópera de Ljubljana, un homenaje al recordado director Tomaž Pandur.

La edición número 16 del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá le debía un homenaje a este dramaturgo, pieza clave del nuevo teatro, siempre revolucionario, algo incómodo, pero que jamás permitía que el público saliera indiferente de sus obras.

Como un homenaje a este grande del teatro, el Ballet de la Ópera de Ljubljana presenta en el mismo escenario en el que se despidió, la obra ‘Symphony of Sorrowful Songs’ (Sinfonía de las canciones dolientes), dirigida por el difunto Tomaž Pandur, y en colaboración con su hermana Livia Pandur y el coreógrafo Ronald Sakovic, que dentro del FITB tendrá funciones desde el 21 de marzo, jueves 22 y viernes 23 de marzo, a las 8:30 p.m; sábado 24 de marzo a las 5:30 p.m. y 8:30 p.m.

Tomaz Pandur creó una propuesta teatral propia, que él mismo denominó Teatro del Tercer Milenio. En sus obras abordaba diferentes temas como la soledad, la incomprensión, las relaciones entre tiempo y espacio y en varias ocasiones tomó como punto de partida autores de la literatura universal como Shakespeare, Dostoievsky y Eurípides.

Pandur llegó a Bogotá por primera vez en el marco de la segunda edición del Festival Iberoamericano en 1990, entablando grandes amistades con Fanny Mikey y Ramiro Osorio. Pandur era un joven de veintiséis años en ese momento, con destellos del prolífico talento que lo caracterizó durante toda su vida. Pandur se presentó en siete ediciones del Festival Iberoamericano.

A partir de la ‘Tercera Sinfonía, Sorrowful Songs’ del compositor polaco Henrik Gorecki. La pieza lleva este nombre ya que incorpora tres cantos que sumergen al oyente en el entrañable lamento de la pérdida: una madre llorando a su hijo asesinado, una joven prisionera tranquilizando a su madre y la Virgen extrañando a Cristo.

En este ballet contemporáneo, Pandur hace una reflexión sobre la diferencia entre el tiempo objetivo: regido por los minutos, las horas y los días del calendario; y el tiempo subjetivo: el que habita dentro de cada persona, y que hace que su manera de vivir sea singular. La finalidad de ‘Symphony of Sorrowfull Songs’ es revelar la arbitrariedad y el fascinante misterio del tiempo, así como permitir soñar.

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