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Los sabores de Arcabuco

Repollitas, colaciones, arepas carisecas, longaniza, queso de cabeza, dulce de mora, regañonas y almojábanas, sobre todo almojábanas.

Por: Alejandro Pesca

Por las calles de Arcabuco abundan los sabores y aromas típicos de la gastronomía boyacense. Repollitas, colaciones, arepas carisecas, rosquillas, ponqués, cuajada con melao, longaniza, queso de cabeza, dulce de mora, regañonas y almojábanas, sobre todo almojábanas, afloran en las vitrinas del comercio como si se tratara de una milagrosa cosecha.

Todas estas golosinas típicas, que serían la perdición para cualquier diabético, aquí constituyen la base de la economía para las familias que habitan el casco urbano del municipio, toda una tradición familiar.

A sus 76 años, doña Ada María Torres es una clara muestra de la importancia de la almojábana y de los frutos de la tierra para Arcabuco. Ella, provista del conocimiento adquirido durante más de 60 años al frente de su horno de leña, cuatro cantinas de leche y la cantidad precisa de harina de maíz, produce diariamente más de 400 almojábanas. Así sacó adelante a su familia, llevó bienestar a sus hijos y les enseñó el valor del trabajo.

Otra de las historias alrededor de la industria de las golosinas, motor de la economía de Arcabuco, es la de doña Emma Guzmán de Guzmán y doña Edilma Simona Guzmán, Madre e hija se dedican desde hace más de 40 años, a endulzar los paladares de quienes visitan esta bella región. Una tradición que se hereda de generación a generación. La marca de sus productos lleva más de 60 años de trayectoria, logrando cada vez un mayor crecimiento y posicionamiento.

En Arcabuco, con sus golosinas y almojábanas, se demuestra que se puede hacer empresa y al mismo tiempo fortalecer valores familiares, representados en deliciosas tradiciones.

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