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Suaita, el pueblo de Santander que fue escriturado a la Virgen

Corría 1810 cuando un hacendado le escrituró el pueblo a la patrona de los suaitanos.

Por: Angélica Blanco Ríos.

Como sacada de un cuento es la historia de Suaita, municipio ubicado a cinco horas de Bucaramanga, la capital de Santander. Donde la antigua Virgen del Rosario, hoy Virgen de la Candelaria, 36 días antes de la Independencia de Colombia se convirtió no solo en la patrona de los suaitanos, sino en la dueña de este municipio comunero.

Corría el jueves 14 de junio de 1810, cuando Juan Crisóstomo de Echeverría, hacendado reconocido en este pueblo enclavado al sur del departamento, en montañas que limitan con Boyacá, donó parte de sus tierras para reconstruir Suaita. Esto según la escritura pública de donación que se encuentra en la Notaría Primera, de Vélez, y en el esquema de Ordenamiento Territorial de El Socorro.

En estos documentos se constata que los motivos de la donación de los predios “se dieron tras una terrible epidemia, que obligó a los vecinos a trasladar la ciudad, al actual lugar… y, fue así como el Tribunal Superior del Antiguo Estado de Santander, el 14 de enero de 1870, reconoció a la parroquia los derechos sobre el terreno donde hoy se levanta el casco urbano”.

Sin embargo, pese a que la historia está escrita, sus habitantes se la saben de memoria.

“Cuentan que en el pasado Suaita se fundó en otro sector, pero se presentaron problemas de enfermedades que llegaron al caserío y toda la población despojó las tierras. Fue así como don Juan Crisóstomo de Echeverría donó unos terrenos a la iglesia para que allí se organizara la actual Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria y sus feligreses tuvieran donde vivir”, relata Carlos Julio Silva Cuevas.

Él nació en San José de Suaita, corregimiento ubicado a tan solo 40 minutos y que ‘esconde’ paisajes y cascadas de ensueño, pero quien es el administrador de la plaza de mercado, donde llegan gran parte de los productos agrícolas que se dan estas fértiles y verdes tierras: café, caña de azúcar, panela y cítricos.

Hoy, Silva Cuevas está sentado precisamente frente a la Parroquia, construcción amarilla por fuera y dorada por dentro y, mirándola con sus ojos azul cielo, me cuenta que también le pertenece a esta patrona, al igual que la Alcaldía, la Registraduría, la estación de Policía y los lotes donde viven las 1.609 personas que habitan “tierras divinas”.

“Sin embargo, después del buen acto de fe que hizo don Crisóstomo, esto se convirtió en una realidad que se acerca a un problema. Hace poco vino la autoridad competente para buscar una solución, pero no es fácil todavía. Aquí las personas tienen propiedad de las mejoras, pero no de los lotes, razón por la que casi nadie paga impuesto predial”, cuenta el párroco Luis Fernando Alarcón, quien vive en una casa que si bien fue construida por hombres, se levantó en tierras de la Virgen de la Candelaria.

FOTO: VÍCTOR ZAMBRANO.

Según el padre del municipio, “hasta hace 15 años, la gente en vista de que esto no les pertenece, le traía a la Virgen donaciones, pero todo cambió cuando la administración municipal empezó a cobrar un impuesto por las mejoras y siempre que nos visitan autoridades en el tema nos dicen que esto es algo único en Colombia”.

Para el superintendente de Notariado y Registro del país, Jairo Alonso Mesa Guerra, “en Suaita se presenta una informalidad de más del 90% ¿Qué significa esto?: que son propietarios porque tienen unas mejoras, pero no se sabe de quién es el terreno”, pues la Virgen no es un ser material.

Pero la situación que viven los suaitanos no es ajena a los colombianos, porque “a nivel nacional son seis millones los folios inmobiliarios que se encuentran bajo la figura de falsa tradición, término jurídico que aplica para estos casos”, detalla el superintendente.

“Yo creo que don Crisóstomo nunca se imaginó que esto fuera a pasar”, dice Carlos Julio Silva Cuevas, porque a pesar de que el territorio está totalmente poblado, 208 años después “la gran mayoría de personas solamente compran la mejora, porque el terreno sigue estando en cabeza de la Virgen y se vende como falsa tradición, lo que quiere decir que nadie tiene total dominio del suelo, porque no es dueño del mismo”, asegura Fernando Sarmiento Herrera, notario municipal.

Por ahora, quienes viven en este lugar, donde se tienen varios monumentos a la Candelaria, mayor terrateniente del municipio, siguen a la espera de qué pasará y cuál va a ser la solución en la que trabajan los funcionarios de la Alcaldía y demás autoridades competentes.

“Desde el año pasado está ‘andando’ un proceso para empezar a hacer la legalización de los predios, pero a la fecha no sabemos ni cuánto se pueda demorar, ni cuándo se verán resultados, por ahora efectivamente estas son tierras que le seguirán perteneciendo a la Virgen”, concluye Paola Santamaría, secretaria de Fomento y Desarrollo municipal.

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