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Virgen de Oyacachi: así se restauró la obra de 1800 que representa milagros religiosos

El cuadro del siglo XIX, creado en Ecuador, hace parte de la colección de arte del Banco de la República.

La 'Aparición de la Virgen a los Oyacachi', una pintura realizada en 1800 por un autor desconocido, llegó en 2012 a la colección de arte del Banco de la República en muy mal estado. Fue necesario un proceso de restauración exhaustivo para poder recuperar las 33 escenas diferentes que contiene y que representan eventos extraordinarios que muestran milagros religiosos.

“Cuenta la leyenda que hacia 1580, en el antiguo pueblo de Oyacachi hubo una plaga de osos que mató varios niños y obligó a los indígenas a refugiarse en una cueva. En esos días, pasó una mujer con un niño en brazos, que consoló a los pobladores y les ofreció librarlos de los osos con la única condición de que le pidieran al sacerdote de la población más cercana que los evangelizara en la fe católica”, relata Adriana Páez Cure, jefe de conservación del Banco.

El suceso de los osos se dio durante tres días a la hora en a que el sol de oculta. Los indígenas, desesperados, invitaban a la mujer a pasar la noche con ellos, pero ella se negaba porque debía llegar al pueblo de El Quinche. Sin más que hacer, los oyacachenses se hicieron evangelizar y construyeron una capilla en una cueva. En 1590, el escultor español Diego de Robles les llevó una virgen de madera en la que de inmediato vieron la imagen de aquella mujer.

“Un día, el cacique de Oyacachi le pidió a la virgen el milagro de que su esposa quedara embarazada y la virgen le concedió tener gemelos. Para celebrar, el cacique organizó una fiesta en la que se emborrachó y mandó a matar a un oso, le cortó la cabeza y la puso en el altar de la Virgen quien, ofendida, le castigó quitándole la vida sus dos hijos. Este hecho ocasionó que, el 10 de marzo de 1604, la imagen de la virgen fuera trasladada a El Quinche y se emprendiera la construcción del primer santuario en su honor”, añade Páez.

Estas leyendas evidencian que la virgen fue decisiva en el proceso de evangelización y fidelización de los indígenas en la época de la colonia. Desde entonces la virgen es famosa por sus milagros y apariciones recordados en el siglo XIX. Su figura se encuentra en el santuario de la parroquia de El Quinche, en Quito, Ecuador. Y es recordada por las peregrinaciones que los ecuatorianos realizan al lugar para pedir favores o agradecerlos.

La restauración.

La 'Aparición de la Virgen a los Oyacachi' es un óleo sobre tela de 56 x 208 cm elaborado a comienzos del siglo XIX para representar los milagros de la virgen, que hoy hace parte de la exposición permanente de la sala 12 del Museo de Arte Miguel Urrutia. Pero antes de posarse en sus paredes fue necesaria una restauración a cargo de Maritza Vela, Yaneth Molina y Patricia Espinosa.

“La pintura se encontraba sucia, deformada, con rasgaduras, cortes, orificios, faltantes, telas adicionales pegadas en los bordes, manchas de oxidación, pintura, aceite, adhesivo y humedad; parches, cintas, falta de adherencia de la pintura y repintes. Además, había perdido el bastidor característico de las pinturas de caballete y se encontraba frágil e inestable”, explica Páez.

Los deterioros en las obras de arte son producto del manejo de las mismas en los lugares donde se exhiben, por el tiempo y la falta de mantenimiento, por los traslados mal hechos. Y en muchos casos es irreversible. En el caso del cuadro de la Virgen de Oyacachi un proceso pudo reducir sus pérdidas e, incluso, permitió conocer información adicional de la misma. “Como por ejemplo, que estuvo enrollada hacia adentro en algún momento de su trayectoria, por la forma de las fisuras en la pintura y la falta del bastidor”, cuenta la restauradora.

Para su restauración, el equipo del Banco de la República hizo una limpieza profunda en seco y con solventes para retirar la suciedad. Además, se hizo un fijado de las capas de preparación y pintura para recuperar la fragilidad y protegerla. “Luego se trabajó la presentación estética de la pintura con limpieza, resanes y reintegración de color de los resanes. Finalmente se aplicó un barniz”, termina Páez.

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