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La FILBo 2024, en primera persona

Empieza la versión 36 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, el mejor pretexto para dejarse perder entre libros, al igual que nuestro realizador del espacio al aire Tras Bambalinas.
FILBO 2024: empezó su versión #36 en Corferias
Foto: Yaneth Jiménez Mayorga
Eduardo Otálora

Asisto a la Feria Internacional del Libro de Bogotá desde que tengo memoria. Recuerdo que la primera vez tenía siete años y fui con mi mamá. Ella me despertó temprano y juntos preparamos unos sándwiches enormes para el almuerzo. ¿La razón? Mi mamá decía que en la feria habría mucha fila para comprar comida. Y era cierto. Desde mis primeros recuerdos tengo la imagen de la plaza de comidas repleta de gente y yo, con mucho miedo a perderme en ese océano de personas.

Eso siempre ha sido algo bueno, porque habla de la enorme cantidad de visitantes que cada año asisten a Corferias y del impacto que pueden tener los libros en las sociedades.

Pero de esas primeras ferias también recuerdo lo emocionante que era entrar a alguno de los salones a ver los eventos que se programaban. Los que más me gustaban eran, por supuesto, las presentaciones de narración oral. Allí escuché por primera vez, por ejemplo, a Nicolás Buenaventura. Narraba sobre una tarima alta, sentado en una butaca de madera y con los pies descalzos. Su voz era como un hilo que me llevó por reinos mágicos.

Hoy la Feria Internacional del Libro de Bogotá llega a su versión 36 y yo me niego a aceptar que así sea. No siento que hayan pasado tantos años, pero pasaron. Han sido más de 25 los países invitados, incluso se han invitado ciudades (como en la versión 2006, cuando vinieron las capitales mundiales del libro), también fue invitado el departamento de Boyacá (en la versión 2010, como epicentro de la celebración del bicentenario de independencia) y también pueblos imaginarios (como en 2015, cuando el invitado de honor fue Macondo).


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En esta oportunidad Brasil repite como país invitado de honor, ya lo había sido en 2012, y la FILBo se enmarca en un lema muy poderoso: “Lee la naturaleza”. Un mensaje importantísimo para una época en la que las afectaciones producto del cambio climático están poniendo ante nuestros ojos las consecuencias de siglos de explotación inconsciente de recursos.

Ahora, pese a todos los cambios que han ocurrido en el mundo, los libros siguen ahí, fieles custodios de nuestro crecimiento como humanidad, aedos que sólo esperan que sus páginas se abran para cantarnos y contarnos la historia de lo que somos como sociedad. Ese es uno de los objetivos fundamentales de la FILBo, que nos reencontremos con ellos y les devolvamos la vida leyéndolos. Y que lo hagamos para mirarnos a nosotros mismos y, así, descubrir caminos.

¿Qué espero de esta versión de la FILBo? Además de una asistencia multitudinaria, como siempre, también espero las actividades descentralizadas que trae esta versión. Por ejemplo, ya se dio la visita de la escritora española Irene Vallejo a Quibdó, para compartir con los habitantes en torno al proyecto cultural Motete.

En esta dinámica de descentralización, la FILBo programó actividades en las bibliotecas de la ciudad (aliándose con la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá) y en diferentes instituciones educativas (como el Colegio Colsubsidio Norte y el Gimnasio Moderno, entre otros). Así mismo, como lo viene haciendo desde hace varios años, también organizó conversatorios y presentaciones de libros en las librerías de la ciudad. Esto con el objetivo de que el impacto de la feria en el ecosistema del libro sea positivo para todos los involucrados.

¿Qué recomendaría para la FILBo 2024? Por supuesto, ir a la página oficial de la feria y buscar en la inmensa programación cuándo tienen actividades los autores que cada uno prefiera. Ese apoyo es muy importante para los escritores y, por supuesto, permite una relación más cercana entre las obras y sus lectores.

Pero también recomiendo que estén muy atentos a la programación de foros académicos que se tienen planeados. Por ejemplo, me parece fundamental el ‘Foro de Profesionales del Cómic’ (que se realizará el 23 de abril de 8:00 a.m. a 6:30 p.m. en Talleres 3, en Corferias) o el ‘III Foro de Traducción Editorial y Literaria’ (que ocurrirá el miércoles 24 de abril de 8:00 a.m. a 6:30 p.m. en el auditorio Madre Josefa del Castillo, en Corferias).

¿Cuáles serían mis eventos imperdibles? Creo que una conversación muy bella será la que ocurrirá entre Irene Vallejo y Adriana Martínez (directora de la Biblioteca Nacional de Colombia) en torno a El infinito en un junco, uno de los libros más importantes de la última década. Este evento será el jueves 18 de abril a las 4 de la tarde en el auditorio José Asunción Silva. 

También creo que es muy importante la conversación que tendrán la escritora española Rosa Montero y la gestora colombiana Sandra Pulido llamada ‘Lo normal es ser raro’, que tendrá lugar el viernes 23 de abril, de 5:30 a 6:30 p.m. en la Carpa Cultural, en Corferias.

Además, creo que va a ser muy interesante el taller ‘¿Cuánta vida corre por una flor que se marchita?, escribir poesía desde la naturaleza’ que dictará Ahmad Mohsen, de Egipto, y que tendrá lugar lunes 29 de abril de 2:30 a 5:00 p.m. en Talleres 3, en Corferias.

¿Cuál novedad literaria recomendaría? La verdad, esta es una pregunta muy complicada porque, como con la comida, cada persona tiene sus gustos. Lo importante, y lo único que puedo decir, es que le den una oportunidad a los libros que se les atraviesen. Pidan permiso para abrirlos, lean algunos renglones, tómense el tiempo para pensar todo el trabajo que significó que ese libro existiera y, entonces, decidan si lo quieren llevar a la casa o no. Y si no llevan ese, abran otro y busquen la conexión entre sus renglones.

Leer es un asunto de oportunidades, las que les damos a los libros de que nos descubran universos nuevos.

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