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Tres años sin Helenita Vargas, La Ronca de Oro

Este viernes 7 de febrero se cumplen tres años de la partida de Helenita Vargas, La Ronca de Oro y en Señal Radio Colombia la recordamos.
Con canciones como María de los guardias, Señor y No te pido más, Helenita Vargas, la Ronca de Oro, pasará a la historia como la más importante intérprete de canción popular que haya dado Colombia.
En 1968, el día en que un ejecutivo de Sonolux viajó desde Medellín a Cali para proponerle a la cantante Sofía Helena Vargas Marulanda que grabara su primer disco con el sello, cuentan que el segundo esposo de la artista en ciernes, el médico Gonzalo Zafra, corrió a solicitarle al productor que no le pagaran nada por la grabación, temeroso por el futuro económico de la compañía: según él, Helenita era una excelente cantante ocasional en las fiestas de la alta sociedad caleña, pero que de eso al profesionalismo había un trecho importante.
Estaba vista la errata, en todo caso. Y no necesariamente por lo que el futuro habría de decir de la que, más allá del triste 7 de febrero de 2011 en que dejó el mundo de los mortales, seguirá siendo la más importante cantora que ha dado la música popular colombiana. Su pasado reciente también hablaba bien de su talento, en particular una grabación de pequeño tiraje para el sello Vergara del año 1967, primera en su carrera, que contenía el vals Espejito compañero. Ya había superado los 30 años de edad y hacía más de media vida que le había plantado cara a Agustín Lara para recibir su bendición como cantante. Por fin se iba cumpliendo el sueño que había cultivado, según recordaba, desde la infancia.
“Con ese disco el primer sorprendido fue Gonzalo, cuando empezó a enterarse de la acogida que tuvo, y lo fue más cuando al año siguiente estaba sacando al mercado la segunda producción , le contó la cantante en la década de los 90 al periodista Carlos Humberto Illera, en entrevista publicada en uno de los pocos libros que estudian el fenómeno de la música cantinera en Colombia, Clavelitos con amor.
Después de La fabulosa Helenita Vargas, aquella grabación fundacional con el sello que fue su casa por dos décadas, la voz de la caleña pasaba a convertirse en patrimonio nacional y dejaba de ser el privilegio oculto de un puñado de amigos de la sociedad valluna. Uno de ellos, el periodista cubano José Pardo Llada, solía preguntarle a Zafra, cada vez que se lo encontraba, cómo iba “La Ronca . Hasta ese momento no le calzaba a conveniencia ningún seudónimo. Hubo quien sugirió que se le llamase “La Doña , como a la mismísima María Félix. Sólo hasta la aparición de un titular de prensa firmado por el periodista palmireño Lázaro Vanegas para El Espacio, quedó claro cómo debía ser recordada. “Esta noche bañan en oro a La Ronca , decía la nota, a propósito de la recepción de su primer disco de oro, en 1969. Ahí se establecía de qué material estaba hecha.
Esos primeros éxitos –Espejito compañero, Estoy enamorada y Pasaste a la historia–, se suman a los que vendrían después. Resulta inevitable mencionar la dolida diatriba enmarcada en el vals Señor, creación de la prolífica autora valluna Graciela Arango de Tobón; ese manifiesto de amor desinteresado de nombre No te pido más, enmarcado ya en el fenómeno conocido como música de despecho; y la muy marcial ranchera María de los Guardias, de su amigo nicaragüense Carlos Mejía Godoy.
Hay quienes ven en María de los Guardias una suerte de alter ego de la propia intérprete. Imágenes como las de la protagonista del tema, temperamental y altiva, llevando por su cuenta “y a cuenta / cinco batallones , parecen calcadas de su propia vida. No es difícil perder la noción de quién es la cantante, quién el personaje, cuando se la ve asumiendo líneas como: “mi primera rasca / la chupé, chiquita, / en una cantimplora . No era extraño verla sobre la escena, acompañándose por soldados disfrazados que tocaban la diana.
Cuentan que grabar esa canción fue una sugerencia de su gran amigo Alfonso López Michelsen, y que además el ex presidente mismo habría cambiado los dejos nicas de la letra original, para que la versión de la caleña fuera más cercana al público local. Es más: recordaba la Ronca que gracias a López se decidió a grabar algunos clásicos del repertorio mero mero macho como La ley del monte y, en directo contraste, piezas con la tranquilidad de alma que inspira el bambuco Me llevaras en ti, de Jorge Villamil.
Es que con la misma autoridad con que asumió la ranchera –acaso no con el mismo reconocimiento– también se dio a la ejecución de aires nacionales, una que otra canción cercana a lo romántico y, sobre todo, buenos tangos. Algunos de los que llegó a grabar para Discos Fuentes, como Padre nuestro, Cantando y Andate con la otra, constituyeron, como versiones, un giro originalísimo frente a las originales. Que una contralto de su carácter hubiera asumido el mismo repertorio que años atrás se oyera en voces dulcitas como las de Ada Falcón y Libertad Lamarque, supone un entendimiento riguroso del género rioplatense. No es casualidad, aunque ello haga parte de la anécdota, que su finca de recreo en el Valle del Cauca se llamara Malena. Porque entre otras cosas, al igual que la protagonista del tango de Manzi y Demare, cantó el tango como ninguna.
Helenita Vargas nació dos veces en una misma fecha, el 3 de marzo. La primera vez, en Cali, hace 77 años. La segunda, hace escasos 24 meses, en la misma ciudad, mientras celebraba su cumpleaños: ese día, muy de madrugada, le confirmaron que a la clínica Valle de Lilí había llegado un donante de hígado para por fin proceder a intervenirla y darle algunos meses más de vida. Todos esperábamos que hubieran sido años. Lo menos que uno espera de una fuerza de la naturaleza es que no se muera nunca.
Por Jaime Andrés Monsalve B, Jefe musical, Radio Nacional de Colombia.

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