Terapia equina: los beneficios de la vida entre caballos

No se trata del simple hecho de montar al caballo; es un arte interdisciplinario.

Daniel Santa

¿De qué hablamos cuando hablamos de equinoterapia? ¿Por qué los caballos parecen tener virtudes sanadoras tan poderosas? ¿Qué tipo de pacientes son aptos para iniciar un tratamiento asistido con caballos? Son muchas las preguntas que surgen alrededor de este método terapéutico extraño para unos, desconfiable para otros, excepcional para quienes lo han experimentado.

Bien… la equinoterapia es método de tratamiento complementario que involucra tanto al caballo como a su hábitat para buscar la recuperación, rehabilitación y desarrollo físico de personas con enfermedades, trastornos o problemas psíquicos, emocionales, sociales y comportamentales. Pero no se trata del simple hecho de montar al caballo; es un arte interdisciplinario. Una terapia equina debe estar acompañada de profesionales de diferentes áreas de la salud, y de la autorización expresa del médico tratante de cada paciente.

Y es que los caballos, ya sea por la temperatura de sus cuerpos, por las transmisiones energéticas que emiten o por sus características morfológicas y de desplazamiento, son, realmente, una especie que ofrece efectos más que positivos en procesos terapéuticos. Así lo confirma Soamily Cárdenas, directora Alaya Equs, una escuela equina ubicada en Rionegro, Antioquia, donde decenas de pacientes han hallado nuevas formas de bienestar con los caballos.

Aquí, una galería de fotos que intenta retratar el universo de las terapias equinas.

Las actividades que involucran equinos refuerzan el carácter; por la constancia que requieren, impulsan la disciplina.
Un encuentro terapéutico humano-caballo activa la segregación de serotonina, disminuyendo los niveles de estrés del paciente. 

 

El instructor entregará todas las herramientas, técnicas y conocimientos para alcanzar los objetivos específicos de cada sesión de equinoterapia.

 

No se trata solo de montar al caballo, se trata de conocerlo en diferentes situaciones y ambientes: al aire libre, en el establo, en caminos abiertos, a la hora del baño, etc. 

 

Estos procedimientos hacen del jinete/amazona una persona con liderazgo, capaz de comunicarse y conducir un animal de gran tamaño.

 

La terapia asistida con caballos potencia la autoestima a través la capacidad de manejo del caballo que otorga la práctica. Es allí cuando los pacientes se convierten en personas más seguras.

 

Es prioritario tener claridad sobre el temperamento del animal; cada alumno deberá aprender, por sí mismo, qué actividades podrá o no realizar en su caballo.

 

El reconocimiento del animal y el esfuerzo por forjar una relación con el mismo, es un proceso innegociable en las sesiones equinas. 

 

La equitación aprovecha la relación afectiva que se establece con el caballo para ayudar a personas con dificultades de adaptación social a superar sus conflictos. 

 

Elegir una vida acompañada de caballos hará que las personas tengan control emocional sobre muchas situaciones. 

 

Un caballo solo responderá de manera óptima al trabajo terapéutico cuando sus condiciones de vida, alimentación y juego son favorables. 

 

Antes de subirse al caballo hay que conocerlo desde el piso, entendiendo que se trata de un ser vivo sintiente que puede modificar su carácter.

 

Es necesario que tanto el jinete como el caballo entablen una relación sólida de amistad y confianza con el paso de las sesiones. 

 

Los caballos, como animales gregarios, aceptarán a las personas como parte de su manada, siempre y cuando medie el respeto, el buen trato y la constancia. 

 

La lectura del lenguaje corporal del caballo a través de la observación de los belfos, orejas, ojos, ollares, cola, etc., siempre es materia de la primera sesión.

 

La equinoterapia mejora las condiciones físicas del paciente a través del entrenamiento necesario para desempeñar acciones de fuerza, elasticidad y movimientos finos.

 

Los caballos son animales fuertes pero sensibles; el estado de ánimo y la disposición del jinete impactará, sí o sí, cada encuentro con su caballo. 
La terapia equina aumenta los reflejos y la coordinación mente-cuerpo; también afianza el lenguaje corporal para poder darle manejo al caballo.

 

Un compañero equino siempre será acicalado, consentido y respetado por el jinete. Por eso, gozará de una rutina de limpieza antes y después de cada actividad.

 

Acercarse a un equino es sinónimo de estimulación del sistema nervioso central, de la lateralidad y de la multidimensión de movimientos (arriba, abajo, lados, adelante y atrás).