A sus 82 años, considera que la vejez no deja de ser "un coñazo" y "un golpe de estado fachista" que te priva de los placeres y de necesidades vitales como moverse, muy lejos de la vitalidad que hoy vio reflejada en esos jóvenes.
Quino aseguró estar "sorprendido" de la gran cantidad de gente joven que sigue a Mafalda y que se siente atraída por un personaje que dejó de dibujar en 1973 y que probablemente "hoy en día diría lo mismo que entonces, porque las cosas están tan mal o peor".
No obstante, señaló que se siente raro porque, a pesar de que han pasado más de 40 años desde que dibujó la última viñeta de Mafalda, parece que la gente "ha tomado una medida propia del personaje" que él ya no maneja.
De hecho, afirmó que en los setenta la gente no veía tanto a Mafalda "como un personaje que nos abre la cabeza y da las claves de cómo está hoy el mundo".
"Me gustaría saber por qué se acercan tanto ahora a una historieta que habla de la familia, de sus problemas, de la relación escolar con los maestros, pero no acabo de enterarme qué sienten hoy los chicos y cómo les cae este mundo que cambia tan rápido", dijo Quino.
Del humor gráfico actual, indicó que, al menos los jóvenes creadores argentinos, apuestan por temáticas que tienen poco que ver con la realidad y se inventan temas demasiado fantasiosos, en contraposición a su generación, que estaba más apegada a la realidad.
"No acabo de enterarme a dónde vamos a parar con este tipo de humor", aseguró el creador de Mafalda, Susanita, Manolito, Miguelito y Felipe antes de asumir que sus palabras podrían interpretarse como las de un "viejo amargado y reaccionario" que no entiende a los jóvenes, como en su día sucedió con los Beatles, que tanto le gustaban a él entonces.
Lo que sí tiene claro es que las tiras y viñetas de Mafalda, concebidas para una campaña publicitaria que nunca vio la luz y que han sido traducidas a más de 30 idiomas, se verá aún más promocionada con el Premio Príncipe de Asturias.
Ésta es la primera vez que el Premio de Comunicación recae en un humorista gráfico y dibujante gracias a la niña de melena corta y negra, vestida con trajes de lunares que es Mafalda y que, según reconoció el jurado, "percibe la complejidad del mundo desde la sencillez de los ojos infantiles" y sueña con cambiarlo por otro "más digno, justo y respetuoso con los derechos humanos".
"Siempre me he considerado un periodista que dibuja", afirmó al ser preguntado cómo se definiría ante este galardón y antes de asegurar que hay temas como los desaparecidos durante la dictadura argentina o el drama de un terremoto que nunca abordaría desde el humor.
No obstante, sí que tiene claro que la evolución del mundo siempre ha estado llena de tropiezos y que hay que "trabajar juntos para no estar dividiendo cada vez más". EFE