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De la guerra a la igualdad: las voces de los concejales LGBTI en Chaparral

Dayana, una mujer trans, y Javier Bermúdez, un hombre gay, fueron víctimas del conflicto y ahora hacen política por su municipio.

Por: Adriana Chica García

En el monte, mientras eran obligados por actores armados a hacer caminos entre la maleza con machete en mano, Javier y Dayana jamás pensaron en política. Eran adolescentes, y la guerra les prohibía ser quiénes querían ser con violencia sistemática. Cincuenta años pasaron de ese conflicto que los señaló y 50 años pasaron de la primera marcha por los derechos LGBTI del mundo. Hoy, esa lucha por la igualdad la persiguen desde el Concejo Municipal de Chaparral.

Actualmente, en Colombia hay un alcalde y cuatro concejales de la población LGBTI, según el Observatorio de Participación Política de Caribe Afirmativo. Estos líderes fueron elegidos por las comunidades de sus regiones en los comicios locales de 2015, donde se presentaron 73 candidatos por esta población. Dos de los concejales ganaron en Chaparral: Dayana, una mujer trans, y Javier Bermúdez, un hombre gay. Pero para llegar allá no la tuvieron fácil.

“Un día, cuando tenía 17 años, llegó a mi casa un grupo de guerrilleros enviados por el comandante Manurio de las Farc para matarme. Mi mamá y la gente se opusieron y no dejaron que me llevaran. Pero ese mismo día tuve que salir de Chaparral, me fui a Bogotá, yo era un campesino y llegar a una ciudad tan grande fue difícil. Hice todos los trabajos, perdí lo mejor de mi vida en eso, y durante ocho años perdí contacto con mi familia”, cuenta Javier.

Javier Bermúdez y Dayana. Foto Adriana Chica García

Javier ahora luce tranquilo, habla desde el parque Los Presidentes, el principal de Chaparral, el municipio del sur de Tolima que lo vio nacer en el corregimiento Limón. Por fin -dice- puede dedicarse a su arte, como llama a la labor del estilista. A pocas cuadras tiene una peluquería donde las mujeres le confían su belleza. Pero como todavía quedan barreras de discriminación por romper, alterna ese oficio con sus labores como presidente del Concejo.

“Es un proceso de años, fueron dos campañas políticas, en la primera me quedé por un voto. Aspiré porque soy un convencido de la paz, porque viví el horror de la guerra como muchos chaparralunos. Desplazamiento, abuso sexual, vivimos muchas cosas. Ahora todos podemos caminar por las calles a cualquier hora. Mis compañeros concejales me eligieron presidente del Concejo, no por mi condición como gay, sino por el trabajo para toda la población”, expresa Javier .

En Chaparral surgieron las primeras guerrillas liberales de los años cincuenta, y más tarde las Farc. El municipio fue cuna de la guerra, un fortín estratégico de la insurgencia y, por ende, un corredor de disputa entre los paramilitares que buscaban acabarlas y la Fuerza Pública cuya labor era mantener el orden público. En medio de esta violencia, tanto Javier como Dayana fueron unas de las 2.103 víctimas LGBTI que dejó el conflicto armado en Colombia desde 1985 hasta 2017.

El número puede ser mayor, las mismas autoridades aceptan un subregistro porque muchos policías judiciales no reportaban los crímenes como miembros de la comunidad LGBTI. El desplazamiento, las amenazas y los homicidios fueron los de mayor incidencia, de acuerdo con cifras oficiales. Dayana lo recuerda bien, tuvo que vivir los sufrimientos propios y de muchas compañeras transgéneros, y por eso advierte que no son simples números, sino historias y proyectos de vida destruidos.

“Fueron momentos difíciles, sin duda alguna. Tanto las Farc, los paramilitares y el mismo Estado acribillaron a varios miembros de la comunidad LGBTI, incluso todavía. Yo recibí varias amenazas de muerte y por eso nunca pude hacer campaña en las veredas, lo actores armados le prohibían a la gente votar por mí. Pero cada vez más la sociedad nos ha aceptado”, afirma Dayana.

Fueron rebeldes, pese a que a muchas les interrumpieron el proceso de tránsito de género, impidiendoles vestir ropa de mujer, cortando sus cabellos o -como cuenta Javier- obligándoles a hacer actividades para “volverse machos”, como ‘guachapiar’ (limpiar el monte a machete).

Reinado Trans del Río Tuluní. Foto Centro Nacional de Memoria Histórica

En 2000 crearon un reinado para celebrar su diversidad, lo realizaban cada día de reyes, los seis de enero, perseguidos aún por los actores armados y su misma comunidad, como quedó reseñado en el informe 'Un carnaval de resistencia. Memorias del Reinado Trans del Río Tuluní', del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).Y las muertes no pararon allí.

Entre 2000 y 2017 se han reportado 12 asesinatos de personas LGBTI en el municipio, según la Asociación Chaparral LGBTI Diversa. Y sigue pasando. La última más recordada fue la de Danna Méndez, una joven líder trans encontrada con signos de tortura y violencia sexual en el sector de Llano del Loco, el 11 de febrero de 2018. El militar Dorancé Rojas García fue capturado como autor material. Fue la primera vez en el país que la muerte de una mujer trans fue catalogada como feminicidio.

Por esto siguen luchando, ahora desde la política, Javier y Dayana, quienes también aseguran que su labor va más allá de la comunidad LGBTI, que trabajan porque toda la sociedad de Chaparral progrese.

Danna Méndez, líder trans asesinada. Foto Centro Nacional de Memoria Histórica

Dayana, por ejemplo, lleva tres periodos en el Concejo, desde 2008. “La comunidad me ha elegido a sabiendas de conocer mi condición sexual, eso no me impidió tener este importante cargo. Asimismo, tenemos apoyo total de los concejales actuales, han sido personas ecuánimes, respetuosos con nuestras condiciones, nunca nos han discriminado, al contrario, nos apoyan”, dice.

“También buscamos empoderar a otros sectores discriminados en la sociedad. Yo, por ejemplo, doy capacitaciones gratis a mujeres para que puedan desarrollar un modelo económico propio. En el Concejo trabajamos otros proyectos de vida con políticas públicas de género, para la población en condición de discapacidad, para la tercera edad. Eso nos hace pensar en un futuro para Chaparral, para que sea cuna de paz y progresos”, confluye Javier.

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