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Las partituras de mi bisabuela, por Juan Carlos Garay

Juan Carlos Garay descubrió en los archivos familiares las partituras de Nicolasa Garay. Esta es la historia.

Por: Juan Carlos Garay.

Todas las familias tienen pequeños tesoros. A mí, por alguna razón, me dieron a guardar unos papeles escritos por mi bisabuelo, Narciso Garay, que había visto de reojo y sin prestarles mucha atención. Parecían ser unas memorias. Es decir, me preocupé menos por leerlos que por archivarlos juiciosamente. Pero hace un par de años desempolvé el cartapacio y descubrí de qué se trataba: era un texto en que Narciso recordaba a su hermana Nicolasa, fallecida tempranamente, y anexaba dos partituras para piano de piezas que ella escribió.

Esas partituras habían estado en poder de la familia desde comienzos del siglo XX y nadie, absolutamente nadie las había escuchado en las últimas siete u ocho décadas. Así que lo primero que se me ocurrió fue pasárselas al pianista Nicolás Ospina y proponerle que hiciera una grabación. La labor, sin embargo, no era tan sencilla: las piezas estaban escritas a mano, por lo cual era necesario revisar la notación. Y en una de ellas la humedad había hecho estragos, rompiendo la hoja y borrando un par de compases. Había que hacer una reconstrucción. En tanto que Nicolás se dedicaba a esa labor, yo aproveché para reconstruir la historia de Nicolasa.

Mi tía bisabuela, Nicolasa de las Mercedes Garay Díaz, nació en 1873 en ciudad de Panamá. Hay que recordar que en ese momento Panamá era parte de Colombia. El padre de Nicolasa, el pintor Epifanio Garay, se había casado con una dama panameña, de modo que la familia vivió entre Panamá y Bogotá (e incluso estuvo dos años instalada en Cartagena). En el hogar se respiraba arte, poesía y música: aunque Epifanio pasó a la historia como pintor, se sabe que también cantaba y tenía registro de bajo. Una anécdota dice que se presentó en una temporada de ópera en Nueva York, en 1876, pero que, por los prejuicios de la época y para parecer italiano, cambió su apellido a Garini. En fin, Epifanio fue el primer maestro de música que tuvo Nicolasa.

A los 15 años, Nicolasa compuso su primera pieza para piano: una mazurka. En la partitura se lee “dedicada cariñosamente a mi amiga Mercedes Aycardi”. Es una pieza alegre y sencilla, y al escucharla por primera vez me emocioné mucho por lo que significa entrar en contacto con los antepasados. Pero, siendo objetivo, esta música no reviste de mayor complejidad. Se sabe que después escribió dos valses, titulados “Los ojos de Lola” y “Tu sonrisa”, en los que quizá fue desarrollándose más como compositora. Pero ambas partituras están perdidas.

En 1893, cuando Nicolasa tiene 20 años, la familia se va a vivir a Bogotá. En esa época ofreció varios recitales como pianista. Se sabe que interpretaba composiciones de Franz Liszt, pero es muy probable que en esos conciertos también presentara sus propias obras. De esa época data la segunda partitura. Se titula “Chagrin” y es una romanza, más extensa y con un desarrollo bastante más complejo.

En octubre de 1903 muere Epifanio Garay. Es una época difícil para la familia en muchos sentidos: ya se ve venir la separación del departamento de Panamá, y doña Mercedes, la viuda de Epifanio, es propietaria de una casa en ciudad de Panamá. Para no perder la casa, la familia se traslada, dejando al padre enterrado en Bogotá. De esta manera pierden la nacionalidad colombiana y adquieren la nueva nacionalidad panameña.

La salud de Nicolasa empezó a debilitarse. Se registran dos cirugías, una por apendicitis y otra por pleuresía doble. No parece haber compuesto más piezas, si bien se unió como docente de música al Conservatorio Nacional de Panamá. Nunca se casó. Murió en 1928, dejando muy triste a su hermano Narciso, quien escribió: “Como pianista llegó a resultados relativamente sorprendentes. Su salud era delicada y su resistencia física muy poca. Añádase que sus manos pequeñas difícilmente alcanzaban en el teclado la extensión de la octava”.

Probablemente las piezas para piano de Nicolasa Garay no sean más que una nota de pie de página en la historia de la música de salón en Colombia. Y además la nacionalidad colombiana está en entredicho por las circunstancias políticas de la época. De cualquier manera, ha sido un descubrimiento muy significativo para mi familia y me enorgullece compartirlo en la Radio Nacional. Sea también la oportunidad para llamar a quienes tengan archivos similares a comunicarse con la radio. Queremos ayudar a trazar las múltiples historias de nuestra música.

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