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Mauricio Guzmán, cuando la poesía se pregunta por la física del mundo

Un encuentro con las historias y personajes del mundo literario en Entre Líneas este domingo 25 de junio.

El invitado de este domingo a Entre Líneas es el poeta Mauricio Guzmán, nacido en Zipaquirá en 1968. Con él hablamos de su historia literaria, una historia que empezó en el zaguán de la casa de sus abuelos, donde pasó toda su infancia y adolescencia. Sobre ese zaguán Mauricio nos contó: “En ese zaguán, en ese espacio, fue donde, prácticamente, creo que se desarrolló lo que tengo hasta hoy y lo que tendré hasta cuando muera”.

De la casa de sus abuelos Mauricio recuerda, y esto se hace presente en su poesía, la lentitud con que se vivía: “Esa lentitud era la que permitía que la gente se pudiera encontrar alrededor de la comida”. Pero también recuerda cómo los elementos atmosféricos la habitaban, se colaban por debajo de las puertas y por los resquicios de las ventanas: “La lluvia entraba a nuestra casa. El sol entraba a nuestra casa. Eso hizo de nuestra cotidianidad algo muy especial”.

Guzmán también nos habló sobre el complicado tema de la publicación y distribución de la poesía en nuestro país. Al respecto nos dijo que las editoriales universitarias están cumpliendo una función muy importante porque pueden publicar sin que las detenga el temor a las pocas ventas. En sus palabras: “Colombia, editorialmente para la poesía, no promete. Por fortuna, y gracias al cielo, existen las maravillosas universidades que nos acogen”.

Pero además dialogamos con Mauricio sobre ‘La física del mundo’, un proyecto literario en el que lleva varios años trabajando y del que hacen parte libros como ‘La física del mundo’ (2006), ‘Fábula fría/Las bacterias’ (2008) y ‘Los labios de ziña y la partícula’ (2013). Sobre este proyecto Mauricio nos contó: “Yo llego a la física del mundo porque descubrí, en el solar de mi casa, que lo que yo sentía, lo que yo pensaba, que mi silencio estaba hecho de lo mismo que estaba hecho todo en ese solar […]. Entonces yo decía: si yo estoy hecho de todo esto tan maravilloso, ¿Por qué no el lenguaje?”

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