Pasar al contenido principal
CERRAR

Arracacha: legado y emprendimiento en Cajamarca, Tolima

Una familia que lleva cuatro generaciones cultivando este tubérculo en Cajamarca, nos cuenta su experiencia con este emprendimiento orgánico.
Foto: lbac.ueb.cas.cz
Ángel López

Sembrar arracacha en el municipio de Cajamarca, Tolima ha sido una tradición. Este cultivo ha estado presente en la vida de varias familias campesinas quienes han sido afortunadas por contar con una tierra fértil, debido a su cercanía al volcán Cerro Machín y porque es una región alimentada por ríos y 161 nacimientos de agua. El esfuerzo, la perseverancia y las ganas de emprender han hecho que este producto trascienda y ya se estén implementando cultivos orgánicos y alternativas de comercialización y consumo.

En nuestro país se cultivan cerca de 10.000 hectáreas de arracacha en 18 departamentos con más de 5.000 productores. Este cultivo se concentra principalmente en el departamento del Tolima con más de 5.600 hectáreas anuales, de las cuales los municipios de Cajamarca e Ibagué aportan el 90% de zonas cultivadas.

Bernain Vargas, un arracachero que hace parte de la tercera generación de cultivadores de este producto en la finca Bellavista, ubicada en la vereda La Tigrera de Cajamarca, Tolima, luego de su paso por Bogotá hace unos 8 años, para probar suerte, se dio cuenta que Cajamarca era el primer productor de arracacha en el país. Como la historia del hijo pródigo, decidió regresar a su casa en un intento de cambiar la dinámica del campo en su territorio.

Así inició su investigación para encontrar una manera de cultivar de forma orgánica. En su primer intento cuenta que fracasó y él mismo explica las razones de cultivar de manera limpia: “los suelos estaban adaptados a los agroquímicos, también el trabajo con procesos sustentables y sanos triplicaba la mano de obra”. Después de cuatro años, empezó a ver frutos de su propuesta de arracacha orgánica, con un sistema biodinámico de manera sostenible y sin químicos.

Bernain comentó cómo fueron los inicios de su primer negocio de distribución: “un día me visitó un amigo, quien pidió unas muestras para llevar a un restaurante de Bogotá. No pensé mucho sobre la propuesta y sin ninguna pretensión le di tres muestras”. Al cabo de un mes su amigo lo llamó, y le dijo que los dueños del restaurante querían hablar con él. Pasados unos días se encontraron en Ibagué, donde Bernain llevó más muestras y les explicó su forma de cultivar.

Los dueños del restaurante decidieron visitar el cultivo atraídos por las buenas prácticas con la naturaleza, y sobre todo el enfoque en un consumo saludable. En esta visita se enteró que estas personas eran los propietarios de la cadena de restaurantes Crepes & Waffles.

En ese momento, Cajamarca era conocido a nivel nacional y en otros países por haber ganado la consulta popular de no a la minería contra Anglogold Ashanti, posicionando al municipio como una despensa agrícola libre de minería y un territorio de alimentos sanos y orgánicos.

Es así como Bernain se asoció con 24 personas más, para la venta de arracacha. Creando ASABIO: Asociación Agropecuaria Biorgánica de Cajamarca, de ella, la mitad de arracacheros hoy en día abastecen la cadena de restaurantes Crepes & Waffles.

Jóvenes emprendedores con grandes ideas

Luego de estos aciertos en la propuesta de Bernain para cultivar arracacha de forma orgánica, se sumó una idea de su hijo Harrison Vargas, un chico de 13 años que se dispuso a freír arracacha y empacarla para vender en su colegio. Junto a su familia decidieron apostarle a una idea de negocio para abrirle nuevos canales de distribución al apetecido tubérculo.

Actualmente se encuentran creando la empresa de ‘Snacks de Arracachas Artesanales’, que ha venido deleitando a los pobladores de Cajamarca. Estos pasabocas no son solo un producto manufacturado, sino una propuesta de un niño que crece rodeado de emprendimiento e ideas, ayudando a su familia, a los agricultores y a la conservación de la naturaleza.

“La idea surgió de ver problemáticas aquí en nuestro municipio de por qué el campesino no tiene esa facilidad de vender sus productos, sino que los vende a precios muy baratos. También es como hacemos que el campo sea de atractivo para los jóvenes, que ellos se queden acá y mejoren su vida en el municipio. Que se preserve esa cultura campesina y se siga haciendo ese relevo generacional”, mencionó Harrison sobre las motivaciones que tuvo para emprender con los ‘Snacks de Arracachas Artesanales’.

El sueño de lograr procesar altas cantidades de arracacha ya empezó, pues dicen no dar abasto, en los últimos días han tenido pedidos desde varias zonas del país superando los 200 paquetes diarios que estaban acostumbrados a producir. Un emprendimiento que inició en el colegio, luego pasó algunas ferias locales y ahora se expande por Colombia. Su padre Bernain dice que espera poder exportar la arracacha ya sea fresca o como pasabocas, señaló que las dificultades están en la falta de cadena de frío durante su comercialización a otros países, como también el asesoramiento logístico.

Harrison y sus hermanos hacen parte de la cuarta generación de la familia Vargas que cultiva arracacha en Cajamarca, un legado de más de 100 años de tradición del ‘tubérculo de los Andes’. La arracacha conocida también en otros países como: arracache, racacha, apio criollo o zanahoria blanca, no es solo una fuente de vitaminas, minerales y proteína vegetal, sino también un alimento de esperanza y cultura en nuestro país.

Artículos Player