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La Casa de la Paz: el museo de la memoria histórica en el Catatumbo

En la vereda Puerto Barco, en Tibú, Norte de Santander, ´La Casa de la Paz´ busca rescatar a través de elementos audiovisuales y sonoros la historia del Catatumbo.
Catatumbo | La Casa de la Paz, museo de la memoria histórica
Anderson Salinas

Cuentan los habitantes del “Sesenta” -como se le conoce a la vereda-, que hace algunos años este territorio sufrió los embates de la guerra; pero hoy, gracias a un museo visual y sonoro, se busca la resignificación de la historia que se vivió en esta zona del Catatumbo.

Mientras respira agitado y nos abre las puertas de la casa donde ahora funciona el museo, Cristian Lindarte, presidente de la Junta de Acción Comunal, comenta que fueron muchos los conocidos que entraron en ella y no salieron con vida. “Nosotros la llamábamos la casa del horror”, y fue el epicentro entre 1999 y 2004 de hechos que pocos quieren recordar.

“Al momento que se funda la vereda se instaló la estación de Policía del corregimiento en esta casa. Cuando ellos se fueron y llegaron los paramilitares vieron a este lugar como el sitio perfecto para instalar su oficina y desde donde impartían órdenes”, cuenta Lindarte.

Una temperatura de 40 grados centígrados resguarda una fachada de color blanco, ventanas de color marrón y tejas de zinc que son la entrada al resguardo de la memoria histórica de las víctimas del conflicto armado en la región.

“Esta casa fue una propuesta que nace de la mirada que le dieron las comunidades a las necesidades que teníamos en el territorio. Lo primero que nos encontramos al entrar a la casa son mensajes alusivos a la importancia de la memoria”, expone Cristian.

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De igual forma se encuentran audios y videos con los que se puede comprender cómo eran los comienzos de los años 2000 cuándo el flagelo del conflicto armado tenía como protagonistas a varios bandos.

Mientras nos hace un recorrido por la casa, Lindarte agrega que también esperan que el museo se convierta en un lugar donde las instituciones educativas puedan desarrollar sus encuentros y los jóvenes tengan la oportunidad de aprender de sobre la historia del Catatumbo, especialmente del corregimiento.

“Si seguimos por la sala, a mano izquierda vemos sobre las paredes imágenes de los momentos más tristes e importantes que vivimos en el corregimiento, como la desmovilización de los paramilitares, o los momentos que vivimos en 1999 y 2005 con las masacres que desarrollaron contra los campesinos de la región”, añade Lindarte.

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La Casa de la Paz, que fue presentada en 2021, hace parte del Plan Integral de Reparación Colectiva de la comunidad; y la sombra de la memoria histórica la entregan dos calabozos que en algunos años fueron el lugar de la oscuridad.

“Ellos tenían una camioneta que le llamábamos ‘la última lágrima’, que era donde traían las personas para encerrarlas en estos calabozos; sobre las paredes había mensajes de las personas que estuvieron aquí, pero con la reestructuración que se le hizo, fueron borrados… y es todo eso lo que queremos contar para que los colombianos tengan la conciencia que lo que sucedió en este territorio fue tan difícil que hoy solo queremos vivir en paz y en tranquilidad”.

Con material fotográfico, sonoro y audiovisual, la Casa de la Paz es un espacio donde la memoria histórica es la clave para la convivencia y la reconciliación, y que se abre de par en par para recibir a todo el que quiera conocer una parte de la historia colombiana.

Un lugar que, para la comunidad del corregimiento de La Gabarra, tiene un capítulo importante en la historia del Catatumbo, porque cuando el conflicto armado tocaba la región, está localidad de Norte de Santander sufría los estragos.

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