“Y fue en una captura de abejas donde encontré a la dueña de mi corazón” con nostalgia, Fabio Cadavid, habitante de San Andrés de Cuerquia (Antioquia) y apicultor de profesión, recuerda los momentos cuando se enamoró de la madre de sus tres hijos, dice que, de no ser por la miel, no habría encontrado a su compañera de vida. “Fue en el año de 1975, estaba yo muchacho”, precisa.
A comienzos de los años 70 la familia Cadavid practicaba la apicultura como un pasatiempo, solo les interesaba el consumo interno, los conocimientos los habían adquirido de un viejo monje. Sin embargo, en 1975, Fabio Cadavid, uno de los hermanos, decide emprender el negocio de la miel en su finca La Palma, ubicada en esa zona del norte de Antioquia.
“Esta es una tradición heredada, mi papá la obtuvo de los monjes de Yarumal y yo la heredé de él, y de eso vivimos, de comercializar la miel, dentro de los derivados de esta”, relata Gildardo Cadavid, uno de los hijos de don Fabio, quien se dedica al mercadeo de este producto en los municipios vecinos a San Andrés de Cuerquia.
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“Nuestro trabajo, si bien es explotar este recurso de las abejas, estamos contribuyendo a su protección y conservación, y por consiguiente al medio ambiente. Al cuidar de estas, estamos garantizando la polinización en la naturaleza; algo que es fundamental para la fauna también, porque es una cadena que está enlazada al medio ambiente”, señala.
Pero la tradición heredada de un antiguo monje no quedó ahí, don Fabio y su familia se expandieron por parte del norte lejano en municipios como Toledo e Ituango. Pero la llegada de la hidroeléctrica y la compra de predios por parte de EPM, disminuyó el rango de producción, obligando a la familia Cadavid a mirar otras tierras en la serranía de San Jacinto en Córdoba y en el golfo de Morrosquillo.
“Esto debido a que la apicultura ha aumentado en la región y nos vemos estrechos en lotes que eran propios de la actividad, EPM compró parte de los predios donde teníamos parte de nuestros apiarios, pero seguimos siendo fuertes sobre el río San Andrés, donde tenemos parte de nuestras abejas”, indica Gildardo, quien ha acompañado a su padre en este trabajo desde hace más de 20 años.
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La temporada de noviembre y diciembre es fundamental para producir la mejor miel de Antioquia. Según Cadavid “las características de este tipo de abeja es que es mono floral, y aprovechan las variaciones del clima para obtener su alimento, así las cosas, tenemos un bosque seco tropical que cambia en esa época y el sabor de la miel es más sabroso”.
La miel de abejas ha sido por décadas fuente de sustento de muchas personas en el departamento de Antioquia. Desde San Andrés de Cuerquia, la familia Cadavid lleva 50 años dedicada a su producción, una labor reconocida en la región.
“Tiene una diferencia en textura, color y sabor; la Secretaría de Agricultura de la Gobernación de Antioquia, registra esta miel como una de las más deliciosas del departamento”, afirma el apicultor, quien se siente orgullosos de su profesión, quiere a las abejas y vive agradecido con estas por el aporte le dan a su familia y al medio ambiente.