Migrantes venezolanos en Bogotá ya son cerca de 118 mil

Por: Juan Carlos Lasso

“Señoras y señores, me disculpan que me suba a este medio de transporte a quitarles un minuto de su tiempo. Soy técnico en ingeniería de redes y estaba haciendo estudios universitarios, pero la situación en mi país me obligó a venirme para Colombia porque ya no tenía cómo conseguir el sustento para mi esposa y nuestra hija…”: Fernando Esquivel, vendedor venezolano en Transmilenio. Las frases todos las conocen y evidencian una realidad que no se puede tapar con un dedo.

Según el reporte más reciente del Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos en Colombia (RAMV), tan sólo en la capital de la República hay cerca de 118 mil migrantes de Venezuela y de ellos un 40% están radicados en la ciudad de manera irregular.

Buena parte de ellos se dedican a lo que, popularmente, se conoce como ‘el rebusque’: ventas en Transmilenio, trabajos temporales como meseros en cafeterías o ayudantes en salones de belleza.

Historias como la de Fernando, dejan ver la situación compleja que se vive en el vecino país y que está llevando a que, como él, muchos ciudadanos no tengan de otra que partir hacia Colombia.

“Me dio mucha tristeza tener que dejar a mi madre en Caracas. La vieja quedó sola allá. Esa prácticamente se está volviendo una ciudad de viejos porque quiénes estamos algo más jóvenes tratamos de salir a buscar un mejor destino”, explica Fernando.

Una verdadera diáspora

El politólogo Ronald Rodríguez, director del Observatorio Venezuela de la Universidad del Rosario, asegura que ese no era un país acostumbrado a la salida de sus ciudadanos y, por el contrario, por décadas fue receptor de personas que llegaban de otros países de Latinoamérica como Colombia.

Además, Rodríguez señala que ya hay autores como Tomás Páez, quien de hecho tiene un libro que se titula ‘La voz de la diáspora venezolana’, en el que explica las razones del fenómeno y recoge testimonios de quiénes han tenido que salir de su país como consecuencia de decisiones arbitrarias y malos manejos gubernamentales.

El académico también plantea que la migración de venezolanos a Colombia ha tenido un comportamiento particular en la medida en que inicialmente fueron las personas de clase alta las que empezaron a desplazarse hacia varios países como Estados Unidos, Panamá, Perú y Colombia, pero con la agudización de la crisis en el país vecino, ahora ya son, sobre todo, las personas con menos capacidad adquisitiva.

¿Un problema?

Ronald Rodríguez considera que hay algunas dificultades que se pueden dar con el proceso migratorio, tienen que ver con la cobertura de servicios sociales, que cuenten con la capacidad para atender también a las personas que llegan desde el país vecino.

De igual forma, explica que hay que tener cuidado de que las personas que llegan desde Venezuela puedan acceder a ciertos servicios, ya que, por ejemplo, explica que un venezolano que, aunque tenga permiso migratorio hoy quiera acceder a un teléfono celular o abrir una cuenta bancaria no lo puede hacer porque no tiene un número de cédula y es lo primero que se le exige.

“Hay una serie de cosas que los pueden llevar a la ilegalidad. Tenemos que evitar que esta migración se convierta en ilegalidad, porque ese es el caldo de cultivo para que las bandas criminales e incluso el propio Eln puedan terminar utilizando a estas personas en actividades delictivas”, puntualiza el politólogo.