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Gestoras sociales: las coequiperas del progreso y la paz en el Catatumbo

Con proyectos productivos, capacitación, emprendimientos y mucha gestión, buscan la reivindicación del género en una zona afectada por el conflicto.
Geovanny Mejía

Lideresas de Ábrego, La Playa de Belén, Hacarí, Teorama, San Calixto, El Carmen, El Tarra, Convención, Sardinata, Cáchira y La Esperanza en Norte de Santander, decidieron unirse para apoyar a las administraciones municipales de la subregión en la gestión encaminada a mejorar la calidad de vida de las mujeres.

Esto, no solo se logra acudiendo a organizaciones de cooperación, sino también desarrollando proyectos productivos que permitan reconstruir tejido social desde los núcleos familiares.

Ocaña, como capital natural del Catatumbo, con cultura e idiosincrasia fusionadas en once municipios de la provincia, en la que las mujeres se debaten entre su vida familiar y los problemas sociales, fue el punto de partida para integrar la región a través de las gestoras sociales.

Desde este panorama se quiso fortalecer el rol de gestora social activando la iniciativa que hoy en día se conoce como la Asociación de Gestoras Sociales del Catatumbo, desde donde adelantan una labor voluntaria en beneficio de las habitantes de la zona que están en condiciones de pobreza.

Desde septiembre de 2020 empezaron, según la presidente de la Asociación Magda Pallares Torrado, “con una labor muy bonita pues trae grandes satisfacciones”.

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Entre las acciones destacadas está el programa Poder Rosa con el que se busca devolverle a las mujeres el papel preponderante en su comunidad y reivindicar sus derechos a través de procesos de tipo solidario con asociaciones o cooperativas. Mediante métodos de fortalecimiento, empoderamiento, formación y capacitación a las mujeres, se busca “que tengamos oportunidades, libertad financiera, y que las mujeres de la región puedan estar más felices y tranquilas (…) si nuestras mujeres están bien, sus hijos estarán igual”, dice Pallares.

Otra labor importante se desarrolla con la Fundación Save The Children en la que 370 niños de los municipios están en actividades de formación, capacitación, fortalecimiento de derechos y gobernanza.

Un proceso considerado como efectivo fue el logrado a través de convenios de cooperación, en la que mujeres de la región afrontaron la pandemia con el emprendimiento creando una pequeña empresa para producir tapabocas y trajes antivirales que fueron comprados por el sistema de salud de Norte de Santander, para ser llevados a los puestos de salud de los centros poblados.

Con esta actividad se generó empleo para mujeres que hacen parte de 18 núcleos familiares. Desde este espacio se creó una cooperativa de confecciones, recibieron máquinas y desde su taller adelantan labores productivas formales con capitalización y conexión a mercados, lo que les permite aportar para el sustento de sus familias, explica la presidente de la Asociación.

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Otro reto que se ha dado durante la pandemia es la protección de las mujeres para evitar que sean víctimas de maltrato intrafamiliar. Para esto, se activó en Ocaña una cuenta para que las damas generaran alerta por maltrato buscado atención inmediata. Con el lema “una mujer con libertad financiera no se somete”, se les incentiva para que decidan hacer parte de los esfuerzos y generar proyectos productivos de autosostenimiento.

El proceso de la Asociación no ha sido fácil, sostiene Pallares, “pues requiere dedicación, tiempo y compromiso ya que la gestión social no maneja recursos, sin embargo, la posición de liderazgo de las gestoras sociales abre espacios que se traducen en oportunidades para la región”

Para las Gestoras Sociales del Catatumbo ha sido valioso que los alcaldes comprendan que el papel de la gestora social es de coequipera y ayuda idónea para los planes de gobierno, que es transversal a las secretarias y dependencias de los gobiernos municipales.

“Generar espacios a las mujeres es sinónimo de garantía y éxito siempre que haya solidaridad, la mujer es un motor dinamizador de la sociedad, dadoras de vida, ocupando cada vez más espacios de liderazgo y participación”, añade Payares.

Dentro de la Asociación de Gestoras se considera que cuando las mujeres logran entender que juntas pueden salir adelante, cooperando entre ellas, aportando en las oportunidades de transformación, priorizando a las víctimas, a las mujeres rurales y cabeza de hogar para que sean tenidas en cuenta, empiezan a suceder cosas diferentes en la sociedad.

Para este 2022 la Asociación de Gestoras Sociales del Catatumbo seguirá tocando puertas en procesos de gestión, elaborando proyectos para dirigir a entidades del orden nacional y de tipo solidario, y que pongan los ojos en el territorio.

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