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Seamos abejas: lecciones para aprender de este pequeño insecto

Hoy se celebra el Día Mundial de las Abejas, una conmemoración de la ONU y la FAO, dada su importancia en la producción alimentaria global.

Por: Deysa Rayo

Las vemos volar y hasta nos asustamos, son pequeñas, generalmente amarillas con rayas negras, colores que le ayudan a mimetizarse entre las flores y los jardines, sus lugares favoritos. Pero realmente es muy poco lo que sabemos de ellas y de su importante función de polinización de las plantas que contribuye de manera definitiva a la seguridad alimentaria del planeta.

Es por esto que el Campo En La Radio dedicó su programa a la celebración de la gran labor que realiza este pequeño insecto que tiene muchas enseñanzas para la especie humana y que debemos cuidar por nuestra propia conservación.

Arranquemos por decir que este 20 de mayo ha sido elegido como la fecha de celebración, pues este dia nacio el esloveno Anton Janša, quien en el siglo XVIII fue pionero en las técnicas modernas de apicultura.

Aunque muchos investigadores coinciden que el merecedor de este homenaje debió ser Karl Von Frisch, premio Nobel de Medicina en 1973, quien a través de sus estudios estableció el código de las abejas, descubrió que al regresar a la colmena ellas comunicaban a sus compañeras la localización de los campos ricos en flores que habían encontrado, mediante un lenguaje corporal consistente en un curioso baile.

El profesor Jorge Tello, zootecnista y docente de la Universidad Nacional, destacó este importante estudio. “Se descubrió como era el código de las abejas a través de la observación y de hacer la triangulación entre el sol, la colmena y el alimento siendo la colmena el vértice de este ángulo, para decirle a las otras abejas donde hay comida, a dónde ir a buscar alimento”, señaló.

Foto: Archivo / Pixabay.

En Colombia hay cerca del 5 por ciento de las abejas del mundo y tienen un papel fundamental, no solamente en la cantidad de alimento que se produce, sino en su calidad. Según datos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el proceso de la polinización mejora la producción de unos 2 mil millones de pequeños campesinos en todo el mundo y garantiza la seguridad alimentaria y nutricional de la creciente población del planeta.

Para Tello, las abejas son como unas ‘biofábricas de agua’, “porque ellas al polinizar, es decir, transportar el material genético de una planta a otra, mejora la salud genética de los bosques, porque incrementa la variabilidad y permite a los bosques mantenerse vivos sanos, vibrantes y permanentes”, explicó.

En ese sentido, José Gómez Franco, especialista en proyectos productivos de la FAO en Colombia, señalo que la productividad, la seguridad alimentaria y la capacidad de los sistemas productivos dependen en su mayor parte de la polinización de las abejas.

“Porque incrementan no solo en la cantidad, sino en la calidad del producto, inclusive el tamaño del producto depende de esa polinización y todo esto se ve representado en mayores beneficios económicos para nuestros campesinos”, argumentó.

A partir de allí nace la ‘melicultura’, un concepto nuevo que se viene impulsando desde la FAO y que se asocia a la conservación protección, promoción y mejoramiento de la flora melífera, es decir, la flora de la cual se alimentan las abejas.

Foto: Archivo / Pixabay.

“Lo que hacemos es traducir el esfuerzo de la abejas en su actividad productiva, es decir, lo que produce; la miel, el polen, el propóleo, la jalea real, la apitoxina y tomamos todos estos beneficios y los traducimos en un incentivo económico que es llevado a las familias campesinas que protejen la flor y sus propios cultivos”, detalló Gómez.

Ahora bien, ¿qué podemos aprenderle como sociedad a estos pequeños insectos? Para el profesor Tello son muchas las lecciones que nos deja entre ellas la generosidad.

“Las abejas son muy generosas, ellas a través de la trofalaxia intercambian alimento boca a boca, entonces una abeja que llega con alimento le da alimento a las otras, le está entregando no solamente la comida, sino que está entregando información de donde capturó ese alimento, dónde lo consiguió”, expuso.

Además, destaca esa capacidad de trabajo y su sentido de altruismo. “Son muy trabajadoras y tienen un sentido altruista en grado extremo, es un atributo de las abejas, cuando ella pica lo hace como un acto de amor, porque al picar muere, entonces dan la vida por sus hermanas, por su mamá”, sostuvo.

Y finalmente la organización que tienen las abejas dentro de su colmena es otra de las lecciones para aprender.

“Es algo sorprendente como una abeja hace, deja de hacer y les permite a las otras hacer, eso en una sociedad es fundamental porque a veces el dejar hacer, el permitir hacer al otro, es tan importante como el hacer”, comentó el docente.

El profesor destaca también la manera como las abejas como sociedad se adaptan mejor a los cambios. “Las abejas han sobrevivido en condiciones adversas, como ocurre y ha ocurrido durante toda su evolución, las abejas han evolucionado acumulando alimento desde hace más o menos 130 millones de años, ha habido extinciones de animales en masa, pero las abejas continuaron en la tierra gracias a que, en su conservación, en su diseño de vida evolutivo como sociedad, logran acumular recursos que les permiten sobrevivir en épocas adversas” concluyó.

Foto: Archivo / Pixabay.

Mauricio Hernández Fuentes, quien es apicultor y forma parte del Colectivo Abejas Vivas, resalta su organización. “La sociedad es matriarcal toda gira en función de su reina y las que trabajan son obreras hembras, esta sociedad es perfecta y nos enseña que tenemos que aprender a amarlas, a cuidarlas a no destruirlas”, dijo.

Mauricio hizo un llamado a los agricultores y al Gobierno Nacional a cuidar a las abejas y a apoyar un proyecto de ley de apicultura y protección a los polinizadores que cursa en el Congreso de la Republica, “que busca que sean regulados los agrotóxicos, para que no sigan matando a nuestras abejas, los agrotóxicos y los agroquímicos son su principal enemigo”, puntualizó.

Se calcula que en Colombia hay cerca de 3 mil apicultores que unen su voz para pedir, como el profesor Tello, que no maten a las abejas. “Hay que dejarlas quietas, y si se descubren enjambres en lugares inadecuados hay que llamar a un apicultor para que las reubique, pero por ningún motivo se deben matar”, advirtió.

Esperamos que un día como este nos sirva para reflexionar sobre lo que estamos haciendo bien y qué estamos haciendo mal en la conservación de las abejas, una oportunidad para aprender las lecciones de estos pequeños seres que hoy celebramos.

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