Pasar al contenido principal
CERRAR

Estos son los retos para Iván Duque con las fuerzas políticas del Congreso

Lo único cierto es que la unión más fuerte es la de bancadas de oposición, que han manifestado cuál será su relación con el nuevo Gobierno.

Por: Manuel Arias Naranjo

Aunque en teoría el gobierno del presidente electo, que se posesiona el próximo 7 de agosto, inicia con una amplia mayoría en el Congreso que le permitiría desarrollar sin mayores contratiempos su agenda legislativa, en la práctica parece que lo único cierto es que la unión más fuerte es la de las bancadas de oposición, que ya han manifestado cuál será su relación con el nuevo gobierno.

Por los lados de los partidos de derecha, salvo el Centro Democrático, los demás aún no aseguran el consenso alrededor de Duque, a pesar de que lo apoyaron decididamente en la segunda vuelta presidencial, a excepción del partido de la U, que dejó en libertad a sus dirigentes y electores para que votaran por la opción que mejor les pareciera.

El Estatuto de la Oposición, la nueva forma de definir la relación Gobierno - Congreso

Los partidos tradicionales, Liberal y Conservador, que sin aparente negociación de prebendas apoyaron a Duque, ya manifestaron su apoyo en el legislativo al nuevo gobierno. Sin embargo, algunos de sus dirigentes han expresado su deseo de declararse como independientes, algo que, a la luz del nuevo Estatuto de la Oposición, que a partir de ahora regirá las relaciones del Gobierno con el Congreso, parece un tanto complicado.

El Estatuto, aprobado por el Congreso y declarado exequible por la Corte Constitucional, indica que, máximo después de un mes de posesionado el nuevo gobierno, los partidos políticos con curules en el Congreso deberán inscribirse ante el Consejo Nacional Electoral como Partidos de Gobierno, de oposición o independientes, tal como lo indicó el saliente ministro del Interior, Guillermo Rivera, quien acotó que los partidos políticos solo podrán modificar esta posición una vez durante los cuatro años de gobierno.

Esta nueva figura también les complica la vida a otras colectividades, como el Partido de la U, que en su mayoría se acerca al gobierno de Duque. No obstante, dirigentes con peso dentro de la colectividad como el expresidente del Senado, Armando Benedetti, insisten en declararse independientes.

Para Benedetti es preferible esta posición porque desde allí se puede apoyar los proyectos de ley con los que se esté de acuerdo y rechazar los que se consideren improcedentes, sin ningún compromiso previo.

¿Coalición de Congreso o de Gobierno?

El dirigente de la U señaló que aún no son claras las mayorías del nuevo gobierno en el Congreso, y recordó que el uribismo apenas logró un acuerdo para distribuirse las mesas directivas del Senado, lo que calificó como una coalición de Congreso, para la conformación de las comisiones y las mesas directivas, pero no de gobierno.

De hecho, Benedetti, señaló que el acuerdo firmado entre la U y el partido Cambio Radical dificultó hasta último momento las negociaciones para distribuir las presidencias del Senado en las cuatro Legislaturas.

No obstante que Cambio Radical, mediante un acuerdo programático, apoyó la candidatura de Duque en segunda vuelta presidencial, ya con Duque electo no parece sentirse muy cercano al nuevo mandatario.

Incluso en una reunión que el presidente electo realizó por separado con los congresistas de cada una de las colectividades afines a su programa de gobierno, el pasado viernes, los legisladores de Cambio Radical no asistieron, lo que demuestra que no se estarían tan cercanos al partido de gobierno.

Pese a estas dificultades para conformar sus mayorías, el presidente electo insiste en que no será con burocracia o la llamada ‘mermelada’ como unirá a su alrededor a los partidos de derecha.

De otro lado, el Centro Democrático ha cerrado filas en torno a Iván Duque, e incluso antes de finalizar la legislatura pasada, ya con Duque como presidente electo, impuso sus mayorías en el Congreso para modificar proyectos de ley presentados por el gobierno del saliente presidente Santos, como la Ley de Procedimiento del JEP, que estuvo a punto de hundirse en el Senado, ante la negativa del uribismo a votarla si no se aceptaban sus proposiciones.

Así mismo, otras fuerzas minoritarias del Congreso, como los partidos político – religiosos, Mira y Colombia Justa y Libre han manifestado su apoyo a la nueva administración por lo que desde ya se convierten en aliados incondicionales del gobierno Duque en el parlamento.

Una oposición minoritaria, pero fuerte

Mientras tanto en la orilla contraria, las fuerzas de oposición conformadas por el Polo Democrático, la Alianza Verde, Colombia Humana, La Unión Patriótica, el Partido Farc, el movimiento Mais y la Coalición Santandereana ya existe consenso en cómo será su relación con el nuevo gobierno.

Para el senador del Polo Democrático, Iván Cepeda, “será una oposición muy férrea, pero abierta al diálogo en temas como la consolidación del proceso de paz”, mientras que para su colega y compañero de colectividad Jorge Robledo, “se revisará proyecto por proyecto y sí de pronto hay coincidencias con el gobierno se apoyarán las iniciativas”, sin embargo, Robledo se mostró incrédulo ante esta posibilidad.

Una actitud similar adoptó el excandidato presidencial Gustavo Petro, quien, por derecho propio, dada su votación de más de ocho millones de sufragios, encarna la jefatura de la oposición en el Senado.

Para Petro, a pesar de que el congreso tiene una aparente distribución de fuerzas de un 80 por ciento de gobierno, frente a un 20 de oposición, la segunda vuelta presidencial demostró que en la sociedad colombiana dicha relación es 50 – 40, lo que significa que el Congreso tiene que hacer un gran esfuerzo por escuchar a la sociedad y aun siendo bancadas del gobierno, buscar la independencia del mismo gobierno.

La reforma a la paz, la manzana de la discordia

Dentro de la agenda legislativa que el nuevo presidente pondrá a consideración del Congreso, se destaca la reforma tributaria, tendiente a bajar impuestos e incentivar la generación de empleo, el endurecimiento de las penas contra los corruptos, que el narcotráfico deje de ser conexo al delito político y las modificaciones a los acuerdo de paz con las Farc, bandera de la campaña política del expresidente Álvaro Uribe, y que sin duda le representó grandes réditos al propio Duque.

Este tema se convertirá en el centro de la disputa entre el uribismo y la oposición en el Congreso y obligará a los demás partidos políticos, que apoyaron el proceso del presidente Santos, a fijar una posición frente a las pretensiones de la bancada uribista en el Congreso.

ETIQUETAS