‘Jorottui ipuanai’: nueva especie de araña látigo descubierta en La Guajira
La iniciativa, que tuvo una duración de año y medio, surgió de una investigación en la que se redescribió una especie de araña de África occidental descrita en 1921 y denominada 'Paracharon caecus', esta arrojó un nuevo género y especie troglobitica de araña látigo para Colombia: la 'Jorottui ipuanai', convirtiéndose en el primer registro de la familia Paracharontidae para el continente Americano (nuevo mundo) y la segunda especie existente fuera de África (viejo mundo).
Quien realizó el descubrimiento fue Miguel Gutiérrez Estrada, biólogo, investigador junior, miembro del grupo de investigación de territorios semiáridos del Caribe y estudiante de maestría en 'Gestión Integral frente al Cambio Climático', de la Universidad de La Guajira, en colaboración con reconocidos aracnólogos: el doctor Jairo Moreno-Gonzalez y Lorenzo Prendini, del Museo de Historia Natural de Nueva York (Amnh).
De acuerdo con el investigador, “el género lleva el nombre de “Jorottui”, palabra wayuu que significa “lugar donde reina la claridad perenne” y la especie lleva el nombre de Ramon Paz Ipuana (1937-1992), por un educador, investigador, lingüista, poeta y escritor wayuu venezolano, quien dedico parte de su vida al estudio de la cultura y promoción de los derechos y tradiciones del pueblo indígenas.
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En ese sentido, los resultados del trabajo fueron publicados en la prestigiosa revista del Museo de Historia Natural de Nueva York (American Museum Novitates). Esta nueva contribución al conocimiento de los arácnidos en La Guajira, Colombia y el continente Americano, significa que actualmente la Universidad de La Guajira y el biólogo Miguel Gutiérrez Estrada son referentes en estudios aracnológicos a nivel nacional e internacional, lo cual fortalece su visibilidad y reconocimiento.
El nuevo género y especie (Jorottui ipuanai) es considerado un fósil viviente y se encuentra presente en un complejo de cuevas y/o cavernas en la Serranía de Bañaderos, en los municipios de Hatonuevo, Barrancas y Fonseca, en La Guajira.
Este descubrimiento, después de un siglo, demuestra que la península es una región con alto valor para estudios enfocados al conocimiento de la biodiversidad.
