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Cuando la música es política

Muchos compositores colombianos estuvieron de la mano del poder, en especial algunos de los integrantes más selectos de la élite vallenata.

Por: Jaime Andrés Monsalve B.

Que la política y la música en Colombia son disciplinas que van de la mano es algo que resulta innegable. Basta saber que el primer bambuco del que se tiene noticia, ‘La guaneña’, de autor anónimo, fue una tonada de guerra que llenó de ímpetus a la soldadesca nariñense en 1809, cuando tropas quiteñas invadieron Pasto, y luego en 1932, cuando la cantaron aquellos que combatieron en la frontera contra el Perú en esa guerra binacional. Eso ya es un gesto político, como lo fue también la motivación que llevó a otro autor, también anónimo, a componer himnos bolivarianos como ‘La vencedora’ y ‘La libertadora’.

¿Qué pensar después de que a uno le revelan que el ‘Grito vagabundo’ que quería pegar en su canción Guillermo Buitrago no era otro sino aquella famosa arenga de ‘Viva el partido liberal’?

La política marcó desde siempre el gusto adquirido del colombiano. No es descabellado decir que buena parte de la responsabilidad en el posicionamiento del sonido del bambuco por años en el país, la tuvo el gobierno mismo, que veía en su ritmo acompasado y en sus letras nostálgicas, un reflejo del deber ser del colombiano. Aquella idea tuvo acérrimos defensores, entre ellos el eximio compositor bogotano Emilio Murillo, cuya apología a dentelladas de la música andina colombiana frente a lo foráneo, incluyendo sus andanadas en contra de la enseñanza de la música clásica en la academia, le mereció el sobrenombre de ‘El Apóstol de la Música Nacional’.

Los discursos sobre una identidad nacional pasaron inevitablemente por la música, y dentro de todos los géneros, el bambuco parecía ser necesariamente el que definiera al colombiano. “Es el alma de nuestro pueblo hecho melodía”, dijo del bambuco José María Samper, mientras que Eduardo Cabalero Calderón anotó que “no se puede concebir la patria sin el bambuco”. Es muy probable que esos comentarios los hayan hecho más en calidad de políticos que de escritores. Luego llegó la música de la Costa Caribe hasta todos los rincones del país, pero esa es otra historia.

Muchos compositores colombianos estuvieron de la mano del poder, en especial algunos de los integrantes más selectos de la élite vallenata. A continuación algunos ejemplos de ello.

1. Alfonso López’ de Pablo Baquero

Orquestas como las de Edmundo Arias, la Estudiantina Sonolux y el propio grupo del autor, el Cuarteto Don Pablo, hicieron versiones de este tema en honor al dos veces presidente del país Alfonso López Pumarejo.

2. ‘¡A la carga!’ de Pacho Galán

Un himno absoluto del movimiento gaitanista fue aquel porro compuesto por el compositor soledeño y grabado por la orquesta del argentino Eduardo Armani, en homenaje al líder inmolado el 9 de abril de 1948.

3. ‘A quién engañas, abuelo’ de Arnulfo Briceño

Uno de los primeros alegatos sonoros en clave de protesta fue esta pieza del compositor nortesantandereano, que en su momento no quiso ser llevada al disco por el dueto Garzón y Collazos ante la posibilidad de enemistarse con sus amigos, tanto los liberales como los conservadores.

4. ‘La misión de Rafael’ de Rafael Escalona

No es un secreto el afecto que el pueblo vallenato le prodigó a Alfonso López Michelsen, quien como primer gobernador del departamento del Cesar promovió la creación del Festival de la Leyenda Vallenata. En época presidencial, López nombró al autor del tema como embajador en Panamá, y de ahí surgió una canción en la que Escalona rinde honores al presidente y a su homólogo panameño, Omar Torrijos.

5. ‘Llegó el legal’ de El Sayayín

Durante la campaña del 2010, diversos artistas le hicieron un guiño a la candidatura presidencial de Antanas Mockus. Uno de ellos fue el desaparecido maestro de la champeta Jhon Jairo Sayas, El Sayayín, recordado por su éxito ‘La nube voladora’.

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