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Puya con alma de juglaresa, el acordeón de Nataly Patiño

Este año el Festival Cuna de Acordeones de Villanueva, contó con una única participante femenina en la modalidad ‘Acordeón profesional’.

Por: Eveling Rico Albañil

Villanueva (La Guajira) y en especial la tarima Escolástico Romero, han visto pasar a grandes del folclor vallenato. Como dice el compositor, historiador y folclorista Julio Oñate Martínez: “En cada piedra hay un relato, en cada calle hay una historia”.

Es así como nos encontramos con Nataly Patiño, nacida en Valledupar y la única participante femenina en la categoría ‘Acordeón profesional’, en la edición 41 del Festival Cuna de Acordeones que se celebró en este municipio. Esta es su historia:

¡Papi, enséñame a tocar!

En la casa de Nataly el acordeón sonaba desde temprano. Su papá lo interpretaba todas las mañanas y un día, con 7 años se decidió y dijo “¡Papi, enséñame a tocar!”. La primera canción que aprendió fue ´La piña madura’.

“Desde ahí comenzó un proceso, me prepare dos años en paseo, merengue, puya y son. Participé por primera vez en el Festival de la Leyenda Vallenata y quedé de 42”, cuenta Nataly.

De ahí en adelante vendrían otros festivales y reconocimientos. En 2016 se coronó como reina vallenata del Primer Festival Femenino realizado por la fundación Cacique Tayrona y en 2018 se llevó el primer lugar en la modalidad ‘Reyes completos’, en la versión XXX del Festival Pedazo de Acordeón de El Paso (Cesar).

“Mi papá fue el primero que me apoyó, igual mi mamá. Mis tíos también son músicos y les encantó que yo tocara el acordeón…Tengo 19 años, para mí es un orgullo estar aquí, para que otras mujeres y niñas vean que pueden luchar por sus sueños”, comentó la joven artista.

Aunque tradicionalmente el vallenato y estos festivales han estado liderados por hombres, ella asegura sentirse muy contenta y orgullosa al demostrar que las mujeres también pueden ser intérpretes de este género y sus diferentes aires.

Nataly tiene un proyecto musical junto a Luis Daniel Ayure, llamado Sin daños a terceros o SD3, en el cual exploran los nuevos sonidos del vallenato moderno, con letras románticas y juveniles, que buscan proyectarse a nivel comercial.

De alumna a hija

Jairo Suárez Reales es el maestro de Nataly desde hace 6 años. Nació en Valledupar y a sus 62 años es acordeonero, cajero, guacharaquero, conguero, timbalero, cantante y compositor. Al recordar cómo conoció a su alumna, dice que “Dios pone angelitos en el camino”.

La vio por primera vez participando en el Festival Provinciano de Acordeones de Pivijay, Magdalena. Su hijo lo animó para ir a escucharla y asegura que cuando Nataly arrancó su presentación con el ritmo de paseo, supo que era un diamante en bruto. El decidió contactarla para que empezara a pulir su talento.

“Empezamos los ensayos en el patio de mi casa, en el barrio Primero de mayo en Valledupar, a la sombra de un palo de mangos. Esos mangos tienen melodía”, cuenta el maestro Suarez.

Así comenzaron las clases, donde no solo era importante perfeccionar los 4 aires tradicionales del vallenato (son, paseo, puya y merengue), sino también afinar el oído y la inspiración, para que Nataly empezara a componer y a tocar sus propias canciones, como toda una juglaresa.

Desde entonces han construido una entrañable historia, pues ve en Nataly no solo una alumna, sino también una hija, que, como toda adolescente, de vez en cuando le saca una que otra cana, pero que la aprecia y la admira por su talento y su personalidad.

Para el maestro Suárez, las mujeres son más inteligentes que los hombres y “son las que mandan”. Por eso, está convencido de que su alumna tiene todo el talento y el potencial, para competir en certámenes donde generalmente, ha habido más reyes que reinas.

El también es consciente de los cambios en el vallenato actual, por eso inculca en Nataly la importancia de mantenerse en ambos estilos: el tradicional para competir en los festivales y en las plazas de los pueblos, y el más moderno que le abre las posibilidades comerciales.

Más allá del puesto que logre ocupar Nataly este año, sabe que ya es un gran logro para otras jóvenes promesas como ella, que se están formando para ser las nuevas juglaresas.

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