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Los niños esclavos en circos indios, una tragedia rescatada del olvido

La situación de los niños nepalíes vendidos a los circos indios, donde son esclavizados, es una tragedia que el escritor y viajero español Fabián C. Barrio ha querido rescatar del olvido con una ardua labor de investigación destinada a devolver a esos pequeños a la vida.

"Me pareció una historia lo suficientemente emotiva para dedicarle un año de mi vida", dijo hoy a Efe Barrio, que el próximo lunes presenta en Madrid "Malabar", una novela basada en las experiencias que vivió al visitar circos del sur de la India, grabar con cámara oculta y recabar los testimonios de niños y ONG sobre el terreno.

Lo más importante es que buena parte de ese material audiovisual servirá de prueba en juicios para rescatar a algunos de esos menores esclavos, cuya cifra es muy difícil de cuantificar, aunque algunas ONG cifran en 500 los menores nepalíes vendidos cada año a los circos indios.

"Cuando hace unos años di la vuelta al mundo en moto, conocí la enternecedora historia de Philip Holmes, que era miembro del Ejército británico cuando su mujer, al saberse estéril, se suicidó. Entonces él dedicó su vida a la infancia y fundo una ONG en Nepal para sacar a los niños de las cárceles", explicó.

Así descubrió que había familias que vendían a sus hijos para ser artistas circenses por unos pocos dólares y que esos menores acaban como esclavos en los circos indios hasta que, al hacerse mayores e inservibles, eran abandonados en la calle.

Sin techo, los abusos sexuales y la mendicidad eran el destino de la mayoría.

"Cuando yo le conocí, la Esther Benjamin Trust ya había hecho varios rescates y tenia serios problemas de financiación. Así surgió el proyecto Suraj, que consistió en grabar imágenes en circos que pudieran ser usadas en juicios, además de conseguir una importante aportación de la Fundación Mutua Madrileña", indicó.

Ese fue "el germen de la historia" y luego "la novela prácticamente se escribió sola en Katmandú, donde estuve más de dos meses conociendo la labor de las ONG locales".

Su material aún no se ha utilizado en juicios, pero el hecho de que su trabajo haya servido para reactivar las investigaciones en varios circos es "muy gratificante".

"Ahora están investigando donde yo lo dejé y han enviado personas infiltradas a algunos de los circos en los que aporté pruebas de que había menores esclavizados, por eso algunas de las grabaciones no pueden hacerse públicas", explicó.

Entre los dramáticos casos que conoció, Barrio recordó el de un niño con enanismo al que habían convertido en payaso a los 8 años.

"Tras ser rescatado y a pesar de todo el sufrimiento pasado, era el líder del refugio y animaba a los demás con sus bailes, lo que dio esperanza a mi aventura: los niños son realmente capaces de resurgir de sus cenizas".

En total, el proyecto duró ocho meses, de los cuales el autor pasó dos en un viaje en moto de 14.000 kilómetros, tres en la India y otros tantos en Nepal, "exprimiendo el visado hasta la ultima gota".

Con una nueva aventura ya en el horizonte, Barrio explicó a Efe que era un empresario con una vida acomodada que un día comprendió que le faltaba algo y decidió dedicarse a viajar y contar historias humanas porque "simplemente era lo más fácil".

"El resto era ir con el motor a tope pero con el freno de mano echado y me di cuenta de que cuando algo te apasiona el universo se aparta para dejarle sitio", aseguró.

Su próximo proyecto comenzará en enero próximo, cuando inicie un viaje de ocho meses en moto desde Buenos Aires hasta California con un objetivo doble: llevar material de última generación para los niños que no han visto nunca el cine y repartir motos destinadas a ONG que atienden a personas que viven en lugares de difícil acceso y que hasta ahora sólo pueden hacerlo a pie o en burro. Marta Rullán - EFE

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