Pasar al contenido principal
CERRAR

Icononzo, de la guerra a la paz

Es una de las 26 zonas veredales de normalización a las que se trasladaron 7000 integrantes de la guerrilla de las FARC, tal como se acordó en el proceso paz.

Por: Colprensa

Daiana tiene un año, es una niña inquieta y curiosa. Su mamá la sigue y la coge de una mano mientras ella intenta acercarse a una de las cámaras fotográficas que la han venido retratado. Se ríe y camina tranquila pues, igual que su mamá, está en paz.

Pero la escena en la que se mueve Daiana no es común, no al menos para una niña tan pequeña. Detrás de ella se encuentra una construcción rustica en la que se aprecian armas y algunos implementos que acompañan el uniforme de los guerrilleros. Es una de las 26 zonas veredales de normalización a las que se trasladaron 7000 integrantes de la guerrilla de las FARC, tal como se acordó en el proceso paz.

Daiana es hija de Lizney, una de las tantas mujeres que dejará las armas por la negociación que se hizo entre ese grupo ilegal y el Gobierno Nacional en La Habana (Cuba).

Y esta pequeña, en la zona veredal de normalización de la vereda La Fila en el municipio de Icononzo (Tolima) hay seis niños, son hijos de guerrilleras. Pero también, seis madres gestantes, tres de ellas pertenecen a la zona, aunque están en proceso de parto en Bogotá. En total hay 287 hombres y mujeres, según cuenta alias ‘Carlos Antonio Lozada’, comandante de las FARC.

Daiana disfruta ese presente sin entender dónde se encuentra, o por qué está ahí, y más aún, sin saber todo lo que tuvo que pasar para que esa tarde de viernes pudiera correr tranquila y luego sentarse a comer mandarina.

¿POR QUÉ ICONONZO?

Icononzo queda a tres horas de Bogotá; tiene un clima cálido, aunque la temperatura tiende a bajar cuando la noche está por llegar; y en el casco urbano como en sus alrededores, las vías están buenas gracias a que las petroleras abundan por la zona; tiene un bello paisaje y una historia asociada a la violencia por ser un lugar importante para el paso de Tolima a Cundinamarca.

Aunque a decir verdad la violencia en este municipio parece intermitente. Actualmente están tranquilos, y por lo que dicen los icononzunos que permanecen en el centro, están felices con la zona veredal que está casi a una hora del casco urbano. “Por la paz estamos de acuerdo”, dicen.

Y si hablan del conflicto cuentan que hace mucho tiempo no pasa nada, incluso lo dice alguien que no es originario del pueblo como ‘Don Tito’, un santandereano vinculado desde hace 28 años a Icononzo y quien no tener ninguna queja del lugar.

Pero sí hay un recuerdo malo. Data de 1999 cuando la mayoría de los policías del municipio fueron asesinados, según cuentan, por las FARC. “Eso fue por allá en 1999…, hubo una emboscada en una zona aledaña al casco urbano y hubo un desenlace fatal para la Policía”, dice Jorge Ortegón, alcalde del municipio en 1990.

La historia dice que el Frente 25 de las FARC esperó a la acostumbrada salida de los policías para verificar que todo estuviera bien en el pueblo y en el altar de la Virgen Milagrosa los esperaban para matarlos. “Fue tal la sevicia del ataque que lo primero que dijo el comandante de la Policía del Tolima, coronel Luis Alberto Gómez Heredia, es que este caso en particular sería denunciado como una fuerte violación al Derecho Internacional Humanitario. Los agentes asesinados fueron identificados como Ricardo Fajardo Ríos, Carlos Visbal Iza, Juan José Jaramillo, Yate, Ambrosio Vera Ducuara, Jairo Andrés Ramírez y Jairo Velásquez Pérez”, ellos eran 7 de los nuevos policías de municipio dan cuanta los medios de prensa que para la época registraron ese terrible hecho de mayo de 1999.

“La historia de Icononzo es una historia de violencia, por eso, existió la posibilidad de que una columna guerrillera tuviera su asentamiento aquí en el municipio en las zonas altas. Dentro de ese marco pues, hubo unas confrontaciones propias de la guerra y eso obviamente generó muerte, inseguridad, estrés, muchas personas tuvimos que ser desplazadas pero después volvimos a recuperar nuestros ancestros”, afirma Otergón.

Él tuvo que irse por dos años, “en un momento en que se pretendía secuestrar a todos los alcaldes de la región”, pero afirma que mejoró todo a partir de 2010, cuando la misma dinámica guerrillera lo permitió.

EL CAMINO A LA ZONA VEREDAL DE NORMALIZACIÓN ANTONIO NARIÑO

Desde el municipio hay personas que llevan en sus carros a los visitantes que quieran subir a la zona veredal ‘Antonio Nariño’, como la quisieron llamar los guerrilleros. Cobran entre 40 mil y 50 mil pesos y la distancia se recorre en 40 minutos.

“Después del colegio empieza lo destapado”, comentan los conductores pero no cuenta –quizás porque se les hace normal-, la cantidad de curvas que se necesitan hacer para llegar, incluso para llegar al mismo municipio.

En Inconzo, sin embargo, toda la atención está sobre las camionetas que acaban de llegar y en las que viene el senador Iván Cepeda y el representante Alirio Uribe. Jorge Otergón y un concejal, no dudan en acercársele para pedir un hospital e inversiones para la zona. Pero tras minutos de plática, ellos siguen su camino, pues la intención es visitar la zona veredal para verificar cómo están los avances en especial por parte del Gobierno.

Ellos recorren esos 40 minutos de distancia, y luego, hay que empezar a subir una loma, este tránsito puede tardarse entre 15 y 20 minutos. Se empieza a ver a las FARC que están atentos en el camino para guiar a los visitantes.

“NO VAMOS A DEJAR LAS ARMAS SIN QUE CUMPLAN”

Los congresistas están acompañados de líderes sociales que se unieron para llevar ayudas a las madres y mujeres embarazadas. Con ellos van caminando hasta que se encuentran con la zona destinada para recibir las visitas, que según cuentan, son frecuentes.

“Hay muchas personas quienes quieren hablar con nosotros. Entonces los jefes, ya los dirigentes –ahorita le decimos así aunque todavía no hemos hecho la dejación de las armas- (…) sencillamente lo que hacemos es recibir las personas que quieran venir a hablar con nosotros. Inclusive, ayer llegaron muchos estudiantes, muchas personas de otro país, antropólogos”, dice alias ‘Alfonso Mahecha’.

Y en esa oportunidad que tienen para hablar con la gente dejan claro el mensaje que por las circunstancias les parece urgente: ellos cumplieron porque están en la zona, pero todo lo que está hecho ha sido construido por ellos mismos. Es decir, el Gobierno aún no ha cumplido.

“Y ahí vamos diciendo que nosotros estamos cumpliendo los acuerdos. Lo que hacemos es que el pueblo sienta la necesidad de unirse en solidaridad, porque más adelante cuando nosotros seamos un partido, -porque vamos a conformar un partido cuando dejemos las armas-, va a ser uno que recoja a todo el mundo, a todas las personas que necesiten reclamar sus derechos”, dice.

Según Lozada el cumplimiento del Estado es del 1%, pues –dice- no hay baterías sanitarias, falta todo el tema de salud, y que lo que el Gobierno solo hizo unas explanadas, pero falta mucho.

Y de ahí surgen convicciones como la de Yorly Ramírez y Angélica Chadwicth: “No vamos a dejar las armas hasta que cumplan con la amnistía y la liberación de los presos políticos”.

ETIQUETAS